Maiceados y desplegados |
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Varios medios de México publicaron el 8 de diciembre
pasado un desplegado de página entera firmado por
quienes se dicen "agricultores mexicanos", urgiendo
al gobierno a aprobar las experiencias con maíz
transgénico "planteadas en el Proyecto Maestro de
Maíz". En el desplegado, por el que alguien pagó
cientos de miles de pesos, los pudientes señores
aducen que "estas tecnologías en el maíz nos
permitirán competir en mejores condiciones con los
millones de agricultores en el mundo que ya gozan de
sus grandes beneficios". |
El mismo día, campesinos e indígenas de comunidades de
Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Jalisco,
Chihuahua y Puebla concluían el taller Estrategias
comunitarias frente a la contaminación del maíz nativo.
Allí presentaron testimonios y cientos de fotos de maíces
monstruosos que están apareciendo en las milpas campesinas.
Los resultados del análisis 2004-2005, organizado por el
Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano y la
red En Defensa del Maíz mostraron que 10 por ciento de esas
plantas deformes están contaminadas con transgénicos. Según
los participantes, el porcentaje podría ser mucho mayor, ya
que posiblemente las construcciones transgénicas se rompen
al cruzarse y ya no es posible detectarlas con análisis
comerciales. Nunca habían visto algo así: plantas únicas
deformadas hasta la monstruosidad, en medio de milpas sanas.
Saben que cuando no se cuida bien el maíz, cuando la tierra
se desgasta, maltratada por plaguicidas u otras causas, da
plantas distintas que no denominan "deformes", porque las
conocen y saben convivir con ellas. Pero la cantidad y forma
en que se presentan ahora son ajenas a su historia y a sus
milpas.
Sienten dolor, preocupación y coraje; nunca resignación. Al
final del taller manifestaron: "El maíz es pilar fundamental
de nuestra resistencia, y lo defenderemos con el esfuerzo de
las mujeres, hombres, ancianos y niños, porque somos de
maíz. Junto con nosotros han crecido diversidad de maíces
que han enriquecido la agricultura mexicana y mundial, que
sólo nosotros podremos y sabremos curar y descontaminar. El
gobierno mexicano ha demostrado reiteradamente que sólo
quiere proteger los intereses de las trasnacionales
semilleras; para nosotros el maíz no es un negocio: es
nuestra vida, y como tal lo defenderemos".
Estas realidades, respaldadas por millones de campesinos y
10 mil años de historia, no cuentan para los pocos
"agricultores" y agroindustriales que firman el desplegado.
Hasta ostentan sus nombres como recuerdo de quienes piden
que aumenten la contaminación y las deformaciones del maíz
campesino, aunque todas las semillas que usan hoy día se
basan en la monumental contribución de campesinos e
indígenas a la alimentación de todos.
Viendo el costo y el contenido del desplegado es inevitable
recordar que Monsanto –principal beneficiaria de los
agrotransgénicos– anunció en noviembre pasado que contrató a
la empresa Estrategia Total, de Fernando Lerdo de Tejada,
para "lavar su imagen" y conseguir que se libere el maíz
transgénico en México. ¿Será mera coincidencia que cuando
Monsanto paga para lavar la imagen (real) de que el maíz
transgénico no es para ella sino jugoso negocio sin
escrúpulos, aparezcan "agricultores mexicanos" pidiendo se
aplique el Proyecto Maestro de Maíz, diseñado por
Monsanto, Dupont y científicos mexicanos
cuidadosamente elegidos, algunos de los cuales trabajan en
proyectos financiados por esas empresas?
Llama la atención que tales agricultores digan que con
transgénicos podrán competir con "millones de agricultores
que ya gozan de sus beneficios". Al parecer ignoran que esos
beneficios no existen. Ninguna de las promesas hechas por
las seis empresas que monopolizan los agrotransgénicos se
han realizado.
Las estadísticas globales del Departamento de Agricultura de
Estados Unidos muestran que en promedio los rendimientos de
los transgénicos son menores que los convencionales y usan
más químicos. Esto se debe, entre otras cosas, al
surgimiento de supermalezas y plagas resistentes. Los mismos
datos se confirman en sitios web de las propias empresas.
Todas advierten que es necesario plantar "refugios" de 20 a
40 por ciento de maíz no transgénico para retardar estos
problemas. Dupont publica listas que comparan el
rendimiento de sus maíces convencionales (no transgénicos)
con los de otras empresas, mostrando que sus maíces producen
más. En otras tablas hace la misma comparación entre sus
maíces transgénicos y los de otras empresas.
Comparando los dos cuadros, se observa, además, que los
maíces convencionales producen en promedio más que los
transgénicos.
En el estudio del doctor Charles Benbrook ¿When does it
pay to plant Bt Corn?
(¿Cuándo es rentable sembrar maíz Bt?) el análisis de cinco años de maíz transgénico en
Estados Unidos muestra que los rendimientos fueron casi
iguales, pero como la semilla transgénica es más cara los
agricultores perdieron 92 millones de dólares.
Asimismo, las empresas han hecho millones de dólares en
cientos de juicios contra agricultores de campos
contaminados, alegando que usan ilegalmente su patente.
Monsanto da chamarras a quien denuncie a sus vecinos.
Ahora, junto con otras empresas, presionan para legalizar
las semillas homicidas Terminator para condenar a los
agricultores a la dependencia perpetua y a que la
polinización haga estériles también los campos de sus
vecinos.
Es dramático ver cómo las multinacionales transgénicas
promueven el conflicto entre agricultores. Es paradójico que
agricultores que se benefician diariamente de la
contribución campesina del maíz los desprecie haciendo el
juego a Monsanto, siendo además que si lograran lo
que pide se condenarán ellos mismos a la dependencia o a
desaparecer en la competencia imposible con los agricultores
subsidiados del norte.
Silvia Ribeiro *
16 de diciembre de 2005
* Investigadora del Grupo ETC.
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