Montevideo, 4 de junio de 2004.
Sr. Olav Henriksen
Presente.
Carta Abierta sobre forestación y plantas de celulosa
Los grupos abajo firmantes desean hacer público el
hecho de que
se han opuesto sistemáticamente al modelo de
"desarrollo forestal"
impulsado en nuestro país. Este modelo, basado en
monocultivos a
gran escala de especies exóticas de muy rápido
crecimiento está
afectando los principales recursos del país (suelos,
agua, flora,
fauna) y ha llevado a una creciente concentración y
extranjerización
de la tierra en amplias zonas del Uruguay.
Además, junto con el "desarrollo forestal" se le
prometió a la gente
la generación de empleos. Para promover la actividad
forestal, el
estado uruguayo realizó una fuerte inversión,
incluyendo subsidios
directos, exoneraciones impositivas, créditos blandos
e inversiones
en infraestructura. Al año 2000, la sociedad uruguaya
en su
conjunto había aportado ya alrededor de 400 millones
de dólares al
"desarrollo forestal" y en materia de empleos la
situación es un
fracaso. Los escasos empleos que se crearon en el
sector se
hicieron a expensas de los que se perdieron en las
actividades que
se sustituyeron. De acuerdo con las cifras oficiales
del Censo
Agropecuario, la forestación genera menos empleos
permanentes
que la propia ganadería extensiva, considerada hasta
ahora la más
ineficiente en materia de empleos generados por
hectárea. Es decir,
que la forestación ha resultado en una pérdida neta de
empleos en
el medio rural.
Por otro lado, la mayor parte de los empleos generados
son de igual
o peor calidad (tanto en remuneraciones como en
condiciones de
trabajo) que los empleos que sustituyó. Trabajo en
negro,
temporario, itinerante, semi-esclavo, peligroso, con
pésimas
condiciones de salario, alojamiento, comida y sanidad,
son las
características comunes en materia de empleo en el
sector forestal.
En ese contexto importa señalar que la empresa
Forestal Oriental
(cuyo principal accionista es la empresa Botnia, que
quiere instalar
una planta de celulosa en Fray Bentos), impide la
sindicalización de
sus trabajadores. También viene al caso señalar que la
propia
empresa dice, en su página web, que en sus 65.000
hectáreas
trabajan 170 personas en forma permanente, lo que hace
un
promedio de 2,6 empleos cada mil hectáreas (lo que es
mucho peor
que los 5,8 empleos que genera la ganadería
extensiva).
La instalación de plantas de celulosa es también
promovida con el
argumento de la generación de empleo. Sin embargo, la
realidad
muestra la falsedad de ese argumento. Estudios
realizados en
Chile, donde estas plantas ya llevan muchos años
instaladas,
demuestran que las fábricas de celulosa han generado
pobreza e
indigencia en las poblaciones donde se han instalado.
Por otra
parte, tenemos información reciente de la planta de
Arauco cerca de
la ciudad de Valdivia, también en Chile, que entró en
funcionamiento
en febrero de este año con tecnología finlandesa de
última
generación según sus informes. En tan corto tiempo,
esta planta ha
sido multada ya dos veces y cerrada una vez a causa de
los malos
olores que llegan a Valdivia, situada a 54 km de
distancia. La
tecnología utilizada en esa planta es la misma que las
dos
empresas que pretenden instalarse en Uruguay
promocionan como
"limpia".
Con respecto a la gigantesca planta de celulosa
proyectada por
Botnia -mucho más grande que cualquiera de las plantas
instaladas
en su propio país- sus promotores procuran el apoyo
local
prometiendo miles de empleos. Por un lado mencionan
los 300
empleos directos que proporcionaría la planta
industrial y luego
hablan de cifras de muchos miles de "empleos
indirectos" (con
cifras que van de un mínimo de 2.700 a un máximo de
8000).
Sin embargo, esas cifras esconden la información real.
En efecto,
según la información proporcionada por la propia
empresa, de los
300 empleos previstos para la fábrica, sólo habrá ocho
(8) lugares
de trabajo para quienes sólo tengan Primaria completa.
El mayor
número de empleos iría para sectores con educación
media a
universitaria y seguramente muchos de los lugares de
trabajo serían
cubiertos con técnicos traídos por la propia empresa.
Es decir, que
quienes más necesitan empleo -los más pobres- no
podrán acceder
a esos puestos de trabajo.
