Al grito de "Anna Pata, Ana Yan" (Nuestra
tierra, nuestra señora), organizaciones
indígenas de Brasil festejaron el fallo judicial
que ratifica la demarcación de una reserva de
comunidades nativas, el cual será decisivo para
otras disputas similares.
Por 10 votos a uno, en una acalorada sesión de dos días, el Supremo
Tribunal Federal (STF) reafirmó que el
territorio "Raposa Serra do Sol", en el
septentrional estado de Roraima, se reintegre a
los casi 19.000 indígenas de 194 comunidades de
las etnias macuxi, wapichana, patamona, ingaricó
y taurepang, que habitan la región.
La sentencia confirma el decreto emitido en 2005 por el presidente
Luiz Inacio Lula da Silva, que legalizó
la demarcación de ese territorio y pidió a los
residentes no indígenas -un grupo de grandes
productores de arroz y 50 familias de
agricultores- que se retiren de allí.
Las tierras indígenas, "ocupadas desde tiempos remotos", son
"inalienables, indisponibles y los derechos
sobre ellas imprescriptibles", dijo, al
fundamentar su voto a favor, el juez Celso de
Mello. Sin ellas, los nativos están
expuestos al "riesgo gravísimo", de "la
desintegración cultural, de la pérdida de su
identidad étnica, de la disolución de los
vínculos históricos, sociales y antropológicos,
y de la erosión de su propia conciencia",
añadió.
La reserva de 1,7 millones de hectáreas, ubicada en la frontera con
Venezuela y Guyana, había sido
demarcada en 1998, durante el gobierno del
predecesor de Lula, Fernando
Henrique Cardoso.
"Después de 500 años de discriminación, este voto no solo
favorecerá a Raposa Serra do Sol, sino también a
todo Brasil, porque además de reconocer la
tierra, trae vida y respeto a los pueblos
indígenas", declaró por teléfono a IPS el
activista macuxi Dionito José de Sousa,
coordinador del Consejo Indígena de Roraima. "La
justicia demoró, pero no erró", dijo.
Según De Sousa, la sentencia servirá como antecedente para
otros conflictos judiciales similares, y
facilitará el reconocimiento del mundo entero a
una cultura, porque define la propiedad de los
pueblos indígenas de forma permanente. "Ahora es
que nos van a pagar la deuda de más de 500 años,
en los que mataron indígenas y usaron el
autoritarismo y la violencia contra nosotros.
Hoy se cumple la ley. Hoy tenemos libertad y
autoridad", celebró el dirigente.
El tribunal reconoció a los
indígenas el derecho a la pesca, la
caza y la extracción de recursos
vegetales del Parque Nacional Monte
Roraima que ocupa 6,72 por ciento de
la reserva, pero condicionado a la
autorización expresa de autoridades
ambientales nacionales. |
El juicio, que comenzó en agosto pasado, fue interrumpido dos
veces. En diciembre, después de que ocho de los
11 miembros del tribunal ya habían votado a
favor de los indígenas por la demarcación del
territorio y por la expulsión de los productores
de arroz. En esa ocasión el proceso se postergó
por un pedido del juez Marco Aurelio Mello,
el único magistrado que votó en contra de la
demarcación, fundamentado en la necesidad de
estudiar mejor el caso.
En una fundamentación de voto que duró casi siete horas, Mello
confirmó su posición, con el argumento de que
hubo irregularidades en el proceso de
demarcación. Alegó que no fueron escuchadas
otras voces interesadas en el proceso, como
todas las etnias y los poseedores de títulos de
propiedad en predios de la reserva.
Apoyándose en declaraciones de altos oficiales del ejército, el
magistrado se refirió también a cuestiones de
soberanía, pues el área en cuestión es
fronteriza. Además, cuestionó que una reserva en
la que cabe 12 veces la ciudad de São Paulo
-donde viven 11 millones de personas- se destine
a menos de 19.000 indígenas, muchos de los
cuales, insistió, "son aculturados".
