La quinta parte
de la población mundial se encuentra amenazada
por la desertificación. Su impacto se siente más
allá de las fronteras de los países afectados
Las devastadoras consecuencias de la
desertificación pueden verse y sentirse en todo
el mundo.
Aproximadamente
3.6 billones de las 5.2 billones de hectáreas de
las tierras secas utilizadas para la agricultura
han sufrido erosión y degradación de suelo.
La capa superficial del suelo se forma muy
lentamente, pero puede ser destruida con una
velocidad pasmosa. Se ha estimado que el viento
y el agua arrastran cada año 24 billones de
toneladas, lo que significa que se pierde por lo
menos a una velocidad 16 veces más rápida de lo
que se tarda en su recuperación. Al destruirse
la capa superficial del suelo, se pierde el
sustento de la población.
Un quinto de la
población mundial se encuentra amenazada por
este fenómeno.
Desertificación puede tener también un gran
impacto más allá de las fronteras de los países
que están directamente afectados. Tormentas de
arena desencadenadas en China afectan no
solamente a la península de Corea y Japón, sino
que el viento se lleva las partículas de polvo a
través del Pacífico, causando problemas de
salud. La migración forzosa y la potencialidad
de conflicto interestatal añaden urgencia al
problema.
El Día Mundial de lucha contra la
Desertificación, durante este Año Internacional
de los Desiertos y la Desertificación, sirve
para recordar doblemente sobre la finalidad y
seriedad de este desafío.
El Día Mundial de este año tiene también un
doble tema: "La Belleza de los Desiertos - el
Desafío de la Desertificación". El tema refleja
la importancia de la distinción entre los
desiertos como ecosistemas únicos, por una parte
y la desertificación, o la pérdida de la
productividad biológica de la tierra, por la
otra. De este modo contribuye a dos propósitos
diferentes: celebrar la riqueza y diversidad
cultural de nuestros desiertos, que merecen su
protección, al mismo tiempo que subraya la
necesidad de combatir la desertificación como un
desafío global para el desarrollo sostenible.
Las estadísticas contradicen la ligereza con la
que a menudo se trata la cuestión de
desertificación.
Mientras la
desertificación cuesta a la economía mundial
unos 42 billones de dólares cada año, el coste
humano es incalculable. Unos 135 millones de
personas - o lo que es lo mismo la población
combinada de Francia y Alemania - se encuentran
en peligro de ser desplazadas.
También existe una relación inevitable entre
desertificación y pobreza. De acuerdo con el
informe de la Evaluación de los Ecosistemas del
Milenio difundido el año pasado "la
desertificación es potencialmente el cambio en
los ecosistemas más amenazante que impacta sobre
los medios de subsistencia de los pobres"
En la actualidad,
aproximadamente
1.2 billones de personas, uno de cada cinco
habitantes del
planeta, vive en extrema pobreza.
Aproximadamente dos tercios de estos se
encuentran en zonas rurales, siendo una gran
mayoría aquellos que dependen de la agricultura
subsistir diariamente. Luchar contra la desertificación puede por lo tanto
contribuir significativamente a la reducción de
la pobreza en el mundo y por lo tanto juega un
papel crucial en la consecución de los objetivos
de desarrollo del milenio.
Las zonas áridas ofrecen oportunidades
económicas tangibles.
Se ha estimado
que por cada dólar invertido en la lucha contra
la degradación de la tierra y desertificación se
podría generar fácilmente unos tres dólares de
beneficios económicos, lo que ayudaría a luchar
contra la pobreza entre los millones de personas
que viven en éstas frágiles tierras.
El Día Mundial de lucha contra la
Desertificación sirve para recordar que la
desertificación no es una fatalidad. Las
soluciones existen y con el esfuerzo colectivo
éstas pueden ponerse en práctica.
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16 de junio de
2006