En cuanto a los "empleos indirectos", la cifra de
2.700 puestos de
trabajo se compone de empleos en cosecha, plantación,
vivero,
transporte y "otros rubros que hacen a una empresa de
celulosa".
Sin embargo, esos empleos (de ser ciertos), se
generarían
independientemente de la instalación de la planta de
celulosa,
simplemente haciendo lo que ya se está haciendo:
producir plantas,
plantar, cosechar y embarcar los troncos con destino a
España y
Finlandia. Por otro lado, la cifra máxima de 8000
empleos no se
basa en ningún estudio serio realizado al respecto y
quienes la
publicitan no aportan evidencia concreta de dónde y
cómo se
generarán.
A lo anterior se agrega el hecho de la más que
probable pérdida de
empleos resultante de la instalación de una o dos
plantas de
celulosa en la zona de Fray Bentos. En efecto, el
Balneario Las
Cañas atrae a miles de turistas anualmente, que buscan
el contacto
con el río y la naturaleza. En caso de constatarse
"malos olores"
como en el caso arriba mencionado de Valdivia, o
"accidentes" (que
suelen ocurrir en las plantas de celulosa) o el simple
conocimiento
de la existencia de dos plantas potencialmente
contaminantes
aguas arriba, los turistas dejarían de llegar, con la
consiguiente
pérdida de empleos de todos quienes viven directa e
indirectamente
del turismo (desde los trabajadores de la construcción
a los
proveedores de viviendas, alimentos y otros
servicios). A ello se
suman los posibles impactos sobre la pesca y la
producción apícola,
que también implicarían la pérdida de empleos y medios
de
subsistencia de la gente local.
Nuestro país, de acuerdo a su ubicación geográfica, la
calidad de
sus tierras, el clima, las praderas naturales de
gramíneas y
leguminosas todo el año, está en un lugar de
privilegio para producir
alimentos ya que, además, su tradición cultural lo
habilita a seguir
en ese camino de producción sustentable.
El tema de los posibles impactos ambientales no se
puede ni debe
minimizar como lo intentan hacer permanentemente los
técnicos de
Botnia y ENCE. Se trata de dos plantas enormes con
emisiones
líquidas y gaseosas de elementos peligrosos. En cuanto
a los
efluentes líquidos, ambas empresas se basan en que el
gran caudal
del río Uruguay diluirá los productos químicos que
salgan de sus
procesos de tratamiento. Es decir, que reconocen que
el agua no
saldrá tan pura como pretenden. Pero por otro lado,
sus cálculos se
basan en el caudal promedio del río y no en el caudal
mínimo. Cabe
preguntar entonces que hubiera pasado este año, con la
enorme
bajante del río, si las dos plantas hubieran estado en
funcionamiento.
En cuanto a las emisiones atmosféricas, cabe traer a
colación el
Convenio de Estocolmo que Uruguay acaba de ratificar y
que se
encuentra en vigencia. En él se plantea la eliminación
de los
llamados Contaminantes Orgánicos Persistentes, entre
los que se
encuentran las dioxinas y furanos. De acuerdo con la
DINAMA, la
planta prevista de ENCE emitiría tales sustancias a un
nivel "sin
duda muy superior a la emisión total actual del
sector" (fábricas de
celulosa y papel) e implicaría "un aumento del 1% en
la emisión
atmosférica total estimada para todas las actividades
a nivel
nacional consideradas". Es decir que sólo con la
instalación de la
planta de ENCE, Uruguay ya estaría violando el
Convenio de
Estocolmo (al aumentar las emisiones de lo que se
comprometió a
reducir y eliminar: dioxinas y furanos).
En ese contexto, consideramos que la instalación de
una o más
fábricas de celulosa en Fray Bentos no cumple con los
necesarios
requisitos sociales y ambientales por las siguientes
razones:
1) Tal como lo declararon los gerentes de la empresa
ENCE, en
nota publicada en El Telégrafo de Paysandú de fecha 23
de julio de
2002, la instalación de esta fábrica requerirá del
gobierno y por ende
de todos los habitantes del país una mayor
colaboración financiera,
ya sea en subsidios directos e indirectos. Similares
declaraciones
realizaron directivos de la empresa ante la Comisión
de Vivienda,
Territorio y Medio Ambiente de la Cámara de
Representantes el día
25 de noviembre de 2002.
