Dos
instituciones que luchan por la protección de los
recursos naturales depositaron querella
ante el
tribunal contra el secretario y subsecretario de Medio
Ambiente, Frank Moya Pons y René Ledesma
respectivamente, a quienes acusan de autorizar el
depósito de los desechos peligrosos en la bahía de
Samaná y en Manzanillo.
El
Instituto de Abogados para la Protección del Medio
Ambiente y el grupo Mundo Ecológico pidieron a la
Suprema Corte que independientemente de las sanciones
penales de que sean objeto los acusados se condene a
la compañía Transdominicana de Desarrollo y
Multigestiones Valenza al pago de una indemnización de
500 millones de pesos dominicanos como reparación por
los daños ambientales y humanos causados en Manzanillo
y Samaná. Esas sumas serían destinadas a las
comunidades afectadas.
Además,
solicitaron el traslado inmediato de los desechos
hacia su lugar de origen y que los costos de esa
operación corran por cuenta de las empresas
depositantes.
Mientras
la secretaria de Medio Ambiente afirma que los
depósitos no son tóxicos, el Instituto de Química de
la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y
senadores de la República tienen una opinión opuesta.
El senador
por Samaná Ramiro Espino, quien fue el primero en
denunciar el caso, estima que existen demasiados
intereses económicos particulares en relación al
asunto. Ello explica, agregó, que quienes deben velar
por la protección del medio ambiente desde el aparato
del Estado defiendan a la empresa que trajo los
desechos.
Funcionarios de esa cartera, sostuvo el legislador,
elaboraron “un mamotreto” en el que difunden supuestos
análisis realizados en el exterior según los cuales el
"rockash" (como se denomina al material depositado) no
es tóxico ni contaminante. Esos tests desconocen de
hecho los resultados a los que llegaron los
laboratorios de la Universidad Autónoma y del
Instituto Dominicano de Tecnología Indotec, comentó.
El
coordinador de investigación del instituto de química
de la UASD, Conrado Depratt, para quien está probado
que el "rockash" es tóxico, solicitó al procurador
para la Defensa del Medio Ambiente y los Recursos
Naturales que presente los informes técnicos de los
laboratorios del exterior para comparar resultados.
Depratt
advirtió que el material radiactivo debe ser sacado
del país antes de que inicie la temporada ciclónica,
para evitar que sea esparcido por las lluvias y el
viento propios de ese período.
Recordó
que el convenio de Basilea para el control del
movimiento transfronterizo de los desechos peligrosos
establece que ningún país puede enviar ni recibir
desechos tóxicos que no hayan sido tratados en el país
de origen.
Ese
convenio considera tóxicas a las cenizas volantes
producidas por las centrales termoeléctricas, por lo
cual República Dominicana lo habría violado al
importar cenizas.
El
ingeniero químico Ramón Pereyra, quien participó en
investigaciones científicas realizadas con el fin de
brindar un informe sobre este caso al Senado,
advirtió: “Quizás en diez años comience una epidemia,
por ejemplo de cáncer. Aquí pensamos en lo inmediato
pero no en lo que podría pasar en el futuro”.
El sábado
8 de mayo todas las iglesias, las organizaciones y el
pueblo de Samaná realizarán una gran manifestación en
reclamo de que el "rockash" sea devuelto a Puerto
Rico.
Bernabel Matos
© Rel-UITA
7 de mayo
de 2004