De cada cinco árboles talados en la Amazonia en el año de
2007, uno cayó en reservas indígenas o de
protección ambiental. Los datos son del
Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los
Recursos Naturales Renovables (Ibama),
por medio de un sistema que mide por satélite la
devastación anual de la selva. Cerca de 2,3 mil
kilómetros cuadrados de áreas de reserva
ambiental fueron talados en el último año. El
número creció más de 6 por ciento con relación
al año de 2006.
Aunque el gobierno haya conmemorado una baja en la
destrucción total de la Amazonia desde 2004, la
participación de las áreas de reservas
protegidas en el total deforestado se duplicó en
el mismo período. La última semana, el Ibama
capturó más de tres mil cabezas de ganado en
plena Estación Ecológica de Terra do Meio, en el
estado de Pará, región norte brasileña. El
gobierno estima que haya otros cuarenta mil
animales en la reserva.
Según Paulo Barreto, científico del Instituto del
Hombre y Medio Ambiente de Amazonia (Imazon),
no hay un plan de gestión para las áreas de
protección ambiental. Él afirma que las
fiscalizaciones ocurrieron, pero el Ibama
no hace que las penas se cumplan.
“El gobierno no creó una infraestructura, no puso gente para
proteger tales áreas. Las personas empezaron a
ocupar y, desde entonces, hay varios tipos de
fallas, el gobierno fiscaliza, emite multas:
nadie las paga y las personas allá continúan.”
El Ibama emite de ocho a diez multas por año
relacionadas con la deforestación en la
Amazonia. Para el científico, el hecho de que el
órgano aplique la multa y ésta no sea pagada y
cumplida crea un descrédito, lo que hace que las
personas continúen en las áreas de protección
ambiental.
Silvia Adoue
Radioagência Noticias do Planalto
24 de julio de 2008