La Fundación Oceana
manifestó sus reparos al monitoreo que ha realizado
la Comisión Nacional del Medio Ambiente a la
celulosa Nueva Aldea, de la empresa Celco. A menos
de dos meses de que comience la instalación del
ducto de la fábrica de pasta de papel en el río
Itata, la CONAMA indica que esta fiscalización no ha
detectado fallas a la normativa ambiental.
Sin
embargo, a juicio de la ingeniera ambiental de
Oceana, Antonia Fortt, estos resultados no dan
ninguna señal, ya que se amparan en la vaguedad de
las normas ambientales chilenas. “CONAMA asegura
que fiscalizará el cumplimiento de la normativa
ambiental chilena, pero sabemos que la
institucionalidad en esta materia es muy débil. Este
organismo público no ha impulsado ninguna
reglamentación que obligue a las celulosas a un
cambio tecnológico”. Fortt agregó que aunque las
autoridades han llamado a no demonizar a las plantas
de celulosa, “no
podemos seguir siendo tan ingenuos, después de lo
que ocurrió en Valdivia, con el desastre ecológico
en el río Cruces”.
Considerando esos nefastos antecedentes, la
instalación de un emisario submarino en el río Itata
ha provocado la reacción de 9 comunas aledañas que
verían afectado su entorno natural y sus actividades
económicas.
Pescadores
artesanales, agricultores y viñateros, entre otros,
se oponen al ducto de la celulosa Nueva Aldea de
Celco, que ya cuenta con la aprobación de la CONAMA.
“La
empresa insiste en que tiene la mejor tecnología
disponible en el mundo para operar y eso no es
cierto por dos razones. Una se relaciona con la
existencia de tecnologías totalmente libres de cloro
que permiten que no se descarguen dioxinas al medio
ambiente, pero la propuesta de CELCO es usar dióxido
de cloro de todos modos. Lo segundo, y más
importante, es que claramente consideran como
alternativa descargar los riles a un río, cuando lo
recomendable es instalar un ciclo cerrado de
tratamiento y no hacer descargas al medio ambiente”, explicó Antonia Fortt.
Por
ello, “el monitoreo de la CONAMA es cuestionable, ya
que no considera variables independientes de
fiscalización, sino que reduce su labor a una
institucionalidad débil y a informes de la propia
empresa”, concluyó la ingeniera ambiental.
Karen Klenner
24 de mayo de
2006
(*) Oceana es una
organización internacional sin fines de lucro,
dedicada a la protección y recuperación de los
océanos de todo el mundo mediante la realización de
campañas que incorporan argumentos científicos,
legales y de educación ciudadana. Fundada en 2001,
Oceana dispone de colaboradores y ciberactivistas en
150 países, que están decididos a defender
activamente el medio ambiente marino. La oficina
central de Oceana se encuentra en Washington DC, y
la organización tiene oficinas adicionales en Alaska
(Juneau), Sudamérica (Santiago, Chile) y Europa
(Madrid, España), así como en distintos
emplazamientos de la costa.
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