Frente a la tragedia
del cambio climático han surgido todo tipo de
empresas que están haciendo negocios con la excusa
de tomar medidas para mitigarlo. La mayoría incluso
lo empeoran o crean nuevos problemas
Planktos Inc.
es una empresa con sede en San Francisco, Budapest y
Vancouver, que se dedica a vender "créditos de
carbono" a quienes quieran pagar sus culpas
ambientales. Para ello hacen un cálculo de la
cantidad de emisiones de dióxido de carbono que
produce un hogar, diferentes vehículos y medios de
transporte o actividades industriales. Una casa
mediana, puede pagarle a Planktos 60 dólares
y con eso "borrar completamente" su huella
ecológica. El pecado de un vuelo doméstico se puede
absolver con sólo 5 dólares, o si es internacional,
con 20. Si usted usa bicicleta y lleva una vida de
consumo austero, de todos modos puede pagarle a
Planktos para que arreglen con la madre
naturaleza como absorber la contaminación general.
Claro que el verdadero negocio de Planktos
son las empresas, a las que ofrece planes especiales
mucho más costosos, según cuanta contaminación
produzcan.
La
forma de "pagar" de Planktos es diseminar
nanopartículas de hierro en el mar, para aumentar
sus propiedades como sumidero de carbono. Esto parte
de la teoría del oceanógrafo John Martin,
que en 1990 planteó la posibilidad de enfriar el
clima estimulando el crecimiento de fitoplancton en
los océanos, que también generaría nubes. El hierro
funciona como fertilizante del plancton, que absorbe
dióxido de carbono, bajando también la temperatura
del mar.
Varios gobiernos han participado en este tipo de
experimentos de geoingeniería -modificación del
ambiente planetario en totalidad- como posible
mitigación del cambio climático. Incluso el Panel
Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC,
por sus siglas en inglés) lo mencionaba como tal.
Pero en mayo del 2007, el informe del IPCC
reprobó este tipo de experimentos, afirmando que
"Las opciones de utilizar geoingeniería siguen
siendo altamente especulativas y tienen el riesgo de
efecto colaterales desconocidos". (Afp 29/04/2007).
Casi al mismo tiempo, la revista
Nature,
publicó un estudió hecho por 47 científicos
oceánicos sobre la fertilización con hierro
(26/04/07). Entre sus conclusiones, afirman que la
fertilización con hierro tiene pocas posibilidades
de capturar carbono, y menos en forma permanente.
Puede absorber cierta cantidad, pero luego lo libera
nuevamente. Ya antes la revista
Science
había advertido sobre los riesgos que podría
significar para las cadenas alimentarias marinas la
sobrealimentación repentina por el aumento de
fitoplancton. Pero además, señalaban un riesgo aún
mayor cuando estos experimentos están a cargo de
empresas comerciales, que entre la falta de
regulación y su ambición de ganar dinero, podrían
producir verdaderos desastres, con hierro u otras
sustancias.
En
efecto, Planktos no es la única empresa que
está vendiendo créditos de carbono a través de la
fertilización con hierro. También existen otras como
GreenSea Venture Inc, que ya realizó
experimentos en el Golfo de México, y Climos,
con sede en San Francisco.
Lo
paradigmático de Planktos, es que anuncia que
hará un vertido de hierro en el océano mucho mayor a
ninguno antes realizado; en nanopartículas (que
agrega a los riesgos, el desconocimiento del
comportamiento de las partículas nanométricas y el
hecho de que durarían más tiempo en la superficie);
en un área de 10.000 kilómetros cuadrados cercanos a
las Islas Galápagos, un ecosistema único y muy
delicado, declarado Patrimonio de la Humanidad por
la UNESCO.
Esto pese a que la Agencia de Protección Ambiental
de Estados Unidos, (EPA, por sus siglas en
inglés), le indicó que este vertido contraviene la
legislación Ocean Dumping Act, de Estados Unidos,
por lo que no podía hacerlo ni en sus aguas ni con
su barco
Weatherbird II, ya que tiene bandera de
ese país. La respuesta de Planktos, que se
proclama ambientalmente responsable -incluso para
pagar las culpas ambientales de otros- fue que
podían cambiar de barco o de bandera, para realizar
el vertido en Galápagos, donde la EPA no
tiene jurisdicción.
Frente a la protesta de varias organizaciones de la
sociedad civil y de las propias autoridades del
Parque Nacional de Galápagos, este 22 de junio de
2007, el comité científico asesor del Convenio de
Londres de la Organización Marítima Internacional
(que se ocupa de la contaminación de los mares por
vertido de desechos), hizo una declaración donde
"nota con preocupación que este tipo de experimentos
a gran escala pueden tener potenciales impactos
negativos, tanto sobre el ambiente marino como en la
salud humana" y que por tanto se requieren
evaluaciones cuidadosas sobre muchos aspectos, antes
de proseguir con ellos. Indica también que este tipo
de experimentos además no parece tener efectividad
para lo que dicen ser su propósito: absorber dióxido
de carbono.
De
hecho, el director de Planktos admitió en una
entrevista radial que su actividad "Es más bien un
experimento de negocios que un experimento
científico".
Resumiendo: a costa de la tragedia del cambio
climático, surgen empresas que venden sus
"servicios" aprovechando el mercado de emisiones de
carbono (nefasto y erróneo de origen, ya que no va a
las causas reales sino solamente sirve para los
negociados), se apropian de los océanos que son
bienes comunes, no cumplen con la legislación de su
propio país, van a los mares del sur a contaminar
áreas únicas como Galápagos y crean nuevos problemas
que incluso podrían empeorar lo que dicen combatir.
Silvia Ribeiro
La Jornada
10 de julio de 2007
La
información de este artículo proviene de varios
informes de Grupo
ETC / www.etcgroup.org
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