Acciones contra el deterioro medioambiental

 

Greenpeace es una de las organizaciones que optó por comprar acciones bursátiles para tener voz propia en las juntas de las multinacionales. En el año 2000 adquirió las acciones mínimas para poder participar en la empresa Shell, que factura cada año 94.000 millones de dólares. Para José Luis García Ortega, responsable del áera de cambio climático de esta asociación, el objetivo era “incidir en la toma de decisiones de estas compañías que son las responsables del aumento de la temperatura de la Tierra y tienen poca inversión en energías limpias”.

 

La compra de unos 210.000 dólares en acciones de esta multinacional petrolífera le valió a Greenpeace para hacerse con 4.400 títulos. De este modo, se aseguró ochenta cupos en la reunión anual de accionistas de Shell. Marcó un hito, al ser la primera adquisición de activos de una organización de este tipo. Los ecologistas pretendían poner en marcha proyectos de inversión en el área de recursos renovables. En concreto, la construcción de una fábrica de paneles solares fotovoltaicos que producirían 500.000 megavatios al año y generarían unos beneficios del 15% sobre la inversión inicial. Tras la reunión, la organización ecologista puso a la venta la totalidad de las acciones compradas.

Para John Walter, de la oficina de prensa internacional de Greenpeace, la táctica de compra y posterior venta de acciones en este tipo de empresas multinacionales tiene dos objetivos claros. “Por una parte, se obliga a la multinacional a entregar información fidedigna y detallada acerca de sus operaciones y proyectos de inversión. Por otra, permite influir desde dentro, ya que es posible presentar estudios y alternativas a las actividades que se desarrollan”. Con este tipo de estrategia los ecologistas no pretenden desarrollar una política general de inversiones, sino que sus participaciones en grandes empresas serán evaluadas caso a caso.

Otro ejemplo en el que se aplicó la misma táctica de compra fue el de la empresa British Petroleum Amoco (BP). Greenpeace agrupó accionistas preocupados con las exploraciones petrolíferas realizadas en el Ártico. Crearon la sociedad Sane BP, que representa a los Accionistas Contra las Nuevas Explotaciones. Su gran logro fue conseguir el apoyo del 13,5% del total de los accionistas de BP, 1.491 millones de acciones que suponen más de siete billones de dólares.

Este tipo de acciones pretenden además concienciar a los accionistas. “Que sepan que son ellos los que tienen que decir la última palabra, queremos que sepan lo que su empresa está haciendo y que existen otros recursos alternativos que se pueden desarrollar. No todos los que poseen acciones de estas empresas son grandes millonarios, también hay gente normal, de la calle, a la que es posible concienciar sobre estos temas”, según Greenpeace.

Esta forma de protesta también tiene muchos detractores, como Ecologistas en Acción: “sin criticar la iniciativa de nuestros compañeros de Greenpeace, nosotros creemos que de esta manera no se consigue nada ya que la participación que se tiene es minoritaria. Y lo peor es que entras en su juego, es una forma de reconocer un sistema económico que no apoyamos”. Sin embargo, Josselien Janssens, administradora del programa de Cambio Climático de Greenpeace, asegura que “el trabajo con los accionistas es un elemento más, que continuaremos utilizando en la medida en que sea útil para hacer escuchar nuestro mensaje, pero esto no significa dejar de lado las acciones tradicionales de Greenpeace”.

Las experiencias en este nuevo frente de acción han dado buenos resultados y al menos sirven para hacer reflexionar a los accionistas de las grandes multinacionales. Estas empresas no pierden dinero si invierten en energías limpias pero pueden ayudar a frenar el cambio climático.

 

Pablo Bargueño

CCS

9 de julio de 2004

 

 

  UITA - Secretaría Regional Latinoamericana - Montevideo - Uruguay

Wilson Ferreira Aldunate 1229 / 201 - Tel. (598 2) 900 7473 -  902 1048 -  Fax 903 0905