De acuerdo al Mensaje del Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente: “ el 5 de junio Día
Mundial del Medio Ambiente ofrece a las comunidades
y los gobiernos alrededor del mundo la oportunidad
de reflexionar sobre el papel esencial que desempeña
el medio ambiente en la vida cotidiana y los planes
para el futuro.” Agrega que: “a pesar de los
conocimientos cada vez mayores que poseemos y la
creciente lista de acuerdos y compromisos políticos,
la humanidad sigue dilapidando su capital natural.”
Esta realidad no escapa a nuestro país, donde día
tras día se degradan nuestros ecosistemas. El agua,
el suelo y el aire se contaminan a causa del uso
masivo de agrotóxicos altamente contaminantes, cuyo
objetivo es responder a los intereses de las grandes
multinacionales, que solo buscan lucrar a costa de
la explotación de los recursos naturales de nuestro
país, implantando un mismo modelo tanto en la
forestación como en los cultivos transgénicos (soja
y maíz), basado en grandes monocultivos.
Con la introducción de los cultivos transgénicos u
organismos genéticamente manipulados (OGM) no se han
tomado en cuenta los aspectos ambientales ni los
riesgos que pueden acarrear en cuanto a la
disminución de la biodiversidad de flora y fauna, ni
el peligro para el equilibrio ecológico, la
potencial transferencia de genes entre cultivos
modificados y naturales, el aumento de la aplicación
de agrotóxicos, el aumento del riesgo de aparición
de resistencia a las toxinas producidas por los OGM,
la posibilidad de creación de plagas más resistentes
y la aparición de súper malezas.
Tampoco se ha tomado en cuenta las miles de
toneladas de envases de agrotóxicos que han quedado
esparcidos por nuestros campos. Y si estos llegasen
a ser reciclados la contaminación continúa,
transformada pero no eliminada, ya que una vez que
es generada no es posible hacerla desaparecer.
Algunos han buscado como solución a este grave
problema la quema de estos envases, pero sin tomar
en cuenta que ello resulta en el aumento de las
emisiones de dioxinas y furanos, sustancias
altamente tóxicos para los seres vivos.
Los seres humanos son parte del medio. Recientemente
la población de Palmitas (Soriano), se ha visto
afectadas por los cultivos de la soja transgénica,
que fueron fumigados sobre sus propias cabezas.
Poblaciones de distintos departamentos del país como
por ejemplo de Paraje Pence, Cerro Alegre (Soriano),
pueblo Las Flores (Paysandú), se han quedado sin
agua, a consecuencia de las plantaciones de
eucaliptos instaladas en su entorno.
En este 5 de junio RAP-AL llama a la reflexión a las
autoridades correspondientes a tomar medidas
concretas sobre el control de los agrotóxicos y una
evaluación de los impactos ambientales, económicos y
sobre la salud de la población que están provocando
tanto los cultivos transgénicos como los forestales.
La “Humanidad” que según las Naciones Unidas “sigue
dilapidando su capital natural”, tiene nombre y
apellido. No se trata de las poblaciones que viven
en nuestro país, sino de las grandes multinacionales
vendedoras de agrotóxicos, transgénicos y celulosa.
Tanto los monocultivos transgénicos como los
forestales, sirven a los intereses económicos de esa
minoría, pero van en contra del desarrollo
sostenible de la humanidad.
RAP-AL Uruguay
2
de junio de 2006
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