A
partir del sábado 20 Tveo comenzará a difundir una
serie de 16 capítulos llamada "Micromacro", filmada en
diversos países de América. Algunos realizados por la
británica residente en Montevideo Hilary Sandison
junto a la productora uruguaya que integra, Ecovivir.
El objetivo de la serie es rescatar experiencias
locales que podrían servir en cualquier parte del
mundo.
Sandison vive en Uruguay desde hace 19 años. Antes de
venir trabajaba en París, en una productora muy
lujosa. La última película en la cual intervino en ese
contexto ("Muy mala", califica hoy ella) fue Piratas,
que tuvo un presupuesto de 40 millones de dólares,
dirigida por Roman Polansky y protagonizada por Walter
Matthau ("Un maravilloso actor", opina esta vez). Su
marido, uruguayo1,
quiso regresar a su país, y ella decidió seguirlo.
Trabajó 13 años en la productora Imágenes, junto a
Mario Jacob y Walter Tournier. Un día conoció los
bañados de Rocha y experimentó un deslumbramiento que
quiso compartir. Ése fue su primer documental. Desde
entonces Sandison no ha cesado de crear, de trabajar.
-Hace dos años, Francisco Blanco -camarógrafo y
editor-, Rubén Oyarzabal -producción, administración-
y yo decidimos crear una nueva productora para hacer
lo que realmente nos interesaba, esto es ocuparnos de
temas conectados con el desarrollo sustentable, la
comunicación para el desarrollo. La bautizamos
Ecovivir, y nos integramos a una red latinoamericana
de otros grupos con nuestra misma sensibilidad. Con el
apoyo de una fundación inglesa -Television Trust for
the Environement (TVE)- desde esta red hicimos un
proyecto grande para producir una serie que permitió
-¡al fin!- contar historias desde una perspectiva
latinoamericana. Cada grupo o socio tuvo la tarea de
buscar en su país o región historias interesantes
referidas a buenas ideas que se pudieran replicar.
Partimos de la base de que hay mucha gente capaz y
muchas buenas ideas que no tienen difusión. Por
ejemplo, en Uruguay elegimos la historia de la
biofumigación que no tuvo mucha prensa, con excepción
de BRECHA.
-¿Qué otro tema investigaron en Uruguay?
-Una preciosa historia sobre un sistema de limpieza de
aguas servidas utilizando una plantación de totoras
como filtro. Es algo completamente natural, y el agua
que resulta de este proceso se puede utilizar para
riego sin ningún problema. Esto se está implantando en
numerosas escuelas rurales uruguayas. También contamos
cómo en otras escuelas se utilizan las huertas
orgánicas para enseñar a los niños, de manera que se
vayan preparando para un mundo diferente.
-¿Filmaron en otras partes?
-En la Patagonia argentina encontramos una experiencia
muy interesante sobre producción de energía eólica. Es
una región muy ventosa, y contamos cómo aprovechan el
viento varias comunidades mapuches que viven en
localidades muy apartadas adonde no llega la red
eléctrica. Y también relatamos el trabajo de una ONG
que se empeña en conservar la costa patagónica y
prevenir la contaminación. Todos los grupos produjimos
historias con este perfil, bajo la coordinación de TV
Cultura.
-¿Qué es TV Cultura?
-Es un canal brasileño con sede en San Pablo, en mi
opinión el canal cultural más importante de América
Latina. Está financiado por una fundación que recauda
fondos, el canal produce mucho material y lo
distribuye en todo Brasil.
-¿Qué es lo que se verá acá?
-Todo este trabajo mancomunado produjo una serie de 16
capítulos que se llama Micromacro. Iniciativas locales
para desafíos globales. En cada uno de ellos hay tres
historias diferentes que pueden referirse a tópicos
como biodiversidad, agua, cambio climático, energías
renovables, agroecología. Y además varios programas de
media hora cada uno producidos para BBC World, que
tiene una serie llamada Earth Report. Ésa fue una de
nuestras metas, poder ofrecer a los canales locales un
paquete importante de buen material. Claro que los que
toman este trabajo no son los canales comerciales,
sino los culturales, canales de cable, educativos.
Habíamos empezado a difundir esto por Tevé Ciudad, de
Montevideo, pero teníamos el anhelo de que lo pudiera
ver todo el país. Serán seis meses de programas
semanales de media hora2,
y todos los temas tienen que ver con ese objetivo de
intentar un desarrollo sustentable, una expresión que
nadie sabe bien qué significa, pero que nosotros
interpretamos como lo que designa un tipo de
desarrollo no depredador que tenga en cuenta a las
generaciones futuras, cosa que lamentablemente no
sucede ahora.
-¿En qué países se trabajó, además de Uruguay y
Argentina?
-En Colombia, México, en el Caribe, Brasil, Chile,
Bolivia y Perú.
-¿Es posible adelantar algunos ejemplos de lo que se
verá?
