El megaproyecto hidroeléctrico Río Grande de Matagalpa,
conocido como Copalar, tiene el objetivo de generar
hasta 980 MW mediante la construcción de tres represas
(Copalar, Tumarín y Mojolka), en dos fases consecutivas.
Para lograr esta capacidad, que representaría el doble
del consumo actual de energía eléctrica de toda
Nicaragua, ese proyecto se propone la inundación de
aproximadamente 345 Km² en la confluencia de los límites
de la Región Autónoma del Atlántico Sur, Atlántico Norte
y los departamentos de Boaco y Matagalpa, afectando
gravemente a la población de la zona y a los recursos
naturales.
Ante al peligro de un desalojo forzoso, la población se
ha organizado en el Movimiento Multisectorial contra la
Represa hidroeléctrica Copalar, y ha tratado de incidir
en la discusión que se está desarrollando a nivel
nacional sobre el tema energético y de acceso al agua.
Los temores que genera la eventual realización de ese
megaproyecto y la prisa de los diputados para aprobar
antes de que termine la legislatura la cuestionada Ley
General de Aguas Nacionales, están despertando mucha
preocupación en el país, y sobre todo en muchas
organizaciones de la sociedad civil. Ellas no esconden
la sospecha de que, detrás de todos estos proyectos,
existen grandes intereses económicos que involucran a
todos los sectores políticos y empresariales del país
con grandes capitales extranjeros.
Actualmente, una Comisión
especial de la Asamblea Nacional emitió un dictamen
favorable, el que le fue entregado a los 92 diputados
para ser sometido al plenario. El dictamen refleja el
contenido de la futura Ley Especial para el desarrollo
del Sistema Hidroeléctrico Río Grande de Matagalpa. La
Asamblea Nacional tendrá ahora que aprobar los
mecanismos legales y parte de los requisitos y
procedimientos que deberá cumplir el desarrollador del
proyecto (Empresa Nicaragüense de Energía Renovable y
Ambiental - Energía S.A.), para que se les otorgue la
concesión, que tendrá una validez de 30 años. Según esta
ley, el Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (Mific)
y los Consejos Regionales Autónomos de la RAAN y la RAAS
serán las instancias que autorizarán la concesión, la
cual será regulada por el Instituto Nicaragüense de
Energía (INE). La ley prevé también que la empresa
desarrolladora del proyecto tendrá que indemnizar a las
miles de personas que serán perjudicadas y reforestar
los terrenos alrededor del proyecto.
Para abordar este tema, SIREL dialogó con
Carlos Larios, presidente del Movimiento
Multisectorial contra la Represa hidroeléctrica Copalar.
-¿Cuál es la envergadura real de este megaproyecto
hidroeléctrico?
-El megaproyecto de 1.200 millones de dólares no va a
afectar solamente a los grandes centros habitados, como
por ejemplo Bocana de Paiwás, sino que tendrá muy
fuertes consecuencias en cinco municipios ubicados sobre
un área de 770 Km² y poblados por aproximadamente
40 mil personas. Todo ese territorio será inundado y la
gente se verá obligada a desplazarse.
Es gente que tiene allí sus raíces, que está
acostrumbrada a vivir en estas zonas donde han vivido
sus antepasados, tienen sus actividades económicas, sus
propiedades, su estilo de vida. Con este proyecto,
además, todas estas propiedades van a ser declaradas de
“utilidad pública”, por lo que serán expropiadas a
cambio de magras indemnizaciones.
-¿Cómo está reaccionando la gente?
-Comenzamos a organizarnos hace años y hemos recurrido a
diferentes instancias para dar a conocer nuestra
oposición a ese megaproyecto. Actualmente estamos
trabajando comunidad por comunidad. La gente está en
contra de la represa. Existen ya 24 comisiones locales
del Movimiento Multisectorial contra la Represa
hidroeléctrica Copalar. Estamos luchando hombro con
hombro y dispuestos a todo.
-¿La organización está activa en todos los municipios?
