Estados Unidos
y
la destrucción
de la capa de ozono
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Las
negociaciones de las Naciones Unidas en Nairobi
(Kenia) para la protección de la capa de ozono
finalizaron el 14 de noviembre de 2003 sin acuerdo, a
causa de la posición de la administración de George W.
Bush de seguir usando el bromuro de metilo, que
anteriormente había acordado prohibir.
El
bromuro de metilo se emplea como plaguicida en la
agricultura. Es barato y fácil de aplicar, pero
contribuye a la destrucción de la capa de ozono.
España es uno de los países que más aplican el bromuro
de metilo, sobre todo en los cultivos de fresas en
Huelva, de pimientos en Murcia y de tomates en las
regiones mediterráneas.
Los
países en desarrollo ya han disminuido el uso de
bromuro de metilo en un 70% y acordaron eliminarlo
completamente para 2005.
La
posición de EE UU ha generado polémica. Muchos tememos
que Bush comience a ignorar sus compromisos en materia
de protección del ozono, al igual que ha hecho con el
cambio climático. EE UU quiere aumentar, en lugar de
eliminar, el empleo del bromuro de metilo.
Desde el 1 de enero de 1995 en todos los países
industrializados está prohibida la producción,
importación y consumo de CFC (clorofluorocarbonos),
halones, tetracloruro de carbono y tricloroetano,
productos que dañan la capa de ozono.
El
plaguicida bromuro de metilo ha causado centenares de
casos de envenenamiento, y además daña la capa de
ozono de la estratosfera, que protege la superficie de
la tierra de una excesiva luz ultravioleta. El bromo
del bromuro de metilo es 50 veces más eficiente como
destructor del ozono que el cloro de los
clorofluorocarbonos (CFC), el mas conocido entre los
compuestos que dañan el ozono, usado hasta hace poco
en una amplia gama de aplicaciones industriales.
El
bromuro de metilo se usa como plaguicida desde la
década de 1930. Cada año se venden 76.000 toneladas en
todo el mundo (4.238 toneladas en España, el 5,6% del
consumo mundial), sobre todo para la fumigación del
suelo. La mayoría de las emisiones humanas de bromuro
de metilo se debe a su empleo como plaguicida, pero se
libera también mediante la quema de biomasa tal como
la madera empleada como combustible, y mediante la
combustión de gasolina con plomo. El bromuro de metilo
es producido también por los océanos, pero estas
emisiones no se conocen bien y es posible que los
océanos absorban más de lo que liberan.
Los
esfuerzos internacionales iniciales en el marco del
Protocolo de Montreal de 1987 relativo a las
sustancias que agotan la capa de ozono, se centraron
en las sustancias de larga vida que destruyen el
ozono, tales como los CFC. Los niveles atmosféricos de
cloro han comenzado consiguientemente a declinar, pero
los niveles de bromo continúan subiendo. En la
actualidad, el bromuro de metilo se cree que ocasiona
el 17 por ciento de la pérdida observada de ozono; si
las emisiones continúan creciendo al ritmo actual, la
cifra puede poner en peligro esfuerzos realizados para
salvar la capa de ozono. Los científicos consideran
que la eliminación del bromuro de metilo es el
siguiente paso importante para recuperar la capa de
ozono.
Algunos agricultores temen la prohibición del bromuro
de metilo porque éste es un plaguicida sumamente
versátil. En Estados Unidos se usa en más de 100
cultivos, para todo tipo de plagas: insectos,
lombrices, roedores, malas hierbas, hongos, y
patógenos. A causa de la eficacia del bromuro de
metilo, algunos países explícitamente requieren su uso
en los productos importados. Según un informe técnico
del Protocolo de Montreal, existen alternativas para
la totalidad de los usos del bromuro de metilo.
Estudios recientes sugieren que otro producto químico,
el yoduro de metilo, podría no afectar al ozono,
aunque aún deben completarse las pruebas de seguridad.
El informe recomendó la estrategia de gestión
integrada de plagas, que emplea la rotación de
cultivos como táctica, el arado profundo, y el uso de
capas de plástico para matar las plagas del suelo.
Alemania y Holanda han dejado de usar el bromuro de
metilo para la fumigación del suelo. La Agencia de
Protección Ambiental de EE UU ha elaborado una serie
de estudios sobre alternativas viables, y el
Departamento de Agricultura de Estados Unidos
distribuía un boletín de alternativas en la época de
Clinton.
José Santamarta Flórez
Editor de World Watch (España).
17
de noviembre de 2003