Las
leyes laborales
no
deben ser a conveniencia
Después de fracasar en su intento de obtener permisos de explotación minera mediante su intensa campaña de mentiras y presiones, la compañía canadiense Pacific Rim anuncia la suspensión de las exploraciones en Cabañas y su posible retiro del país si el gobierno no cambia de actitud frente a los proyectos de extracción de metales preciosos.
Con lo empecinada que está en extraer oro y plata del subsuelo nacional, es difícil creer que Pacific Rim esté dispuesta a renunciar a sus proyectos. Si no, se habría ido hace dos años cuando el entonces Ministro de Medio Ambiente, Hugo Barrera, declaró que el Ejecutivo no daría permisos de explotación minera debido a su inviabilidad en el país.
¿No será que el anuncio de retirada de Pacific Rim es una acción táctica de su estrategia de presión? Eso parece demostrar cuando envía a un grupo de supuestos trabajadores mineros a protestar por la pérdida de sus empleos, y cuando amenaza al gobierno con acogerse a las reglas del CAFTA para obligarlo a pagar millonarias indemnizaciones.
¿O será que la suspensión de la exploración busca apaciguar la resistencia comunitaria, que es su peor obstáculo en el terreno de operaciones? Es sospechoso que mientras anuncia el aparente retiro, organiza grupos de choque para tratar de intimidar a líderes religiosos, representantes de la cooperación internacional y a pobladores de la zona norte.
Por eso, para las comunidades y organizaciones de la Mesa Nacional frente a la Minería Metálica, es momento de profundizar la lucha hasta la derrota final de Pacific Rim y demás compañías mineras que acabarían con el agua, el medio ambiente y las posibilidades de vida en el país. Por tanto, convocamos a la unidad nacional contra estos proyectos.
La lucha contra la minería es un esfuerzo en el que debemos involucrarnos todos los sectores sociales, políticos, religiosos, académicos y empresariales patriotas. Los peligros de la explotación minera representa la posibilidad de concretar un acuerdo nacional por el desarrollo sostenible y la defensa de la vida de las actuales y futuras generaciones.
La estrechez territorial, la alta densidad poblacional, la cercanía de los recursos hídricos y la debilidad institucional indican que la minería de metales preciosos no es factible en El Salvador. Esto, sin duda alguna, será confirmado en la evaluación ambiental estratégica anunciada recientemente por el Ministro de Medio Ambiente, Carlos Guerrero.
Aún cuando fuera cierta la retirada de Pacific Rim, la amenaza de la minería metálica no termina, pues son 29 proyectos ubicados a lo largo de la zona norte que pronto terminarán la fase de exploración y solicitarán permisos de explotación. Por tanto, urge no sólo rechazar las solicitudes de Pacific Rim, sino declarar inviable la minería en El Salvador.
En vez de explotación minera en la zona norte, el gobierno debe apostarle al desarrollo productivo del país reactivando la agricultura, ganadería, agroindustria, ecoturismo, etc. La minería terminaría las posibilidades de incentivar el desarrollo y contradice los componentes de productividad, desarrollo humano y protección ambiental del Fomilenio.
Si esto no se hace, con alguna razón, presuntos empleados mineros manipulados por Pacific Rim reclamarán sus temporales, peligrosos y mal pagados trabajos, sin importar que, a costa de éstos, se pierdan miles o millones de empleos en agricultura, ganadería y otras actividades productivas afectadas por la minería, en la zona norte y en todo el país.
Ojalá fuera cierto que Pacific Rim se va. Podría irse a Canadá, Estados Unidos, Cuba, Brasil, Chile o a cualquiera de los países que, según su propaganda, han optado por la desconocida “minería verde”. Quizá allá Harper, Bush, Castro, Lula o Bachelet le permitan utilizar su tecnología “de primer mundo” que secó fuentes de agua en San Isidro, Cabañas.
Probablemente estos países acepten quedarse con el 69 por ciento de las inversiones de la “bondadosa” Pacific Rim, en detrimento de sus “sacrificados” accionistas que sólo se quedarían con el 5 por ciento de las ganancias de la extracción del oro y la plata, ya que en El Salvador fue imposible, aun cuando “dos terceras partes de la población” están a favor de la “minería verde”.
Tomado de Diario CoLatino
11 de julio de 2008