El Reino Unido anunció que en octubre de 2011
comenzará un experimento unilateral de
geoingeniería, es decir, de manipulación
climática. Es la primera parte de un proyecto
mucho mayor para inyectar partículas azufradas
en la estratósfera, creando una especie de nube
volcánica artificial, para desviar parte de la
radiación solar que llega a la tierra,
supuestamente para bajar la temperatura.
El experimento contradice el espíritu de la
moratoria que estableció Naciones Unidas contra
la geoingeniería en 2010 y muestra claramente la
intención del Reino Unido, al igual que
Estados Unidos y unos pocos países más,
de avanzar unilateralmente en la manipulación
climática, algo que aumentará más el caos
climático global, con impactos potenciales muy
graves sobre otros países.
Pese a ello, los promotores de la geoingeniería
defienden estos remiendos tecnológicos a mega
escala, argumentando que aunque no se reduzcan
las emisiones de gases de efecto invernadero que
provocan el cambio climático, ellos pueden
resolver técnicamente el problema, bajando la
temperatura global a la fuerza. O sea podrían
seguir calentando el planeta, evitar cumplir con
compromisos internacionales de reducción y crear
nuevos negocios basados en tecnologías
extremadamente peligrosas.
El experimento que plantea el Reino Unido
consiste en colocar una manguera de un kilómetro
de largo que apunta al cielo, sostenida en el
aire por un enorme globo inflado con helio por
la cual arrojarán agua de mar. Afirman que ahora
no van a diseminar partículas azufradas, porque
la prueba es para ver si el mecanismo funciona.
El objetivo es luego hacer lo mismo a mayor
altura y entonces sí, diseminando compuestos
químicos tóxicos. Es parte del proyecto SPICE
Stratospheric Particle Injection for Climate
Engineering (Inyección
estratosférica de partículas para la ingeniería
del clima) financiado por el Consejo de
Investigación en Ingeniería y Ciencias Físicas
con 1,6 millones de libras esterlinas,
coordinado por la Universidad de Bristol con
participación de científicos de esa universidad
y las de Cambridge y Oxford.
Aunque por ahora el experimento parece más
ridículo que peligroso, no hay nada de gracioso
en que se estén usando recursos para avanzar la
manipulación climática, a despecho de las
preocupaciones de la vasta mayoría de los
países, particularmente los del Sur, que son
los que más sufren los impactos de la crisis
climática y ahora sufrirán los de la
manipulación climática. El clima es un
sistema global, del que dependemos todos y todo,
no de los que tienen el dinero y la falta de
escrúpulos para manipularlo.
No existe ninguna forma de
geoingeniería que sea tan pequeña
que no tenga impactos sobre otros
que no decidieron sobre su uso |
La manipulación climática en pequeña escala ya
tiene gravísimos impactos. En varios países de
América Latina (además de otros
continentes) hay empresas que manipulan el
tiempo atmosférico, produciendo sequías o
lluvias, según los intereses de lucro de
industrias y grandes hacendados que compran el
servicio.
Hay casos dramáticos por todo el continente, de
empresas agrícolas que usan cañones con químicos
y otros métodos para producir sequía, con
consecuencias devastadoras para las comunidades
aledañas. Por ejemplo,
la empresa Nintanga, SA, en Ecuador produce
intencionalmente sequía por más de ocho meses
para beneficiar sus cultivos de brócoli en
Cotopaxi, Ecuador, dejando a varias comunidades
campesinas sin las bases mínimas para su
sustento.
Casos similares ocurren en México,
Chile, Argentina, Colombia y
muchos otros países, sin ningún control y
solamente por el lucro que consiguen grandes
hacendados y empresas exportadoras de
hortalizas. También, inspirados en los métodos
usados por Estados Unidos en la guerra de
Vietnam (como la operación Popeye, ahora
conocida por documentos desclasificados), se
siembran nubes, inyectando ioduro de plata en
las nubes para provocar lluvia, para eliminarla
de ciertos lugares o precipitarla en otros donde
no caería. En todos los casos, la disrupción del
equilibrio natural de las lluvias tiene impactos
sobre muchos otros que no decidieron sobre ello
y dependen del equilibrio del clima para su
subsistencia. Como lamentablemente este método
se usa hace ya tiempo, la Organización
Meteorológica Mundial ha observado que en
ciertas zonas están cambiando permanentemente
los patrones de lluvia, vientos, temperatura,
con consecuencias regionales y globales.
El experimento actual del Reino Unido, es
una forma de geoingeniería que llaman manejo de
la radiación solar, no dirigida a lugares
focalizados, sino con la intención
(indescriptiblemente arrogante) de manejar los
efectos del sol sobre la tierra. Sobre este tipo
de propuestas, existen análisis de meteorólogos
y climatólogos reconocidos, que advierten que la
caída de las partículas usadas tendrá efectos
tóxicos en fauna y flora de extensas áreas y en
cientos de miles de humanos, con efectos
similares al descenso de partículas de las nubes
volcánicas. Además, aseguran que para lograr
desviar la radiación solar en forma permanente y
en la dimensión para afectar la temperatura
global, se desequilibrarán los regímenes de
lluvia y viento, afectando las bases de sustento
de 2000 millones de personas en Asia y
África.
No existe ninguna forma de geoingeniería que sea
tan pequeña que no tenga impactos sobre otros
que no decidieron sobre su uso. En todos los
casos se trata de que los que tienen dinero, la
usarán a su favor, a costa de los intereses de
los demás. Urge profundizar la moratoria,
convirtiéndola en una prohibición global a la
geoingeniería.