El cambio climático no deja de
producir efectos negativos; ahora, nuevas investigaciones están
señalando las derivaciones que el deshielo de gran parte del Polo Norte
tendrá sobre la población nativa que habita en la región ártica, y
advierten que como consecuencia del calentamiento global, la cultura
milenaria de varios grupos indígenas está
en peligro de desaparecer
Así lo afirmó la antropóloga noruega e
investigadora polar Grete K. Hovelsrud, quien dirige las
indagaciones del Centro de Investigación Ambiental y del Clima
Internacional de Oslo. Según Hovelsrud, el deshielo está
afectando seriamente el hábitat de las más de cuatro millones de
personas que pertenecen a pueblos originarios como los saami, los
chuchchi o los inuit (más conocidos como esquimales), quienes ya ahora
tienen dificultades para pescar, cazar, y desplazarse por el hielo, cada
vez más delgado y quebradizo.
“Moverse en los hielos para ir a cazar,
pescar, visitar a los familiares a otros poblados o llevar los renos,
está siendo mucho más peligroso, porque las capas de hielo son ahora más
delgadas y más ligeras, y no resisten el peso cuando se cruzan áreas
marinas. No se sustentan como antes”, declaró la investigadora al
periódico La Vanguardia. Hovelsrud hizo referencia además a la
capacidad adaptativa de las poblaciones nativas, que permitía que le
hicieran frente a situaciones desconocidas. Sin embargo, en este caso es
difícil que sus tradiciones pudieran utilizarse como marco de referencia
ante el fenómeno del calentamiento global, que avanza reduciendo un
alarmante porcentaje del hielo ártico cada año.
“Las poblaciones locales tenían
conocimientos ancestrales de cómo comportarse ante situaciones
climáticas diferentes. Así han planificado su actividad en el pasado.
Ahora, como la situación ha cambiado, ese conocimiento tradicional ya no
es tan útil; el escenario es diferente”, explicó la antropóloga al mismo
medio.
Asimismo, Hovelsrud señaló que el
aumento de la temperatura estaba provocando cambios en el comportamiento
de ciertas especies animales, lo que haría que pueblos como el de los
esquimales -que viven mayormente de la caza y la pesca- debieran
abandonar sus pautas culturales para poder adaptarse a un espacio
totalmente divergente de aquel en el que habitaban sus antepasados.
Al respecto, la investigadora hizo
referencia a la enorme impotencia que esta situación despertaba en los
pueblos originarios; “No pueden hacer nada, pero no se sienten como
víctimas”, declaró a la agencia EFE. “Son pueblos fuertes y
quieren sobrevivir, aunque quizá no podrán adaptarse a esta nueva
situación porque perderán su sustento. En los seis mil años que hace que
viven allí, este es el principal reto al que se han enfrentado jamás”,
sentenció.
Radio Mundo Real
27 de junio
de 2007