Día de la Tierra
Salvémonos los unos
a los otros
El 22 de abril de 1970 miles de centros educativos y
organizaciones sociales de
Estados Unidos movilizaron a cerca de 20 millones de personas en una
jornada de actividades diversas cuyo objetivo fue
denunciar las numerosas amenazas y daños contra el medio
ambiente en el planeta.
El senador demócrata
Gaylord Nelson fue el único político de alto rango que se sumó a la
convocatoria.
Se considera que esa jornada marcó el nacimiento del
movimiento ecologista de
Estados Unidos.
De hecho, la presión ejercida por este movimiento hacia el
gobierno terminó provocando la apertura de la Agencia
de Protección Ambiental (EPA, por su sigla
en inglés) estadounidense, así como a la aprobación de
un importante cuerpo de leyes de protección del
ambiente.
Desde entonces, cada 22 de abril se celebra el Día de la
Tierra. Desgraciadamente, desde aquel 1970 la situación
ambiental del planeta no ha hecho sino agravarse.
Hoy, 40 años después, asistimos a los daños provocados por el
cambio climático, finalmente aceptado como real por toda
la humanidad que durante décadas naufragó en el océano
de falacias y diversionismos que difundido la gran
industria globalizada y sus gobiernos satélites.
La
Tierra ya no soporta la carga de contaminantes que el
capitalismo y la actividad humana agrícola e industrial
liberan en la naturaleza cada día.
Los procesos de construcción de acuerdos internacionales para
alcanzar el control y la progresiva disminución de la
contaminación global, enfrentan el desafío de cómo
disciplinar a los dueños del planeta que son los
principales contaminadores, esto es, jueces y parte.
Está bien claro que cualquier cambio sólo llegará a partir de
las decisiones y acciones políticas que promuevan el
surgimiento de un nuevo modelo de producción y de
desarrollo, que contemplen los desafíos de la época, que
integren en todos los análisis la perspectiva ambiental,
que se hagan cargo del futuro.
Las organizaciones sociales, y sobre todo los sindicatos,
vinculados directamente a todo cuanto se produce en esta
Tierra, tienen un papel especialmente importante en la
construcción de esas decisiones, de esas acciones que
conduzcan al cambio de paradigma necesario para salvar a
la humanidad, para salvarnos a nosotros mismos de este
sistema caníbal y autodestructivo de producir y
consumir.
Hoy ponemos atención hacia la Tierra. Que el próximo 22 de
abril no nos encuentre aquí, en el mismo lugar donde nos
dejó éste.