Los encuentros, convocados
por REDES y la asociación internacional
GRAIN con motivo de los diez años de la revista
Biodiversidad, tuvieron lugar entre el 8 y el 13
de mayo. Los dos primeros días los participantes
fueron convocados para discutir cómo “defender nuestro
sustento y nuestros territorios”, los dos siguientes
tuvo lugar la asamblea de la Red por una América
Latina Libre de Transgénicos y, finalmente, el
miércoles 12 y el jueves 13 el tema central de debate
fue “Transgénicos y Bioseguridad”.
-¿Qué entiende usted
por biodiversidad?
-Implica sustentabilidad,
que no es lo mismo que la biodiversidad entendida como
paisaje. Fue en el marco de la sustentabilidad que en
estos eventos de Montevideo se intercambiaron
opiniones y experiencias locales para establecer
estrategias de lucha comunes y más articuladas en
nuestro continente.
Se habló de transgénicos,
de soberanía alimentaria y de biodiversidad, que no
resultan temas aislados y que no necesariamente deben
ser tratados desde un ángulo técnico o centrándose en
la discusión de los pro y contra de determinada
tecnología.
Las reuniones refirieron
concretamente a la forma en que nos organizamos como
sociedad, cómo interactuamos con la naturaleza y qué
tipo de relaciones queremos entre los seres humanos.
-¿Qué se definió
durante estas jornadas?
-Apostar a las autonomías,
es decir desarrollar lo colectivo y los procesos
comunitarios pero con articulación constante, evitando
la acción local aislada. Por ejemplo: luchar, junto a
los campesinos, por crear o mantener territorios
libres de transgénicos. Otra tarea importante es
compartir y multiplicar las semillas criollas, así
como instrumentar y llevar adelante una campaña por la
reforma agraria. En definitiva se trata de cuestionar
el enfoque de producir para exportar y buscar y
proponer producciones que puedan alimentar a la gente
de nuestros países.
-¿A quiénes representan
las organizaciones presentes en estos eventos?
-Aproximadamente la mitad
de los delegados representan a organizaciones no
gubernamentales (ONG) y la otra mitad a organizaciones
campesinas e indígenas de América Latina.
-¿Cómo se llevan a la
realidad las estrategias definidas?
-Estas discusiones pueden
parecer abstractas, pero son realizables. En
Montevideo hubo un intercambio de experiencias
concretas de luchas sostenidas en distintos países,
sobre todo en contra de la invasión de transgénicos.
-Durante estas jornadas
se escucharon fuertes críticas a los gobiernos de
izquierda por ejemplo el de Lula en Brasil.
-Sí. Son gobiernos
progresistas porque apuestan a la justicia social,
pero vemos que no escapan al paradigma de desarrollo
basado en la idea de crecimiento económico continuo
como forma de generar riquezas. Nosotros pensamos que
no se trata de crecer económicamente sino de discutir
cómo nos organizamos como sociedad en la producción y
en el consumo para satisfacer las necesidades humanas.
Estos gobiernos no escapan al modelo dominante, y por
eso las críticas.
-Las ONG tuvieron una
fuerte participación en los encuentros. ¿Qué opina
acerca de la crítica que se les formula a estas
asociaciones de ser funcionales al sistema que
critican?
-Hay de todo. Pienso que
las ONG, en la medida que la sociedad asuma sus roles,
tenderán a desaparecer. Pero por ahora hay lugar para
estas organizaciones que tratan de difundir un
paradigma diferente al dominante. Claro que hay
algunas que son totalmente funcionales, al sistema y
hay que denunciarlas. Por ejemplo la WW, famosa por su
osito Panda, o Conservación Internacional. Estos son
dos ejemplos de ONG absolutamente funcionales al
sistema, al extremo de que están privatizando la
naturaleza con el cuento de conservarla.
Carlos Caillabet
© Rel-UITA
18 de mayo de 2004