-En todos los municipios que directa e indirectamente
van a ser afectados. Cuando en mayo pasado se introdujo
el proyecto de la represa Copalar en la Asamblea
Nacional, nos reunimos periódicamente con los diputados,
pero sus discursos son siempre los mismos. Nos dicen que
no hay de qué preocuparse, que van a mejorar nuestro
nivel de vida, que nos van a construir escuelas, que nos
van a mejorar las vías de comunicación... pero la verdad
es que queremos seguir con nuestros medios de vida.
Sabemos que sólo son promesas y que nos están diciendo
mentiras.
Hemos visitado diferentes países de Centroamérica y de
América del Sur, donde se han desarrollado megaproyectos
como el de Copalar, y hemos constatado que en ningún
caso se le cumplió a la gente desplazada.
-Prácticamente todas sus tierras y habitaciones
quedarían bajo el agua.…
-Así
es, y estamos hablando de 770 Km². Esta
era la extensión del proyecto inicial, pero cuando la
gente se alarmó, dijeron que será de “sólo” 350 Km².
Pero no les creemos. Están haciendo todo a escondidas
del pueblo y debajo de la mesa. Cuando llegamos a la
Asamblea Nacional nos ocultan informaciones y sólo nos
dicen algunas cosas, como si tuviéramos que rogarles la
información. Ya se los hemos dicho en reiteradas
ocasiones: las tierras son de nostros, no están en
venta, no vamos a ceder y no vamos a dar ni un paso
atrás.
-¿De qué manera se están organizando?
-Próximamente estamos pensando llegar a Managua, frente
a la Asamblea, con unas 6 mil personas, para que los
diputados vean que efectivamente la comunidad entera se
opone a esta represa. Estamos en contacto con diferentes
organizaciones de America Latina que nos apoyan y que
están dando a conocer en el mundo lo que está pasando
acá. Son organizaciones que ya se han movilizado en sus
países contra proyectos muy similares al de Copalar. Hay
organizaciones de Brasil, de Honduras, de Mexico, de
Chiapas, y a través de ellas hemos visto los resultados
desastrosos de estas represas que hasta provocaron
muertos. Frente a esta situación nos hemos movilizado
para que no nos tomen desprevenidos, como pasó en otros
países.
-El proyecto fue propuesto por la Empresa ENERGIA SA,
con un 70 por ciento de capital extranjero y un 30 por
ciento nacional, pero nunca se mencionan los nombres.
¿Ustedes están al tanto de quiénes son?
-Los principales inversionistas son extranjeros, pero
hay una contraparte nacional que, supuestamente, va a
invertir alrededor de 300 millones de dólares, y aquí
están metidos todos los partidos políticos. Y los
nombres se saben. Por el Frente Sandinista está
Antenor Rosales,
por el Partido Liberal está
Juan Bautista Sacasa,
por Agricorp está
Amílcar Ybarra,
también se menciona el nombre de
Mario Rappaccioli1,
el Ejercito de Nicaragua también está como
inversionista. Así que, como dice un refrán
nicaragüense: estamos “como burro amarrado y tigres
sueltos”.
-Con este proyecto se desataría una gran competencia
entre los generadores de energía del país…
-Nicaragua tiene un defícit de aproximadamente 400 MW, y
estas tres represas producirían hasta 950 MW. Sería
suficiente una sola represa para solucionar el problema.
Ellos, a costa del sacrificio de nuestras comunidades,
lo que quieren es vender energía en el marco del Plan
Puebla-Panamá, y esto es lucro personal, no es para
beneficio del pueblo.
-¿Hasta qué punto la gente está dispuesta a defender sus
propiedades?
-La verdad es que en el pasado todas estas zonas han
sido escenarios bélicos. Aquí no hay ninguna ideología
política, ningún credo religioso, pero estamos todos
unidos, estamos juntos en una sola fuerza y dispuestos a
defender nuestras tierras y nuestro patrimonio hasta las
últimas consecuencias.
En Managua,
Giorgio
Trucchi
© Rel-UITA
7 de diciembre de 2006 |
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