2) La instalación de estas fábricas en el Uruguay se
debe
básicamente a que las empresas quieren reducir sus
costos. Por un
lado, a través de la sustitución del transporte de un
producto
voluminoso y de escaso valor agregado como troncos o
"chips" de
madera, por el transporte de celulosa ya procesada.
Pero por otro
lado, porque dar cumplimiento a las rigurosas normas
ambientales
que se les imponen en sus países también tiene un muy
alto costo
que se puede reducir con normas y monitoreo menos
exigentes en
Uruguay. En el caso de ENCE, se agrega la resistencia
local en
Pontevedra, donde la empresa tiene una planta de
celulosa. La
gente del lugar pide "el cierre de la fábrica" para
poder "recuperar el
marisquero y la pesca".
3) La instalación de estas plantas en nuestro país es
parte de un
proceso mundial, en el que las industrias
contaminantes se
trasladan a los países del Sur debido a la adopción de
políticas
ambientales estrictas en los países del Norte y en el
caso específico
de ENCE, debido a una política que la ha obligado a
disminuir sus
áreas plantadas con monocultivos de eucaliptos debido
a sus
impactos ambientales. En el caso de Botnia, su
crecimiento se
encuentra acotado por las limitaciones de acceso a
materia prima
suficiente en su propio país, que los ha llevado a
comprar áreas
boscosas en Rusia. En ese contexto, las plantas de
celulosa
instaladas en nuestros países, para exportar la
celulosa (como
"commodity") a las plantas papeleras del Norte,
consolidarían un
modelo que incluye la apropiación de amplias y
crecientes áreas de
tierra para destinarlas a la producción de madera, la
pérdida de
flora, fauna, agua y suelos, la contaminación de aguas
y aire y la
marginación aún mayor de la población rural desplazada
por las
plantaciones. Cabe agregar que a causa de los extensos
monocultivos forestales ya se ha constatado una enorme
alteración
en flora y fauna.
Por todo lo anterior, los abajo firmantes hemos
decidido no aceptar
la invitación de Botnia a dialogar en forma individual
con el Asesor
Forestal del Proyecto de Botnia en Uruguay y optamos
por distribuir
esta Carta Abierta en la que expresamos nuestra
oposición a
plantas de celulosa (tanto finlandesas como españolas
o de
cualquier otra nacionalidad) que consolidarían el
modelo forestal de
monocultivos a gran escala con todas las connotaciones
que ello
tendría.
Por otro lado, planteamos la necesidad de instaurar un
gran diálogo
nacional en la búsqueda de alternativas social y
ambientalmente
adecuadas para las plantaciones ya instaladas en el
país. Dado que
las mismas son el resultado del involuntario apoyo
económico que
recibieron del pueblo uruguayo (a través de subsidios
directos e
indirectos), resulta imprescindible que el aspecto
central en la
búsqueda de alternativas sea la generación de empleos.
Bajo este
enfoque, resulta claro que las plantas de celulosa no
son una
alternativa.
Atentamente,
- Grupo Guayubira
- Redes-AT
- Movimiento Mundial por los Bosques
- MOVITDES (Río Negro, Uruguay)
- APABU (Asociación de Productores
Agroecológicos de Bella Unión)
- ASODERN (Soriano, Uruguay)
- Grupo Ecológico de Young (Río Negro, Uruguay)
- Grupo Eco-Tacuarembó (Tacuarembó, Uruguay)
- RAP-AL - Uruguay
- Plenario Intersindical de Trabajadores de Río Negro
(Uruguay)
- UITA - Unión Internacional de Trabajadores de la
Alimentación y la
Agricultura
- CIAAE - Centro de Investigación Alternativa en
Ambiente y
Educación (Montevideo, Uruguay)
- Foro Ecologista de Paraná (Entre Ríos, Argentina)
- Ñandubay (Gualeguaychú - Entre Ríos, Argentina)
- S.O.S. Villaguay (Entre Ríos, Argentina)
- Eco Urbano (Paraná - Entre Ríos, Argentina)
- Grupo Santa Elena (Entre Ríos, Argentina)
- Agrupación Federación (Entre Ríos, Argentina)
- Asociación Ambientalista de Colón (Entre Ríos,
Argentina)
- Eco La Paz (Entre Ríos, Argentina)
- Ogaratí (Villa Paranacito - Entre Ríos, Argentina)
- Paranaguá (Paraná - Entre Ríos, Argentina)
- A.L.M.A.S. Federación (Entre Ríos, Argentina)