En la Operación Curupira, desplegada ayer tras veinte meses
de investigaciones, se detuvieron a 74 personas, entre ellas
los dos principales funcionarios del Instituto Brasileño de
Medio Ambiente (IBAMA) del estado amazónico de Mato Grosso.
Entre las personas detenidas figuran el gerente del IBAMA en
Mato Grosso, Hugo José Scheuer Werle, y su segundo, Marcos
Pinto Gomes, que, junto con funcionarios de la Fundación
Regional de Medio Ambiente, están acusados de ayudar a los
madereros a legalizar la madera talada.
Ambos serán procesados por corrupción pasiva y
enriquecimiento ilícito.
Según la policía, en dos años al frente del IBAMA, Werle
acumuló un patrimonio cercano a 426.000 reales (unos 174.590
dólares), incompatible con su salario.
Los investigadores descubrieron que los funcionarios
sobornados expedían licencias que permitían a los madereros
talar bosques en áreas preservadas, incluso en reservas
indígenas.
De esa manera, los madereros podían transportar y vender
madera que había sido retirada ilegalmente de la Amazonía.
La operación de desarticulación, en la que participan 480
agentes de la Policía Federal, está concentrada en el estado
de Mato Grosso, fronterizo con Bolivia, uno de los
principales frentes de devastación de la Amazonía brasileña,
y también en los estados de Pará, Paraná y Rondonia.
Los agentes federales cerraron tres madereras en la región,
que distribuían sus productos en Brasil y los exportaban a
diferentes países desde el puerto de Paranaguá, en el sureño
estado de Paraná.
Según los cálculos de los fiscales ambientales que
participaron en las investigaciones, la madera extraída
ilegalmente tiene un costo de unos 890 millones de reales
(unos 364 millones de dólares).
Los mismos fiscales calculan que el Gobierno tendrá que
invertir cerca de 108 millones de reales (unos 44 millones
de dólares) para recuperar el área devastada por la
organización, que operaba desde hace 14 años.
La ministra brasileña de Medio Ambiente, Marina Silva,
informó de que, preventivamente, ha ordenado la intervención
del IBAMA en Mato Grosso por un período de 60 días y la
suspensión de todas las autorizaciones de tala en dicho
estado.
El objetivo de la Operación Curupira es detener a 124
personas acusadas de pertenecer a la red criminal.
La policía puso en marcha el operativo dos semanas después
de que el gobierno del socialista Luiz Inácio Lula da Silva
fuera blanco de duras críticas de organizaciones ecologistas
en Brasil y en el exterior por su incapacidad para detener
la destrucción de la Amazonía.
Según cifras oficiales divulgadas el mes pasado, entre
agosto de 2003 y agosto de 2004 fueron arrasados 29.050
kilómetros cuadrados de selva amazónica.
El gobierno reconoce que, en los últimos 25 años, colonos,
agricultores, campesinos, madereros y mineros han destruido
551.782 kilómetros de selvas, lo que equivale al 14 por
ciento del total de la Amazonía o al territorio de Francia.
Igualmente admite que las peores estadísticas se registran
en Mato Grosso, estado cuyo gobernador, Blairo Maggi, es el
principal productor privado de soja del mundo, con una
facturación que en 2003 llegó a 532 millones de dólares.
EFE
3 de junio de
2005