El caso
de las plantas de
celulosa
de Botnia
y Ence
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El visto bueno para las plantas de celulosa dado por
el nuevo gobierno fue resuelto prácticamente sin
mediar discusión. El monto de las inversiones, los
empleos que se crearían fueron los argumentos de mayor
peso de quienes defienden esos proyectos. La
afectación del ambiente,
es una de las -varias- críticas.
El tema de
las plantas de celulosa proyectadas en Fray Bentos es
tan irritante en la interna del Encuentro Progresista
del departamento de Río Negro que todos los candidatos
a diputado en las últimas elecciones hicieron un pacto
para no hablar del asunto. Sin embargo, Nora Gauthier,
que a la postre resultó la más votada, desafió a sus
compañeros y a su sector, el mpp, y se opuso
abiertamente a estas inversiones que, en la vereda de
enfrente, muchos ven como una tabla de
salvación.También la edila Delia Villalba, electa en
las municipales pasadas por el mismo sector de
Gauthier, se convirtió, junto a la dentista Julia
Cóccaro, en tenaz enemiga de las plantas de celulosa.
Ambas mujeres encabezan el Movimiento por la Vida, el
Trabajo y un Desarrollo Sustentable (Movitdes), creado
en 1996 para resistir a otro proyecto considerado
nocivo: el de Transpapel.
Durante la campaña electoral
el hoy presidente Tabaré Vázquez evitó abordar
directamente el delicado asunto. "El tema lo está
tratando la comisión de programa" (del Frente Amplio),
dijo cuando los periodistas lo interrogaron al
respecto en Fray Bentos. Pese a que durante un acto en
la localidad riverense de Minas de Corrales, el 5 de
junio último, Día del Ambiente, fustigó a las
multinacionales "que se llevan la riqueza y dejan
basura", Vázquez no encontró tiempo para recibir a los
ambientalistas que querían explicarle de primera mano
por qué se oponen a la construcción de una planta de
la española ENCE en M'Bopicuá y otra de la finlandesa
Botnia al norte de la capital departamental. También
permaneció inaccesible para los ambientalistas tanto
durante la campaña como en la larga transición.
Cansados de esperar una entrevista, solicitada desde
febrero de 2004, los ambientalistas le hicieron llegar
una carta en San Javier, otra parada de una de sus
giras.Los dirigentes blancos y colorados de Río Negro,
a diferencia de los de la izquierda, no expresaron
reservas ante los proyectos. Tanto el intendente
colorado saliente, Francisco Centurión, como el
diputado blanco Omar Laffluf, que aparece junto al
frenteamplista Óscar Terzagui como uno de los
favoritos para las municipales de mayo, se mostraron
entusiastas ante las proyectadas inversiones europeas.
Laffluf dijo a los finlandeses: "Vamos a contar con
ustedes para que nos ayuden a dignificar la vida de
los rionegrenses".
EXPECTATIVAS
Al menos
hasta hace unos meses, la opinión pública fraybentina
estaba en su mayoría a favor de la construcción de las
plantas. Las razones parecen contundentes: entre ambas
prevén crear, una vez en actividad, 600 puestos de
trabajo directos y 8 mil indirectos.No obstante,
muchos ya tienen conciencia respecto de las
condiciones de trabajo que imponen o toleran las
empresas forestales que operan en Uruguay,
subsidiarias de las mismas compañías españolas y
finlandesas, y del daño que pueden ocasionar no sólo
al ambiente sino a otros sectores de la producción.El
balneario Las Cañas, ubicado a apenas ocho quilómetros
de Fray Bentos, llegó a atraer unos 20 mil visitantes
al día (tantos como habitantes tiene la capital
departamental). De instalarse las plantas, esa
actividad, de la que dependen unas 2 mil personas, se
vería afectada, al menos por el olor que emanaría de
las plantas de celulosa, que los propios responsables
de las firmas reconocen no poder eliminar por
completo.También se ha dicho que la producción de miel
corre riesgos. Sólo a Alemania, Uruguay exporta por
más de 16 millones de dólares al año, y ese país
europeo, de acuerdo a grupos ecologistas, prohíbe la
importación de miel elaborada en un área de 100
quilómetros a la redonda de este tipo de plantas.La
pesca artesanal es otro de los rubros en peligro.
