El fipronil es un potente insecticida, que
afecta particularmente a las abejas, pero
también a peces y aves. Es además nocivo para la
salud humana y animal en general. Fue
establecido como sustituto del mirex para
combatir hormigas por el Ministerio de
Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) en 2004.
Un sustituto indeseable
Ya en ese entonces RAPÁL Uruguay
advertía de la peligrosidad del sustituto
elegido. Sin embargo, el MGAP estableció
la sustitución del mirex por el fipronil algunos
meses después de que en Francia se
suspendiera la venta de ese agrotóxico debido
a la muerte de millones de abejas por la
aplicación de fipronil en los cultivos
agrícolas.
Entre 2005 y 2008, las importaciones de fipronil
se multiplicaron veinte veces en nuestro país.
Desde que fue autorizado, el fipronil se vende
en varias formulaciones, y las mismas determinan
de cierto modo su uso. Como cebo granulado o
gránulos dispersables es utilizado para combatir
hormigas. A febrero de 2009 estaban registradas
4 formulaciones de este tipo. Las suspensiones
concentradas y los polvos mojables son
utilizados por aspersión sobre cultivos como
soja y maíz, así como en áreas forestadas, para
matar otros insectos. A la misma fecha estaban
registradas 14 formulaciones de este tipo.
Se restringen algunos usos
La Sociedad Apícola del Uruguay (SAU)
exige desde fines del año pasado que se prohíban
las aspersiones con fipronil, así como la
realización de estudios de impacto ambiental del
fipronil y de otros insecticidas perjudiciales
para las abejas. Este planteo ha sido acompañado
por RAP-AL Uruguay, que viene denunciado
los peligros del fipronil desde el año 2004.
Recién a fines de febrero de 2009 la Dirección
General de Servicios Agrícolas (DGSA)
resolvió una restricción parcial del uso del
fipronil, prohibiendo su uso “en floración de
cultivos, praderas y campos naturales”. Así, la
resolución implica la prohibición del uso de
fipronil solamente durante el período en que los
cultivos florecen.
Aunque pueda considerarse en cierto modo un
“avance” al reconocer las autoridades la
gravedad de los impactos de este veneno ha
causado en las abejas, es a todas luces
insuficiente.
La apicultura amenazada
La aplicación por aspersión del fipronil
representa un grave peligro para la
supervivencia de las abejas.
Fue precisamente el uso de concentrados
emulsionables y polvos mojables el que se
incrementó dramáticamente a partir de la
reciente plaga de langostas.
En consecuencia, miles de colmenas murieron en
los últimos meses a lo largo y ancho del país.
Por demás elocuente es en ese sentido el hecho
de que la primer Jornada Apícola organizada por
la Sociedad Apícola del Uruguay (SAU)
llevada a cabo el sábado próximo pasado se
denominase “Situación de Emergencia Nacional en
la Apicultura”. En su presentación del Dr.
Ruben Riera, presidente de la SAU,
dio a conocer que en la presente zafra se
produjo la muerte de alrededor de 5.000 colmenas
a causa del fipronil, una cifra que además crece
día a día.
También explicó por qué las medidas adoptadas
por la DGSA no han sido suficientes para impedir
que las abejas se sigan muriendo.
Riera aclara que aunque un cultivo no
esté en flor la abeja igualmente se contamina,
ya que se está hablando de una sustancia con
alto poder de residualidad, que puede pasar al
sistema circulatorio de la planta y (cuando
florece) llega por vía indirecta.
En los campos donde se fumiga con esta
sustancia, también hay plantas silvestres en
flor y la abeja liba un néctar contaminado que
finalmente termina matándola. Otro punto
importante que se debe de tener en cuenta es que
la abeja no solo se alimenta a base de néctar y
que la colmena (que tienen entre 50.000 a 60.000
abejas en verano) consume aproximadamente dos
litros de agua por día y los diferentes cursos
de agua pueden también estar contaminados.
Finalmente el Dr. Riera terminó su
presentación con una posición muy firme
expresando el sentimiento de la SAU sobre
la necesidad inminente de eliminar el fipronil
para uso foliar.
Suficientes pruebas científicas
Durante la jornada de la SAU, el
Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria
(INIA)
presentó pruebas científicas de los efectos
mortales que tiene el contacto del fipronil para
las abejas.
Uno de los casos presentados fue en el
departamento de Flores en enero 2008 y el
segundo caso en noviembre del mismo año en el
departamento de Colonia (Tarariras). Con las
abejas contaminadas de Tarariras se llevó a cabo
un experimento para observar el comportamiento
de la convivencia de abejas contaminadas y no
contaminadas. Las abejas contaminadas murieron
en cuestión de horas y para las no contaminadas
la muerte fue cuestión de días.
Se anuncian nuevas restricciones
Fuentes de la DGSA confirmaron a RAP-AL
Uruguay que el MGAP emitiría a la
brevedad una nueva resolución que acotará aun
más el uso de fipronil, que sería permitido
exclusivamente como hormigicida. De concretarse
el anuncio, se trataría indudablemente de otro
paso adelante.
Sin embargo, hay que recalcar que se trataría de
la prohibición parcial de un agrotóxico que
jamás debería haber sido autorizado en nuestro
país y que llega tarde para miles de
apicultores.
Además, según el Dr. Riera, hay que tomar
en cuenta
que las abejas también se alimentan de agua y el
fipronil, en su formulación como cebo granulado
o gránulos dispersables, en algún momento llega
al agua, o sea, que el peligro para las abejas
por la contaminación por este agrotóxico
seguiría estando presente.
El fipronil debería estar completamente
prohibido en Uruguay, una situación a la
que seguramente se llegará si los apicultores
organizados continúan defendiendo su derecho a
producir.
Llegados a esa situación, el país se encontrará
nuevamente ante la disyuntiva de elegir entre un
insecticida sustituto o replantearse el modo de
producción agrícola por el que se busca asegurar
el futuro de todos.
RAPAL Uruguay
12 de marzo de 2009