Desde siempre 
								ha existido la idea de que el mar es un 
								vertedero con una capacidad ilimitada para 
								disolver todos los desechos que genera el 
								hombre. Para no cometer más este tipo de 
								errores, parece necesario revisar los 
								antecedentes que existen sobre esta 
								problemática, tanto en Chile como en el resto 
								del mundo.
								
								 
								
								
								A comienzos del 2006 la revista Limnology and 
								Oceanography denunció el considerable 
								deterioro de la calidad de las aguas de las 
								zonas costeras en diferentes lugares del mundo, 
								incrementándose, entre otros fenómenos, la 
								frecuencia e intensidad de florecimientos de 
								algas nocivas (FAN), conocidas como "mareas 
								rojas", y que aparecen constantemente a lo largo 
								de nuestra costa chilena. Otro artículo 
								publicado en Science en junio del 2006 
								muestra el notable y complejo deterioro de los 
								sistemas costeros de los últimos años que, en
								
								Europa y América del Norte, ha afectado al 90% 
								de las especies-recurso.
								
								
								
								Lo más dramático es que pese a que algunos 
								países han invertido miles de millones de 
								dólares, y han reconocido explícitamente el 
								deterioro, la recuperación solo ha sido exitosa 
								en un 5% de las especies. 
								En Chile, 
								Oceana denunció hace dos años que de los 18 
								principales recursos marinos que tenemos, 17 
								presentan algún tipo de deterioro, lo que 
								demuestra que nuestras costas están siendo 
								impactadas también por este fenómeno de escala 
								global.
								
								
								
								A la luz de estos antecedentes, ¿cómo podemos 
								decir que el mar es un infinito productor de 
								recursos y simultáneamente, un inmenso 
								reservorio de desechos? Se debe aplicar el 
								principio precautorio de inmediato y adoptar 
								medidas que nos permitan conocer nuestra 
								realidad y no esconder los efectos ambientales 
								detrás del parapeto de la ignorancia. 
								
								
								
								Es necesario y urgente pensar, analizar y 
								discutir públicamente las posibles consecuencias 
								de una intervención masiva en los sistemas 
								costeros del país, tales como los 
								
								emisarios urbanos e industriales, la degradación 
								masiva de bosques sobre el arrastre hasta la 
								costa de Chile, los efectos del uso masivo de 
								fertilizantes y agrotóxicos en la agricultura 
								del país sobre los sistemas costeros y por 
								último el significado de un uso intensivo de las 
								zonas costeras por prácticas de acuicultura.
								
								
								
								Para cada una de estas problemáticas existen 
								antecedentes de que son un potencial de 
								degradación de nuestros ambientes costeros. En 
								consecuencia, argumentar que éstos son inocuos 
								por la enorme capacidad de dilución del océano 
								puede ser un error con consecuencias 
								irreversibles. 
								
								
								Alejandro Buschmann 
								
								
								
								OCEANA
								
								
								Convenio La Insgina / Rel-UITA 
								
								
								30 de agosto 
								de 2006
	
	
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