De la retórica a la acción

 

 

El pasado 28 de mayo los Presidentes de Centroamérica y del Caribe se reunieron en San Pedro Sula, Honduras, para discutir y tomar medidas para enfrentar los efectos del cambio climático en la región.

 

El mismo día, más de 500 organizaciones de sociedad civil, entre ellas una nutrida delegación de Nicaragua conformada por la Mesa Nacional de Gestión de Riesgo (MNGR), la Coalición por el Derecho al Agua (CODA)1 y el Foro Ciudadano de Seguimiento a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, se autoconvocaron para desarrollar una Cumbre Paralela bajo el lema “Acción ante el cambio”, con el objetivo de debatir y generar propuestas desde los pueblos que pretenden incorporar en la Estrategia Regional Centroamericana sobre Cambio Climático.

 

Los antecedentes

 

En diciembre de 2007 Nicaragua fue anfitriona de la Conferencia Regional “Cambio climático: desastres y opciones de intervención” (+ Info), en la que participaron varias instancias regionales con el objetivo de potenciar, diversificar y profundizar los impactos de las diferentes iniciativas, buscando la creación de sinergias con otras intervenciones que se desarrollan en el ámbito de la gestión del riesgo de desastres o del desarrollo local.

 

Finalizando la conferencia fue presentada la Declaración de Managua, en la que se planteó que el fenómeno del cambio climático y sus efectos ya son una realidad como consecuencia “de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), emitidos principalmente por los países industrializados, que aumentan el riesgo de las sociedades de la región por la intensidad y frecuencia de eventos socio naturales. Más allá de la preocupación por reducir los GEI y de las ‘alternativas’ que el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL)2 ofrece a la región, es imprescindible que los gobiernos demanden a los países industrializados la reducción de sus emisiones de gases. Además, resulta urgente la implementación de políticas, estrategias y acciones concertadas con actores y sectores de la sociedad civil, para adaptarse y mitigar el cambio climático”, sentenció la declaración.

Libby Canales

 

Según Libby Canales, facilitadora de Incidencia Ambiental del Centro Humboldt, “A partir de la Declaración de Managua, las organizaciones de la sociedad civil de la región dieron a conocer nuevas propuestas de políticas de la sociedad civil y con participación desde las localidades, como instrumentos para una gestión integrada entre gobiernos, sociedad civil y población en general. Como sociedad civil –continuó Canales– asumimos el compromiso de informar e involucrar a la población en el tema del cambio climático, se organizaron talleres para generar propuestas desde las localidades, y las organizaciones siguieron capacitándose y se desarrollaron acciones de incidencia a nivel nacional y regional, entre ellas la Cumbre Paralela en San Pedro Sula, la cual representa la continuación del proceso iniciado en 2007 con la Conferencia Regional”, concluyó la facilitadora del Centro Humboldt.

 

La Cumbre Paralela “Acción ante el cambio”, dio a conocer un documento que reúne las principales posiciones, demandas, compromisos y sugerencias para definir estrategias frente al cambio climático, y se logró un espacio en la Cumbre de Presidentes para su presentación.

Sonia Wheelock

 

Los compromisos

de los Presidentes

 

En su presentación ante los medios nacionales e internacionales, Sonia Wheelock, de la Coalición por el Derecho al Agua (CODA), consideró como positiva la decisión de los mandatarios de acordar estrategias y buscar salidas al grave problema del cambio climático, y se enfocó en la declaración firmada por los países miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y de la Comunidad del Caribe (CARICOM, por sus siglas en inglés).

 

Entre los señalamientos más importantes de la declaración destacan la  necesidad de crear medidas de adaptación y mitigación ante el cambio climático, reconocer el vínculo entre cambio climático y la multidimensionalidad que éste conlleva, “es decir, el cambio climático está relacionado con la prevención de desastres, la desertificación, el tema de energía, con la gestión integrada de recursos hídricos, el cambio de uso de los suelos, la salud pública y enfermedades, la seguridad alimentaria, la educación y la paz social, entre otros. De esta manera, por primera vez los Presidentes reconocieron que el cambio climático conlleva impactos sociales y económicos, y que no se puede hacerle frente sin tomar en serio otros temas pendientes como la reducción de la pobreza, el hambre, la desnutrición, la pérdida de biodiversidad, el deterioro de los ecosistemas y sin cambiar los modelos de producción y consumo”, señaló Wheelock.

 

Otros puntos que acordaron los Presidentes fueron tratar el cambio climático como tema transversal y prioritario, apoyar la Estrategia Regional de Cambio Climático, la Estrategia Agroalimentaria y de Salud que fue discutida en la Cumbre de Ministros en Panamá y que se enfoca, sobre todo, en la zona rural de la región. Se comprometieron también a apoyar el Plan de Acción de Bali, para lograr un nuevo acuerdo sobre calentamiento global antes de 2009, el Programa Regional de Reducción de la Vulnerabilidad y Degradación Ambiental (PREVDA) y a seguir trabajando bajo el mecanismo establecido en el Protocolo de Kyoto, apoyando también un mercado de carbono amplio y equitativo, donde los principales emisores de Gases de Efecto Invernadero (GEI) tienen las principales responsabilidades.