Aunque los inversores afirman que no contaminarán las
aguas, el ejemplo de la planta de celulosa de Arauco,
en Chile, apunta en sentido contrario. La fábrica -
con tecnología de punta finlandesa- debió ser cerrada
temporariamente por el gobierno de Ricardo Lagos luego
de que se constatara la muerte de al menos 2 mil de
los 8 mil cisnes de cuello negro que, entre otras
cosas, son una atracción turística de la zona. El olor
penetrante, dicen los ambientalistas, llegaba hasta la
ciudad de Valdivia, ubicada a más de 50 quilómetros.LO
QUE PUEDE EL DINERO. Resistir una inversión de 1.100
millones de dólares, como la anunciada por Botnia, que
se sumarían a los 500 millones proclamados por ENCE,
resulta, sin dudas, harto difícil.Si bien en el caso
de la nórdica al menos la mitad del dinero no saldrá
nunca de Finlandia, porque corresponde a la inversión
en maquinaria que se comprará allí, la cifra sigue
siendo lo suficientemente alta como para conmover a la
débil economía uruguaya y hasta hacer olvidar cierta
vaga conciencia ambiental.El ministro de Economía,
Danilo Astori, acogió siempre de buen grado a Botnia,
no sólo porque hará crecer 1,6 por ciento el PBI sino
sobre todo debido a que significa una "buena señal" a
los inversores que tanta falta le hacen a un gobierno
de izquierda si quiere llevar a cabo los cambios que
prometió.El propio Vázquez dio el sí oficial a Botnia
tras recibir a los ejecutivos de la firma el 22 de
febrero en el hotel Presidente. El mandatario electo
actuó así en consonancia con su predecesor Jorge
Batlle, quien en 2003 llamó al entonces director de la
Dirección Nacional de Medio Ambiente (dinama), Aramís
Latchinián, y le dijo: "Te voy a mandar a una empresa
finlandesa. Se trata de la mayor inversión de la
historia del Uruguay, no los asustes".Los actuales
ministros de Medio Ambiente (Mariano Arana), Industria
(Jorge Lepra), Ganadería y Agricultura (José Mujica) y
Turismo (Héctor Lescano), directamente implicados en
el tema, estuvieron de acuerdo con las inversiones
proyectadas, o acataron disciplinadamente.Pero no
todos tienen el deber de ser tan pragmáticos. Durante
el Foro Social Mundial de Porto Alegre, el escritor
Eduardo Galeano y el premio Nobel de la paz argentino
Adolfo Pérez Esquivel, junto a otras personalidades,
firmaron una carta abierta a Tabaré Vázquez (véase
BRECHA, 4-II-05) en la cual fustigan duramente el
modelo actual de monocultivos forestales, "que ha
profundizado la exclusión social, la concentración y
extranjerización de la tierra y la degradación del
ambiente", y advierten que la instalación de las
plantas de celulosa no sólo consolidará ese modelo y
provocará contaminación sino que "desplazará fuentes
de trabajo locales en los sectores agropecuario,
turístico y de la pesca, así como también impactará
sobre la salud de la población local uruguaya y
argentina".
¿PAN SÓLO PARA HOY?
Quienes
están a favor de la instalación de las plantas
sostienen que si bien cualquier industria es
contaminante, el desarrollo obtenido por los
finlandeses tanto a nivel tecnológico como de
democratización de la sociedad, transparencia y
conciencia ambiental asegura un buen punto de partida.
Estos argumentos no se sostienen con tanta firmeza
para el caso de ENCE (condenada por la justicia de su
país por daños al ambiente, véase recuadro), aunque
todo indica que su proyecto de planta en Uruguay fue
mucho mejor elaborado que el de Botnia. En cualquier
caso, dicen los promotores de ambas iniciativas, no se
puede frenar una inversión tan importante con el
argumento de que el país no está preparado para el
cumplimiento de las leyes ambientales. Más bien se
trata de aceptar el desafío.
Por
el contrario, quienes las rechazan apuntan que las
multinacionales, aun las "sanas" finlandesas, aplican
lógicas de ganancia y vienen a hacer en las zonas
pobres del planeta lo que les resulta demasiado caro
en el Primer Mundo. Y advierten que no necesariamente
van a ser aquí tan respetuosas de las normas vigentes
como lo deben ser en sus países de origen. Lo más
alarmante son los riesgos de contaminación con
dioxinas y furanos tanto del aire como de las aguas,
pese a que lo único que admiten los inversores como
efecto negativo es que habrá, cada tanto, un fuerte
olor a podrido.
Para muchos
rionegrenses, sin embargo, los argumentos de los
ambientalistas, a los que acusan de oponerse a estos
proyectos porque "tienen su vida económicamente
resuelta", resultan demasiado sofisticados. No pocos,
entusiasmados con la posibilidad de conseguir un
empleo para ellos o sus hijos, han llegado al mismo
razonamiento que otros obreros en otros países:
prefieren morir contaminados y no de hambre. Algunas
de las fuentes consultadas por BRECHA han insistido en
que habiendo muchos millones de dólares en juego,
detrás de cada argumento puede haber operaciones en
curso. Por ejemplo, que la oposición del gobierno
justicialista de Entre Ríos a las megaplantas
proyectadas de este lado del río no se basa tanto en
una preocupación genuina por el cuidado del río
Uruguay sino en que la inversión se concretó acá y no
allá. Los
ambientalistas contraatacan argumentando que ambas
poderosas empresas "han comprado estómagos y
conciencias" y que oponerse a estos planes es una
responsabilidad social.