Esas afirmaciones recibieron críticas del también juez del STF
Ayres Brito, que en diciembre ya había
votado a favor de la demarcación. Brito
destacó que la demarcación es un derecho
"reparador" de las injusticias cometidas
históricamente contra los indígenas.
Mello
también fue cuestionado por el presidente del
STF, Gilmar Mendes, quien al
referirse a la cuestión de la soberanía recordó
que el fallo prevé el libre tránsito por el
territorio de las fuerzas armadas y la policía
para defender las fronteras.
Pero De Sousa criticó esa previsión. "No podemos aceptar que
el gobierno permita al ejército y la policía
entrar en la reserva sin consultar a las
comunidades. Tenemos que conversar", objetó el
líder indígena.
El tribunal reconoció a los indígenas el derecho a la pesca, la
caza y la extracción de recursos vegetales del
Parque Nacional Monte Roraima que ocupa 6,72 por
ciento de la reserva, pero condicionado a la
autorización expresa de autoridades ambientales
nacionales.
La decisión del STF implica la salida inmediata de los
productores de arroz que se negaban a retirarse
de la reserva y que no aceptaron la
indemnización ofrecida por la Fundación Nacional
del Indio (FUNAI). En caso de
resistencia, la FUNAI, con ayuda de la
Policía Federal y la Fuerza Nacional de
Seguridad, está autorizada y preparada para
expulsar a los agricultores, por la fuerza, de
ser necesario.
"Esperamos" que el retiro "sea inmediato, porque ya estamos
esperando hace tres años", advirtió De Sousa.
"No podemos esperar mas", añadió el líder macuxi.
Corresponderá a la policía "meter palo"
-reprimir- si eso no ocurre, sostuvo.
El dueño de la mayor hacienda en la reserva y líder de los
arroceros, Paulo Cesar Quartiero,
advirtió que el mantenimiento de la reserva
acarreará más disputas por tierra y conflictos
sociales. El presidente de la Asociación de
Arroceros del estado de Roraima, Nelson
Itikawa, dijo a la oficial Agencia Brasil
que los agricultores no tienen opciones para el
traslado de sus cultivos para garantizar la
producción.
El juicio fue observado por representantes indígenas con el rostro
y cuerpos pintados, autorizados a vestir sus
ropas tradicionales y no el traje obligatorio en
una sesión del órgano. En Brasilia, donde esta
la sede del STF, centenares de
manifestantes cumplieron vigilia desde la
víspera del fallo. También hubo concentraciones
de indígenas y de organizaciones campesinas y
humanitarias en Boa Vista -capital de Roraima- y
en la propia reserva.
El coordinador del Consejo Indígena de Roraima anticipó que una vez
que los arroceros desocupen la tierra, la
utilizarán para desarrollar un tipo de
agricultura "indígena", y "sin química".
Mientras, los campesinos no indígenas que permanezcan en la reserva
y que ya conviven con ellos utilizarán, según
dijo, tecnologías aportadas por la gubernamental
Empresa de Investigación en Agricultura (EMBRAPA).
La reserva indígena Raposa Serra do Sol es centro de conflictos
desde mediados de la década del 70, cuando
comenzó el proceso de reconocimiento de esas
tierras. Los agricultores no indígenas se
negaron a abandonar la región, en la que se
radicaron desde los primeros años 90. Después de
la postergación del juicio, en diciembre, los
productores de arroz habían conseguido
autorización del STF para permanecer allí
hasta la votación final.
La disputa tuvo momentos de tensión, con protestas continuas,
obstrucción de caminos y ocupación de edificios
por parte de ambos bandos. Los conflictos
alcanzaron uno de sus momentos culminantes el
año pasado, cuando fueron baleados 10 indígenas
en una hacienda.
En Brasil --según datos de la FUNAI-- hay 488 territorios indígenas
en proceso de demarcación, que suman 105.673.003
hectáreas. Otros 123 territorios están todavía
en proceso de identificación.
Fabiana Frayssinet
Tomado de 180.com
24 de marzo de 2009