Uruguay

7 de abril Día Mundial de la Salud

Que los niños puedan crecer fuertes y sanos

Con el lema "Preparemos el futuro de la vida, ambientes saludables para los niños", la Organización Mundial de la Salud ha decidido que este año el Día Mundial de la Salud esté enfocado sobre la salud de los niños. Esto implica que se está mirando especialmente hacia el futuro y se enfoca hacia un problema urgente: la necesidad de crear ambientes libres de tóxicos, seguros y sanos para que los chiquitos puedan crecer plenamente.

En este contexto, es bueno recordar las palabras de un indígena norteamericano, el jefe Seattle, quien ya en 1854 había dicho: "No hemos recibido el mundo como una herencia de nuestros mayores, sino que lo hemos tomado prestado de nuestros hijos".

Esas sabias palabras siguen tan vigentes hoy como entonces, e implican que debemos custodiar la salud del ambiente para que las futuras generaciones puedan crecer y desarrollarse en plenitud.

Todo niño tiene derecho a la salud y ningún niño debería enfrentarse a amenazas para la salud originadas en un ambiente con riesgos en el hogar, la escuela o la comunidad.

Las cifras que revela la Organización Mundial de la Salud son terribles. En el mundo, cada año mueren cinco millones de niños de entre 0 y 14 años por enfermedades relacionadas con el medio ambiente. En América Latina y el Caribe mueren anualmente más de 80.000 niños por la misma causa. La paradoja es que muchos de estos casos podrían prevenirse si el ser humano no utilizara, como lo hace, sustancias que de una forma u otra, contaminan el medio ambiente.

Los niños son más vulnerables a los contaminantes, porque tienen un sistema inmunológico todavía en formación. Un ambiente degradado, contaminado o sin saneamiento, es caldo de cultivo de gérmenes que transmiten enfermedades.

El aire y el agua contaminados con desechos tóxicos causa graves enfermedades y como ejemplo trágico muy reciente tenemos el caso del plomo en Montevideo (Uruguay). Es fácil recordar los casos de plombemia que siguen apareciendo en nuestros niños y adultos. Pareciera que todo se ha solucionado, pero más bien el problema se barrió debajo de la alfombra. A las familias se les prometió que se les iba a construir casas en otros terrenos, el terreno fue donado por la Intendencia Municipal de Montevideo y el gobierno central prometió construirlas, pero ahora se dice que no hay dinero. En consecuencia, los niños se siguen contaminando y las fuentes del plomo siguen sin ser atacadas integralmente. Por parte del gobierno no se percibe que vaya a aportar soluciones ni a corto ni a largo plazo a la situación de los afectados. Si se une a todo esto la inseguridad alimentaria actual, tenemos como resultado graves trastornos en el desarrollo físico e intelectual de un importante y creciente número de niños.

Frente a esa falta de alimentos, las grandes transnacionales como la Monsanto dicen tener la solución: la promoción de cultivos genéticamente modificados. Sin embargo, nada se dice de los riesgos para la salud que estos cultivos implican. Estudios realizados en los Estados Unidos han demostrado que las alergias resultantes del consumo de estos alimentos son un problema particular entre los pequeños y bebés y pueden ocasionar problemas de alergia de por vida. Además, también se ha constatado que una de las consecuencias del consumo de alimentos transgénicos es la transferencia de la resistencia a los antibióticos, por lo que éstos dejan de surtir efecto para combatir las enfermedades.

Así como el ser humano es responsable de los problemas ambientales que perjudican el sano desarrollo del niño, es importante resaltar que también tiene la capacidad para evitarlos mediante su intervención racional y crítica frente a propuestas tecnológicas peligrosas.

En nuestro país nos vemos enfrentados a distintos problemas de salud vinculados al ambiente en el que vivimos, como por ejemplo:

  • alimentos con residuos de agrotóxicos utilizados en la producción agrícola, muchos de los cuales han sido prohibidos en otros países por sus conocidos efectos sobre la salud.

  • impactos graves sobre la salud de los trabajadores rurales que aplican esos agrotóxicos y sobre la salud de la población que habita en esas zonas.

  • cursos de agua y suelos contaminados por agrotóxicos altamente contaminantes.

  • en las ciudades, suelo y aire contaminado por el uso de nafta con plomo.

  • intoxicaciones en los domicilios provocadas por accidentes y mal manejo de agrotóxicos, medicamentos y productos de limpieza.

Es asimismo importante señalar que, en nuestro país, los niños forman parte de la fuerza laboral y que la crisis no hace más que incrementar el trabajo infantil. Al empezar a trabajar a edades muy tempranas, están expuestos a los mismos riesgos ambientales que los adultos en su lugar de trabajo, pero la diferencia es que los niños son mucho más vulnerables a estos riesgos.

El mensaje que quisiéramos transmitir, especialmente durante esta semana, es que se debe exigir a todos los sectores sociales en general; y al gobierno en particular la adopción de las medidas necesarias para asegurar un mejoramiento en las condiciones ambientales que afectan la salud de los niños. También hacemos un llamado a la sociedad civil para que este activa y vigilante en relación a la salud de nuestros niños. Se debe asegurar que existan las condiciones adecuadas para que puedan crecer fuertes y se conviertan en adultos saludables.

 

Es por ello que exigimos:

 

Promover una agricultura sin agrotóxicos.

Fomentar el desarrollo de la agroecología.

Prohibir el uso de cultivos transgénicos.

Controlar estrictamente los vertidos tóxicos de las empresas.

Promover el uso de energías limpias y utilizar exclusivamente nafta sin plomo.

  • Red de Acción en Plaguicidas/Uruguay (RAPAL)

  • Centro Uruguayo de Tecnologías Apropiadas (CEUTA)

  • Línea Verde

  • Red de Ecología Social AT-Uruguay

  • Secretaría Regional Latinoamericana de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación y la Agricultura (Rel-UITA)

 

 

15 de abril de 2003

 

  UITA - Secretaría Regional Latinoamericana - Montevideo - Uruguay

Wilson Ferreira Aldunate 1229 / 201 - Tel. (598 2) 900 7473 -  902 1048 -  Fax 903 0905