La
prédica de los ambientalistas ha logrado sembrar dudas
en un sector de la población de Río Negro, pese a que
en general los medios locales están bastante o muy
influidos por las poderosas empresas forestales (véase
recuadro "Marketing verde") y que buena parte de los
habitantes de la ciudad está esperando "algo grande"
que sustituya al frigorífico Anglo, motor de la zona
hasta fines de los setenta.
MARKETING VERDE
Invitaciones a comunicadores
y personalidades diversas
a suculentos almuerzos, viajes a Finlandia
y España para políticos y periodistas y
generosas pautas publicitarias
(especialmente por parte de Eufores,
filial de ENCE), donativos para los
partidos políticos, aportes económicos
para escuelas y clubes de fútbol,
instalación de una reserva de fauna: las
operaciones de seducción llevadas a cabo
por los representantes de las firmas
europeas de celulosa en Fray Bentos fueron
numerosas y, al parecer, efectivas.
Durante uno de los encuentros con la
prensa local realizado en Fray Bentos, en
el cual se rifó un viaje a Finlandia entre
los periodistas, se anunció que para la
semana siguiente habría otro cupo. Algunos
malpensados interpretaron que se trataba
de una forma de influir sobre el contenido
de la información de esos medios en los
días que faltaban para el "evento". |
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La forma en
que fue presentando el proyecto de Botnia contribuyó,
sin dudas, a fomentar las críticas. Los finlandeses
contrataron a un heterogéneo grupo de especialistas
uruguayos y se jugaron más a ganar opinión pública con
acciones de marketing directo que a una explicación
detallada y coherente de lo que se proponen hacer. Las
dudas que generó su propuesta están expresadas en
severas críticas contenidas en un informe de técnicos
de la dinama (véase recuadro).
El DEBATE AUSENTE
A algunos
frenteamplistas rionegrenses la decisión tan
apresurada de Vázquez de acoger la inversión de Botnia
terminó por aguarles la fiesta del 1 de marzo y los
colocó rápidamente frente a la cruel realidad.Caso
paradigmático es el de la diputada rionegrense
Gauthier. Sin fuerzas para dar una batalla con chances
de ganar, la novel legisladora se ha mantenido en
relativo silencio, aunque fue de las pocas que no
aceptó comidas ni viajes de los finlandeses y les ha
hecho saber por todos los medios que no está de
acuerdo con la decisión oficial.Quien sí aceptó viajar
a Finlandia pero se mantiene en una postura crítica es
el dirigente metalúrgico e integrante del Secretariado
Ejecutivo del PIT-CNT Marcelo Abdala. Si bien su
gremio, junto al de la construcción, es de los que se
verá más beneficiado por las obras al norte de Fray
Bentos, que emplearán hasta 600 soldadores, Abdala
sigue pensando que la resolución del VIII Congreso de
la central sindical contra las plantas de celulosa
está bien fundada, más cuando está avalada por la
departamental de Río Negro. Abdala estima que hace
falta realizar un debate democrático al respecto
porque no se trata de una decisión simple.Los tiempos
del gobierno, sin embargo, parecen ser diferentes.
Además de la lógica que le impone su función ejecutiva
- especialmente el contacto con el mundo de los
organismos internacionales- , en esta decisión que
Vázquez parece haber adoptado sin marcha atrás
estarían influyendo factores que van desde la
ideología hasta la edad de los gobernantes. A la
izquierda en general, y a la latinoamericana en
particular, siempre le ha costado entender la
relevancia de los temas ambientales, permanentemente
relegados en función de otros supuestamente "más
urgentes". La generación que accedió a los puestos
clave del gobierno uruguayo fue precisamente formada
en esa tradición.
(Para este
informe fueron consultados, entre otros, Ignacio
Stolkin, Carlos Céspedes, Ricardo Carrere, Jorge
Lepra, Aramís Latchinián, Eduardo Galeano, Anahit
Aharonián, el grupo Guayubira, la Comisión
Multisectorial, Carlos di Pascua, Julia Cóccaro, Delia
Villalba, Nora Gauthier y Jorge de Giobbi).
Sergio Israel
Semanario Brecha
24 de marzo de
2005
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