La
agricultura orgánica
Herramienta
para luchar contra el calentamiento del planeta
Los
resultados de los sistemas de cultivo del instituto de
Rodale, Farming Systems Trial (FST) de Estados
Unidos, que comenzó en 1981 como un experimento
agronómico diseñado para comparar sistemas de cultivos
orgánicos y convencionales, han demostrado que los
sistemas orgánicos regeneradores de la agricultura
convencional reducen en forma significativa las
emisiones de dióxido de carbono, gas muy importante de
efecto invernadero.
Los datos del FST han
revelado que el suelo con producción orgánica puede
acumular más de una tonelada (1.135 kilos) de carbono
por hectárea (1000 libras por acre).
Estos datos colocan la agricultura orgánica en un rol
importante en el esfuerzo para retardar el cambio de
clima y disminuir los gases de efecto invernadero.
La
agricultura orgánica además de absorber cantidades
importantes de dióxido de carbono, utiliza cerca de un
75 por ciento menos de energía fósil que la que se usa
en los sistemas agrícolas convencionales. De acuerdo a
los estudios del FST en colaboración con David
Pimentel, Ph.D. de la Universidad Cornell, esto
se traduce en menos emisiones de gases de efecto
invernadero durante el proceso de adaptación que
realizan los granjeros de una producción convencional a
la orgánica. La agricultura orgánica además de ser un
importante absorbedor de dióxido de carbono y de ser
menos dependiente en el uso de combustibles fósiles,
tiene implicaciones de largo plazo para la agricultura
global, calidad del aire, agua y suelos.
La
agricultura convencional ha contribuido al cambio
climático a través de la utilización de combustibles
fósiles con el uso de maquinaria y fabricación de
agrotóxicos y fertilizantes y a través de la degradación
del suelo y la consiguiente liberación de dióxido de
carbono.
La
adopción de la agricultura orgánica es una oportunidad
para que los productores contribuyan a mitigar el cambio
climático y para sobrellevar los efectos que éste ha
causado y causará en la agricultura.
Los porcentajes de
producción y cosechas
Las
cosechas obtenidas en sistemas de producción orgánica y
sistemas convencionales son comparables porcentualmente
y en años secos las cosechas han demostrado que los
suelos de producción orgánica tienen una capacidad mayor
de retener agua.
Estudios como estos existen en distintos regiones del
mundo y todos ellos concluyen que la agricultura
orgánica ayuda por un lado a mitigar el cambio
climático, y por el otro protege los ecosistemas, no
contamina el medio ambiente, ni tampoco afecta la salud
de las personas que allí trabajan.
Además, este tipo de agricultura posibilita al productor
y a su familia continuar en sus predios conservando y
mejorándolos y de esa manera aprovecha al máximo los
recursos de los que dispone y gana independencia
respecto a los mercados de agrotóxicos, semillas
híbridas y transgénicas y otros supuestos “avances”
tecnológicos.
Uruguay y la
agricultura orgánica
Tanto a nivel mundial como en el Uruguay, existe
gran preocupación por los impactos resultantes del
cambio climático. A nivel de producción agropecuaria,
uno de los sectores más perjudicados es y será el de los
pequeños productores.
Nuestro país apuesta a ser un “país productivo”; este
proyecto país debería involucrar la promoción de la
producción orgánica, elaborando políticas de apoyo a
nivel de los productores familiares. De esa manera, el
país se comprometería no solo a mitigar los cambios
climáticos, sino también a proteger nuestros suelos,
recursos hídricos, alimentación y salud de la población
y por ende el porvenir de las futuras generaciones.