Argentina – Uruguay
Plantas de celulosa
No hay mal que por mal no venga |
El
presidente de ENCE, el ingeniero vasco Juan
Luis Arregui, en una extraña y sorprendente
conferencia de prensa celebrada en Buenos
Aires, Argentina, anunció ayer, martes 12,
que la planta de celulosa antes prevista en
las inmediaciones de la ciudad uruguaya de
Fray Bentos se relocalizará en las
proximidades del también uruguayo poblado de
Conchillas, en el departamento de Colonia,
más de 200 kilómetros al sur de su anterior
ubicación
Desde hacía algunos días
se sabía que ENCE había adquirido tierras en Colonia, un departamento
netamente turístico y agroindustrial. Se decía que en la mañana de ayer,
martes 12, Arregui se reuniría con el presidente uruguayo Vázquez –lo que no
ocurrió–, pero sí lo hizo con su mano derecha y sombría, el abogado Gonzalo
Fernández, secretario de la Presidencia. Se rumorea que ambos personajes
mantuvieron una acalorada discusión cuyas resonancias fueron escuchadas en
los corredores a los que tienen acceso los periodistas destacados en esa
sede gubernamental. En el atardecer de ese mismo día se vio lo impensable:
desde la sala de prensa de la Casa Rosada, Arregui y el jefe del Gabinete
del presidente argentino Kirchner, el abogado Alberto Fernández, presentaron
en público por primera vez una obra que se realizará… en Uruguay.
El contenido de esa
conferencia de prensa
(véanse notas adjuntas en esta
página) llama profundamente la atención por lo equívoco,
confuso, deliberadamente simplón. Arregui quiere que el mundo crea que en
virtud de que tiene nietos argentinos, de su amistad con el Fernández
argentino y de sus fuertes inversiones en Argentina (con otra compañía
llamada Gamesa) su empresa ENCE –de la cual es el mayor accionista,
pero no el único– está dispuesta a perder 80 millones de dólares.
ENCE había
obtenido la concesión de una zona franca en su anterior emplazamiento, así
como los permisos ambientales y de construcción municipales y nacionales.
Había construido un puerto y una planta de chipeado de madera y estaban
avanzados los movimientos de tierra previos a la cimentación de la planta.
Ahora, Arregui deberá recomenzar todo desde el principio, incluyendo los
estudios de impacto ambiental, la solicitud de concesión de una zona franca,
etcétera.
Por si todo esto fuese
poco, el empresario vasco tendrá que remontar la pésima impresión que causó
en una parte importante del sistema político y de la opinión pública
uruguaya, el hecho de haber ido a “pedir autorización” para su proyecto a la
Argentina antes de oficializar su intención en Uruguay. Este “olvido”
probablemente quede disimulado por los 750 millones de dólares
suplementarios que, dice Arregui, serán necesarios para completar la
inversión de ENCE que duplicó el porte de su futura planta de
celulosa: la ahora proyectada tendrá una capacidad de producción de un
millón de toneladas anuales. En total serán 1.250 millones de dólares de
inversión, un dulce apetecible que podría hacer olvidar el mal gusto de su
reciente representación bonaerense.
Una de las
contradicciones más flagrantes de la conferencia de prensa que pareció muy
“escenificada”, es que, respondiendo a preguntas de los periodistas, Arregui
opinó –con el beneplácito de Alberto Fernández– que piensa que Botnia no
contaminará, y que su planta utilizará la misma tecnología que los
finlandeses en Fray Bentos.
Quién es
Juan Luís Arregui Ciarsolo
Natural de Mallavia (Vizcaya),
ingeniero técnico por la Escuela
Técnica Superior de Ingeniería
de Bilbao, graduado en Control
Numérico por Wandsdorf
(Alemania) y master en
Ingeniería Micro-Mecánica por
Besançon (Francia).
Ocupa en la actualidad el cargo de vocal en el Consejo de Administración y
en la Comisión de Nombramientos y Retribuciones de Gamesa Corporación
Tecnológica SA, empresa especializada en la construcción de los molinos, el
diseño y la instalación de usinas eólicas de electricidad.
Es presidente de Viña Izadi SA (desde 1987), Foresta Capital SA (desde
2002), habiendo intervenido en la fundación de dichas empresas, así como del
Grupo Empresarial ENCE SA. Es consejero de Gestora de Proyectos y Contratos
SA, de la que es cofundador (desde 1997), de GRL Aceite (desde 2000) y de
Iberdrola SA (desde 1993).
Ha desempeñado también los cargos de presidente de Gamesa (hasta 1995), de
la que fue fundador (en 1976), presidente de Corporación Eólica Cesa y
copresidente del Grupo Guascor (1995-2003).
Fuente:
www.gamesa.es |
Entonces, ¿en qué
quedamos? ¿La belicosidad del gobierno argentino contra Botnia tiene
origen apenas en que los nórdicos no “pidieron autorización” para instalarse
en Uruguay como lo hizo ahora ENCE? Entre sus afirmaciones, Arregui
anunció que su empresa “también comprará eucaliptos en Argentina que
llegarán a la planta en barcazas especiales”. Del lado uruguayo ya se
escuchan las frases insinuantes: “ENCE hizo un ‘arreglo’ con Kirchner”;
“Arregui sabe bien cómo funciona la política en Argentina”. Y todos
recuerdan la denuncia directa hecha contra Busti, gobernador de la provincia
argentina de Entrerríos, acusado de haber pedido a los finlandeses una coima
demasiado alta, lo que motivó que los nórdicos cruzaran el río y se
instalaran en Uruguay.
Los vecinos movilizados
de Gualeguaychú, que “coincidentemente” con el anuncio de Arregui y
Fernández
terminaban de realizar una manifestación en la capital argentina, tienen
ahora la mitad del problema en la orilla de enfrente. Los uruguayos, sin
embargo, lo ven aumentar un 25 por ciento. Y vienen más: ya se anuncia la
instalación de por lo menos otros dos proyectos celulósicos en tierras
uruguayas.
Las graves amenazas
ambientales y sociales que porta la industria de la celulosa, empezando por
las plantaciones de árboles, el uso inadecuado, insustentable de la tierra
que ellas implican en países donde parte importante de la población pasa
hambre, la desecación de las fuentes de agua, las exenciones impositivas que
las colocan en un sitial de privilegio en relación con el común de la gente
y las empresas, el escaso empleo durable y de buena calidad que genera,
entre otras, permanecen invariables y hasta son incrementadas por estos
nuevos y grandes proyectos fabriles.
Simultáneamente, el sur
de Brasil, particularmente el estado de Rio Grande do Sul, es también
escenario de un furibundo embate de las transnacionales de la celulosa. La
sueco-finlandesa StoraEnso –que en asociación con Aracruz ya
posee en el estado de Bahía la fábrica de celulosa Veracel– ha confirmado
que construirá allí una planta de celulosa –1.200 millones de dólares– y que
agregará más adelante una fábrica de papel y un mega aserradero para
procesamiento de madera, totalizando una inversión de 2.000 millones de
dólares.
Organizaciones sociales
de la zona denuncian que la transnacional ya adquirió en Rio Grande más de
200 mil hectáreas, muchas de las cuales ya estaban plantadas con eucaliptos
y pinos.
Si la mirada
cariñosamente autocrítica de los brasileños acuñó la frase de que “En Brasil
todo termina en samba”, los rioplatenses están haciendo un gran esfuerzo
para concretar la suya, que podría ser: “En el Río de la Plata, todo termina
en circo”.
Carlos Amorín
©
Rel-UITA
13
de diciembre de 2006 |
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