Alejandro Alemán

 

Las propuestas de la

sociedad civil desde los pueblos

 

Según Alejandro Alemán, de Incidencia Ambiental del Centro Humboldt, es importante hacer un balance entre las propuestas que presentaron en San Pedro Sula las más de 500 organizaciones de sociedad civil y las decisiones tomadas por los Presidentes centroamericanos y del Caribe, para definir la estrategia regional sobre cambio climático.

 

“En la declaración de Managua y en la Cumbre Paralela dijimos que la estrategia sobre cambio climático debe ser incorporada como política de Estado y debe ser producto de un amplio consenso social, que tenga carácter transversal, interinstitucional, interministerial, y que cuente con recursos humanos, capacidades técnicas y financiamiento público. En la declaración de los Presidentes –continuó Alemán– podemos decir que han asumido el tema del cambio climático como uno de los ejes centrales de los planes nacionales de desarrollo, expresando que no es posible emprender acciones de adaptación y mitigación sin incorporarlas en los planes de reducción de la pobreza, crecimiento económico y desarrollo social. Comparten con nosotros también que la mejor manera para reducir la vulnerabilidad de nuestros países frente al cambio climático es a través del desarrollo humano”, aseveró el representante del Centro Humboldt.

 

Otro tema presentado por la sociedad civil tiene que ver con  las responsabilidades de los países frente al cambio climático, responsabilidades que estas organizaciones consideran comunes pero diferenciadas. Los países industrializados, cuyo desarrollo económico desenfrenado está produciendo cantidades monstruosas de emisiones, son los principales responsables de esta situación. “Por el contrario, hay otros países, como los nuestros, que no tienen la misma cantidad de emisiones y, por lo tanto, las responsabilidades no pueden ser las mismas –dijo Alemán-. Lo que pedimos es obtener de los países que más contribuyen con las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) un compromiso efectivo para modificar sus modelos productivos y de consumo y para compensar nuestros a países por los daños ocasionados por el cambio climático. En este sentido hacíamos referencia al concepto de Deuda Ecológica”, explicó Alemán.

 

Pese a que en la declaración de los Presidentes se decidió hacerles un llamado a los países incluidos en el Anexo 1 del Protocolo de Kyoto, que son los países contaminantes, para que tomen medidas efectivas sobre estos temas, se obvió mencionar la necesidad de modificar a fondo los patrones de consumo y producción de estos países y no se tomó en cuenta el tema de la Deuda Ecológica.

 

La sociedad civil centroamericana evidenció también compromisos comunes pero diferenciados con respecto a la justicia ambiental. “Debe haber una clara diferencia entre las responsabilidades, para que se traduzcan en mecanismos financieros diferenciados para reducir la vulnerabilidad de los países más pobres. La declaración de los Presidentes –recordó Alemán– habla de implementar mecanismos flexibles para acceder a mercados de carbono con equidad y justicia ambiental. Sin embargo, consideramos que los Presidentes deben ser muy cuidadosos al dejar abierta la posibilidad de que nuestros países vayan a asumir compromisos relacionados con la mitigación de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Más bien hay que hacer énfasis en que nuestros países deben orientar su estrategia de desarrollo hacia la adaptación y exigir a los países contaminantes una compensación por los daños que nos han ocasionado. En este sentido, la declaración de los Presidentes no expresa claramente que el eje de la estrategia sobre cambio climático será el tema de la adaptación”.

 

Las organizaciones tocaron también dos temas muy actuales: la matriz energética de los países y  los agrocombustibles. Pidieron que los países centroamericanos se comprometieran en reducir la generación de energía a base de petróleo en un 50 por ciento para 2020, invirtiendo en las fuentes renovables, mientras que sobre los agrocombustibles se dijo que esta práctica productiva no debe atentar contra la seguridad alimentaria de la región, ni tampoco en contra de la estabilidad ecológica de los territorios. Ese último tema no fue tomando en cuenta al momento de elaborar la declaración de los Presidentes.

 

“Hay que pasar de la retórica a la acción. Demandamos una mayor cohesión de los gobiernos, empresa privada y sociedad civil, un efectivo cumplimiento de las normas y regulaciones que pueden reducir la vulnerabilidad de la región, y el fortalecimiento de la integración centroamericana en todos sus niveles. Nosotros, desde la perspectiva de la sociedad civil, hemos saludado con beneplácito los esfuerzos de los gobiernos centroamericanos alrededor de la construcción de la estrategia regional frente al cambio climático, pero al mismo tiempo seguimos demandando que las organizaciones de la sociedad civil deben formar parte de estos procesos, que deben ser transversales y amplios”, concluyó Alemán.

 

En Managua, Giorgio Trucchi

Rel-UITA

9 de junio de 2008

 

 

 

1- Acción Conjunta de Iglesias (ACT), Asociación de Educación y Comunicación "La Cuculmeca", Asociación para el Desarrollo Integral Comunitario (ADIC), Asociación Hijas e Hijos del Maíz; Centro Humboldt, Centro de Información y Servicios de Asesoría en Salud (CISAS), Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), Comité de Acción Global, Colectivo de Mujeres de Matagalpa (CMM), Grupo de Promoción de la Agricultura Ecológica (GPAE), Liga de Defensa del Consumidor de Nicaragua (LIDECONIC), Mesa de Productoras y Productores del Norte (MEPRONORTE) e Servicio de Información Mesoamericano sobre Agricultura Sostenible (SIMAS)

2- Acuerdo suscrito en el Protocolo de Kioto, artículo 12, que permite a gobiernos y empresas establecer acuerdos para la reducción de la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI)

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