Las preguntas siguen
sin respuestas
La primera semana de
la nueva fase de negociaciones de la Convención
Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC),
que tiene lugar en la ciudad de Bonn, terminó sin
novedades.
La reunión –que forma parte de una larga serie de reuniones
previstas para este año– proseguirá hasta el próximo
12 de junio y es posible que no se consigan avances
de acuerdo a las diferencias que aún persisten en
los temas principales.
En uno de los temas de debate hay una discusión de fondo que
merece un análisis de mayor alcance. Se trata de la
posible inclusión de criterios de desarrollo
sustentable y los sistemas de monitoreo para ciertas
actividades que podrían darse en los futuros
acuerdos.
Mitigación nacional
Uno de los nuevos mecanismos que están en la agenda del
debate son las llamadas NAMAs, acrónimo en
inglés de las Acciones de Mitigación Adecuadas al
País. De acuerdo a este nuevo esquema,
los países en vías
de desarrollo podrán recibir recursos financieros de
fondos internacionales a ser creados a tal fin,
además de aquellos obtenidos por los conocidos
"mercados de carbono".
No hay definiciones muy precisas aún respecto de la
arquitectura final de estos nuevos procedimientos
pero algo puede adelantarse. Las NAMAs se
traducirán en planes o programas nacionales de
mitigación (reducción de emisiones de gases de
efecto invernadero), y que incluirán acciones y
medidas a ser formulados por los países en vías de
desarrollo, y que deberán registrar ante la
Convención. Este nuevo mecanismo se está creando en
función de la recomendación realizada por el Panel
Intergubernamental de Cambio Climático, en el
sentido de que los países en desarrollo logren una
desviación sustancial de la trayectoria de emisiones
esperadas hacia el futuro.
Estos planes nacionales de mitigación podrán incluir tres
tipos de medidas o acciones en función de la fuente
de su financiamiento. En primer lugar estarían las
medidas autofinanciadas, es decir, aquellas que los
países lograrán en base a sus propios recursos y
esfuerzos nacionales. En un segundo escalón, las
medidas de mitigación propuestas podrían recibir
recursos de un fondo internacional especialmente
creado para este fin, para financiarlas total o
parcialmente (su costo incremental).
Finalmente, un tercer nivel incluye las acciones propuestas
en el plan por encima de un cierto umbral de
compromiso, y que podrán generar certificados de
reducción de emisiones para ser comercializadas a
través del mercado de carbono.
Estos planes nacionales deberán ser registrados ante la
Convención, y estarán sujetas a un sistema externo
de revisión y monitoreo para asegurar su
cumplimiento. Hay dudas respecto a si todas las
medidas tendrán este tratamiento (las establecidas
en los tres escalones) o solamente las que reciban
financiamiento internacional por la vía del fondo
especial.
En cualquier caso es claro que habrá un control internacional
sobre todas o algunas de las medidas establecidas.
Las fallas del pasado
Uno de los temas
cruciales de la estructura de las NAMAs es que, al
igual que como ocurre hoy con el Mecanismo de
Desarrollo Limpio, se requiere que contribuya al
desarrollo sustentable del país, o demuestren co-beneficios
ambientales y sociales.
En el caso del Mecanismo de Desarrollo Limpio, se
estableció que la evaluación de la contribución a la
sustentabilidad es una decisión nacional. Es decir,
es el propio país anfitrión quien decide cuáles
proyectos son elegibles o no, y de acuerdo a sus
propios criterios.
Sin embargo, la fragilidad de los procedimientos establecidos
por la mayoría de los países para determinar esta
condición resultó en que muchos de los proyectos
aprobados no resultaran en una contribución al
desarrollo sustentable. Muchos gobiernos, con el
ánimo de obtener recursos adicionales para
emprendimientos que se fueran a instalar en sus
países, han otorgado aprobaciones sin análisis
demasiado profundos.
En virtud de ésto, renace el debate sobre la necesidad de
imponer, o no, estándares internacionales bajo el
marco de la Convención. Éstos servirían para
determinar cuáles proyectos son o no elegibles, o
cuáles criterios serán aplicables para esta
selección.
Las preguntas
Sumando las dos condiciones –el monitoreo externo de las
medidas más la decisión sobre la contribución al
desarrollo sustentable– podríamos estar ante una
nueva forma de control internacional sobre parte de
los planes y medidas que adoptan los gobiernos de
los países en desarrollo.
Esto abre las puertas a un debate mayor:
¿pueden países
soberanos someterse a un procedimiento de decisión y
control internacional acerca de las medidas que
adoptan en sectores estratégicos para su desarrollo,
como puede ser la energía, el transporte o la
agricultura? ¿Podría hacerse en todos los
"escalones" o solamente en aquellos en los que las
medidas o acciones reciben el apoyo de fondos
internacionales para su implementación?
Y en caso de una respuesta negativa: ¿cómo van a asegurar los
países en desarrollo que sus actividades en este
marco van a contribuir verdaderamente al desarrollo
sustentable, garantizando beneficios sociales y
ambientales?
Desafortunadamente muchos gobiernos de los países en vías de
desarrollo no han demostrado ser capaces de
asegurarlo bajo el mecanismo de desarrollo limpio,
ya que los fondos adicionales obtenidos por esta vía
solo han servido para aumentar las ganancias de
inversores y empresas, muchas de ellas
multinacionales, y sin beneficios adicionales para
sus propios gobernados.
¿Será necesario, para garantizar que los beneficios de los
fondos internacionales lleguen a buen destino, que
exista un mecanismo de control internacional como el
que se vislumbra en las NAMAs? Y si
llegáramos a la conclusión que sí:
¿estaremos ante las puertas de un nuevo sistema de
gobernanza mundial que vigile la senda del
desarrollo sustentable de los países en desarrollo?
Por ahora no hay urgencia de responder a estas preguntas.
En estos días en Bonn no se estará resolviendo esto
definitivamente. Pero sí hay que irlo pensando
porque es posible que en diciembre, cuando se
celebre el encuentro clave sobre cambio climático en
Copenhague, se llegue a una decisión en torno a la
arquitectura final de las NAMAs.
Gerardo Honty
Tomado de ALAI
10
de junio de 2009
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