-Una historia que me gustó mucho es la "red seca" de
México, donde hay problemas serios de agua. Un
arquitecto muy especial diseñó un inodoro seco que se
está utilizando mucho en aquellas zonas donde tienen
dificultades con el abastecimiento de agua. El relato
sobre cómo llegó al diseño permite que el arquitecto
desarrolle una interesante propuesta general sobre el
uso del agua en México. Otro caso tiene como escenario
la selva peruana, donde una comunidad indígena
desarrolla una experiencia de ecoturismo. De Colombia
se cuenta la situación crítica de los manglares, que
son unos árboles que crecen a la orilla del agua y
cuyo sistema radicular es la base para casi toda la
vida de ese ecosistema, como peces, camarones,
mariscos de todo tipo. Estos manglares han sido muy
depredados por emprendimientos de piscicultura no
siempre bien hechos. De Bolivia hay un muy lindo
trabajo sobre la producción orgánica de papas.
-¿Qué temas de Uruguay se verán en la serie?
-Una de ellas se refiere a una experiencia con la
biofumigación. Fuimos a filmar a Bella Unión, donde un
grupo de agricultores apoyados por la Rel-UITA3
empezó a experimentar esa técnica para sustituir el
uso de un gas llamado bromuro de metilo, que se
utiliza mucho para "esterilizar" el suelo. El enemigo
es un organismo llamado nematodo, pero el bromuro de
metilo mata todo lo demás, daña la salud de los
trabajadores y trabajadoras y colabora de manera
importante en el adelgazamiento de la capa de ozono.
Allí encontramos al profesor español Antonio Bello
(véase BRECHA, 20-XI-01), que fue quien promovió en
primera instancia esta experiencia en Bella Unión, en
el marco de un programa de las Naciones Unidas. Bello
se mostró muy impresionado por los avances que había
logrado ese grupo de agricultores. Se trata de una
metodología muy simple basada en mejorar técnicas
antiguas, según las cuales en vez de usar agrotóxicos
los productores "trabajan" el suelo enterrando abono
verde, cáscara de arroz y cama de gallina dentro del
invernáculo. Eso fermenta liberando gases que son
letales para los nematodos, pero al mismo tiempo
aporta vida a la tierra por la descomposición de la
materia orgánica. La textura y fertilidad de la tierra
resultan excelentes, sin usar ningún químico ni gastar
dinero, es saludable y se cuida el ambiente. Algo
simple, barato y productivo. Hicimos otro unitario
sobre ese magnífico lugar que es El Potrerillo de
Santa Teresa, rozando también todo el tema del agua en
Rocha.
-¿Qué apoyos tienen para investigar cada tema?
-Tenemos buenos amigos en varias ONG, como el World
Rainforest Movement, Redes-Amigos de la Tierra y
otras. Muchas veces ellos nos aportan un asesoramiento
imprescindible para reunir la información previa,
ordenarla y comprenderla. Hay temas muy complejos que
deben ser presentados en pocos minutos, y para eso hay
que conocerlos bien. Ahora estamos estudiando la
implantación en la región de la soja transgénica y sus
posibles consecuencias en cinco países.
-¿Cómo se financió un proyecto tan ambicioso?
-Hubo esencialmente dos fuentes de financiación: la
Unión Europea y un fondo internacional, Global
Environment Facility (GEF), que promueve alternativas
al orden ambiental hegemónico. Fue un proyecto
importante, de dos millones de dólares, que se
extendió durante varios años. Son 16 capítulos en tres
idiomas -español, portugués e inglés-, esto implica
doblaje y el esfuerzo de poner en línea una muy buena
página web4.
Allí se puede obtener más información y cómo contactar
con las personas que están al origen de cada capítulo,
los protagonistas de las historias, con quienes se
podrá intercambiar ideas, impresiones o profundizar en
el conocimiento de lo que interese. No en vano el
subtítulo de la serie es "Iniciativas locales para
desafíos globales", porque se parte de la idea de que
muchas veces pequeñas comunidades son el origen de
ideas muy valiosas que el mundo necesita. Nosotros
usamos la televisión para difundirlas.
-¿La serie está siendo divulgada en otros países?
-A nivel de toda América Latina. En algunos lugares ya
se empezó hace un tiempo, en otros aún no comenzaron,
pero ya hay un cronograma establecido y prácticamente
se cubrirá todo el subcontinente.
-¿No es difícil hacer todo eso desde Uruguay?
-Es difícil, pero en Europa este medio es muy
competitivo y tampoco creo que sea tan fácil hacer
cualquier cosa. La diferencia esencial es que allá hay
muchos canales de televisión que generan una gran
demanda. Ellos son socios de las productoras. Si uno
presenta un buen proyecto -igual que un periodista lo
haría con un buen artículo en un diario- es muy
probable que en la enorme cantidad de producciones
algún día le toque. Entonces aparece la financiación.
Eso acá no existe. Lamentablemente los canales
uruguayos no han entendido que pueden producir cosas
vendibles en otros países. Esto determina que
dependamos de encontrar fondos en otros lados, en el
exterior. Los trabajos que hemos hecho en los últimos
dos o tres años ni siquiera se han visto en Uruguay.
Me da mucha pena, pero la televisión local no
coproduce nada. Igualmente, aquí estamos. Lo más
contradictorio de todo es que, en mi opinión, las
historias que vale la pena investigar y contar están
aquí en América Latina, mientras que los fondos están
afuera.