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La desigualdad social en América Latina y el Caribe 
aumentará el impacto del cambio climático, en un 
ciclo que generará todavía más desigualdad y más 
pobreza, alerta un documento divulgado este martes 
por el Programa de Naciones Unidas para el 
Desarrollo (PNUD) en Brasil. La deforestación de la 
floresta amazónica es otro tema central en el 
informe. 
  
El Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008, titulado "La 
lucha contra el cambio climático", afirma que el 
devastador impacto de los cambios globales en la 
región tiene capacidad de "paralizar o causar 
retrocesos en el desarrollo humano, debido a los 
elevados niveles de pobreza" en la zona. 
  
El documento, que pinta un dramático escenario global ante el 
desafío que representa el cambio climático, fue 
presentado mundialmente este martes en una ceremonia 
en Brasilia, con la presencia del presidente Luiz 
Inácio Lula da Silva y el Administrador del 
PNUD, Kemal Dervis. 
  
En el capítulo específico reservado a América Latina y 
el Caribe, el estudio identifica cinco áreas 
particularmente sensibles para el desarrollo humano, 
donde el impacto de los cambios climáticos podría 
ser mayor, en especial el de la producción agrícola 
y de alimentos. 
  
"En América Latina se pueden esperar pérdidas 
considerables en la productividad agrícola, lo que 
tendrá efectos negativos directos en la reducción de 
la pobreza", afirma el documento sin demasiados 
rodeos. 
  
Otro aspecto crucial es el efecto que el fenómeno del cambio 
climático tendrá sobre el acceso al agua potable, en 
particular por el verificado deshielo y la reducción 
de los glaciares de la región andina. 
  
"El repliegue de los glaciares amenaza con disminuir la 
disponibilidad de agua de millones de personas", 
alerta el documento. 
  
En la región de América Central y el Caribe el 
estudio identificó como elemento crítico el aumento 
del nivel del mar. El cambio climático "traerá 
consigo tormentas tropicales más intensas a medida 
que suba la temperatura del mar, generando ciclones 
y aumento del nivel". 
  
Según los peritos, una elevación del nivel del mar de apenas 
50 centímetros provocaría la pérdida de más de un 
tercio de todas las playas en la región caribeña, 
con un impacto fenomenal en la industria del 
turismo. 
 
 
Además, el ingreso de agua de mar a sistemas internos 
"pondría en riesgo el abastecimiento de agua dulce". 
  
Otra área crítica es la que refiere a la expansión de 
problemas de salud, en particular la masificación de 
casos de dengue, que en los últimos años "alcanzó 
proporciones de epidemia en Brasil, 
Honduras, El Salvador y Venezuela, 
y ya afecta a millones de personas en la región". 
  
Finalmente, el estudio alerta sobre el colapso de ecosistemas 
frágiles, como los episodios de decoloración masiva 
de bancos de coral en el Caribe. 
  
Para hacer frente a este descomunal desafío, el documento 
insiste firmemente en la "cooperación internacional 
para la transferencia y la financiación de nuevas 
tecnologías" que permitan mejorar la cobertura de 
servicios básicos con bajo nivel de emisiones de 
gases de efecto invernadero. 
  
El estudio recomienda a "los países pobres incluir la 
adaptación al cambio climático en sus estrategias de 
reducción de la pobreza". 
 
 
Alerta por Amazonia 
 
 
La deforestación de la floresta amazónica es un tema 
recurrente en el Informe publicado este martes por 
el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, (PNUD), 
aunque los esfuerzos brasileños para su preservación 
fueron claramente reconocidos. 
  
El documento asestó un golpe a los responsables por la 
destrucción de la mayor área verde del hemisferio 
occidental, la región amazónica. "La deforestación 
de la Amazonía representa una de las grandes fuentes 
de emisiones globales", afirma el estudio 
categóricamente. 
  
Sin embargo, el PNUD escogió a Brasil -y más 
precisamente el Palacio de Planalto, sede del 
gobierno brasileño- para lanzar mundialmente el 
informe, como forma de destacar las acciones y los 
éxitos alcanzados por la gestión del presidente 
Luis Inácio Lula da Silva en este sentido. 
  
En su tercer capítulo, el documento alertó que "la 
devaluación y el 30% de aumento en los precios de la 
soja exportada entre 1999 y 2004 dieron un fuerte 
impulso a la deforestación", afirma. 
  
El documento resalta también que en ese período apenas tres 
estados brasileños "plantaron 54.000 kilómetros 
cuadrados adicionales de soja, una superficie un 
poco mayor que Costa Rica". 
  
En otra parte del documento, no obstante, los peritos 
destacan que el gobierno brasileño adoptó un plan de 
acción integral en 2004. "Datos preliminares 
referentes a 2005 y 2006 sugieren que en el estado 
de Mato Grosso se ha logrado disminuir la 
deforestación en alrededor del 40%", indica. 
  
También subraya que "el compromiso gubernamental y la 
participación activa de la sociedad civil son dos de 
los elementos que han hecho esto posible". 
  
El voluminoso informe incluye varias "contribuciones 
especiales", y una de las más extensas (ocupa una 
página completa) es precisamente del presidente 
brasileño. 
  
En su contribución, Lula aborda la cuestión de la 
Amazonia apenas en el último párrafo, para destacar 
el plan de acción puesto en marcha en 2004 pero 
también para remachar una visión ya bien conocida. 
  
"La región amazónica es un preciado recurso ecológico 
nacional", escribió Lula, dejando claro que
Brasil continúa dispuesto a combatir de todas 
formas cualquier posibilidad o idea de 
"internacionalización" de la cuestión. 
  
El informe no avanza ninguna idea en ese sentido, pero deja 
claro que la protección de la región amazónica o los 
bosques tropicales en Asia es una acción con 
beneficios globales y no apenas restringido a los 
países donde esas florestas están situadas. 
  
Página 12 
29 
de noviembre de 2007 
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