En primer lugar la descripción que hace James Lovelock
del cambio climático es real, y
es necesario abandonar un modelo energético basado en
los combustibles fósiles
(carbón, petróleo y gas natural). Pero la solución no
es la energía nuclear, sino las energías
renovables y el aumento de la
eficiencia energética.
La energía nuclear es la peor solución ecológica, por la
generación de residuos radiactivos,
que serán peligrosos durante decenas de miles de años,
y por la proliferación nuclear, que sigue siendo la
mayor amenaza ecológica que sufrimos,
muy por delante del cambio climático. Una guerra nuclear, o
el uso de bombas nucleares, tendrían
consecuencias irreversibles y
devastadoras. Además un accidente nuclear tiene
consecuencias no menos graves, como
se vio con Chernóbil.
El señor James Lovelock oculta la realidad del desarrollo de
las energías renovables. Todos los
estudios demuestran que son una alternativa real,
como pudo comprobarse en la reciente
conferencia de Bonn, donde se propuso un
plan absolutamente realista para que las energías
renovables cubran el 50% del
consumo energético mundial en el año 2040. La energía
eólica, con costes
de 4 a 6 céntimos de euro por kWh, es ya totalmente
competitiva en la actualidad, y
podría aportar 5 veces más que la
totalidad del consumo mundial actual
de electricidad, descartando todas
las localizaciones con algún impacto
ambiental. La solar gana posiciones día a día, y en
pocos años podría cubrir la
totalidad de las necesidades energéticas.
La solución no es la energía nuclear, sino un modelo basado
en la eficiencia, en las energías
renovables y en la electricidad y el hidrógeno
como vectores energéticos. Las
propuestas del señor James Lovelock son totalmente
descabelladas. Además la energía
nuclear sólo produce electricidad (que representa sólo el
17% del consumo final de energía), y
a unos costes reales muy superiores a la de la
energía eólica u otras renovables. Don James Lovelock
sabe de la teoría
Gaia, pero la energía no es su fuerte. Con su tribuna
llenará de felicidad al sector
nuclear, pero no ha aportado nada al debate.
El periódico "El País" podía
reflejar mejor la realidad de las energías
renovables, en lugar de abrir falsos debates, o
tratar de resucitar la peor
alternativa ecológica, la energía nuclear.
José Santamarta
22
de
junio de 2004