La energía nuclear

es la peor solución ecológica

 

El periódico "El País" del 20 de junio publica una tribuna de James Lovelock, donde se defiende la energía nuclear como la "única solución ecológica". "El País" probablemente no publique una respuesta con el mismo espacio, donde se responda como es debido a los argumentos de James Lovelock.

 

 
En primer lugar la descripción que hace James Lovelock del cambio climático es real, y es necesario abandonar un modelo energético basado en los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural). Pero la solución no es la energía nuclear, sino las energías renovables y el aumento de la eficiencia energética.


La energía nuclear es la peor solución ecológica, por la generación de residuos radiactivos, que serán peligrosos durante decenas de miles de años, y por la proliferación nuclear, que sigue siendo la mayor amenaza ecológica que sufrimos, muy por delante del cambio climático. Una guerra nuclear, o el uso de bombas nucleares, tendrían consecuencias irreversibles y devastadoras. Además un accidente nuclear tiene consecuencias no menos graves, como se vio con Chernóbil.


El señor James Lovelock oculta la realidad del desarrollo de las energías renovables. Todos los estudios demuestran que son una alternativa real, como pudo comprobarse en la reciente conferencia de Bonn, donde se propuso un plan absolutamente realista para que las energías renovables cubran el 50% del consumo energético mundial en el año 2040. La energía eólica, con costes de 4 a 6 céntimos de euro por kWh, es ya totalmente competitiva en la actualidad, y podría aportar 5 veces más que la totalidad del consumo mundial actual de electricidad, descartando todas las localizaciones con algún impacto ambiental. La solar gana posiciones día a día, y en pocos años podría cubrir la totalidad de las necesidades energéticas.

 
La solución no es la energía nuclear, sino un modelo basado en la eficiencia, en las energías renovables y en la electricidad y el hidrógeno como vectores energéticos. Las propuestas del señor James Lovelock son totalmente descabelladas. Además la energía nuclear sólo produce electricidad (que representa sólo el 17% del consumo final de energía), y a unos costes reales muy superiores a la de la energía eólica u otras renovables. Don James Lovelock sabe de la teoría
Gaia, pero la energía no es su fuerte. Con su tribuna llenará de felicidad al sector nuclear, pero no ha aportado nada al debate.

 

El periódico "El País" podía reflejar mejor la realidad de las energías renovables, en lugar de abrir falsos debates, o tratar de resucitar la peor alternativa ecológica, la energía nuclear.

 


José Santamarta

 22 de junio de 2004

 

 

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