BAYER incinera residuos tóxicos |
El grupo BAYER ha
aceptado el encargo de incinerar 4.500 toneladas de hexaclorobenzeno
procedentes de Australia, una operación por la que la empresa recibirá tres
millones de euros.
Ecologistas en Acción
recuerda que el hexaclorobenzeno es un residuo altamente peligroso y que
forma parte de la llamada "docena sucia", las dioxinas más peligrosas que se
prohibieron en el Convenio de Estocolmo. La asociación ecologista denuncia
que esta sustancia no es biodegradable y provoca trastornos metabólicos,
cáncer y graves afecciones orgánicas en los humanos.
Ya en la década
de los 80, la "Coalición
contra los peligros de BAYER" (Coalition against BAYER Dangers) advirtió de la
construcción en Dormagen de una incineradora de residuos peligrosos y de la
ampliación de la de Leverkusen. Actualmente, unas 300 empresas, tanto
alemanas como de fuera, envían a estas instalaciones, que se encuentran en
una región densamente poblada, 600.000 toneladas anuales de productos
altamente tóxicos.
En 2004, estas
incineradoras emitieron 27 toneladas de dióxido de azufre, 10 toneladas de
amoniaco y 227 toneladas de óxidos de nitrógeno. La de Leverkusen ha
duplicado sus emisiones de SO2 en cuatro años y la de Dormagen las ha
cuadruplicado. Ambas emiten además monóxido de carbono, partículas, monóxido
de nitrógeno y metales pesados.
Otro problema
son los restos que se acumulan en los filtros de los gases de escape, que
contienen toxinas y que hay que depositar en un vertedero de seguridad. A
pesar de las preguntas, BAYER nunca ha publicado la composición y
cantidad de estos residuos.
La salud de la
población local no sólo está amenazada por las sustancias tóxicas en el
aire, sino también por el transporte de residuos peligrosos que cada vez
provoca más vertidos accidentales, y por los numerosos accidentes ocurridos
en estas plantas: explosiones, escapes de gas e incendios.
BAYER
ha sido obligada a reducir sus emisiones por una legislación ambiental cada
vez más estricta, sin la cual el grupo no hubiera invertido en nuevas
tecnologías.
Y con
preocupante caradura admite: “La ley alemana de control de inmisiones de
mediados de los 1990 nos exigió una mayor purificación de los gases de
escape.
Nuestro grupo siempre ha luchado contra estas nuevas directivas e incluso
llegamos a impugnar la ley y la obligación de control remoto de las
emisiones.”
ecologistasenaccion.org
10 de abril
de 2007
Volver
a Portada