La Regional
Latinoamericana de la Unión Internacional de
Trabajadores de la Alimentación y la Agricultura
(Rel-UITA) junto a Casa Bertolt Brecht, a
principios de este mes, presentaron el libro
"Por una sustentabilidad alternativa" de
Guillermo Foladori. Este libro pone énfasis en
la sustentabilidad social o socioambiental con
la intención de mostrar como la crisis ambiental
es una manifestación de la crisis social. "Los
problemas ambientales deben ser afrontados como
lo que son: problemas sociales".
El libro reúne una serie de artículos sobre desarrollo
sustentable de los últimos cinco años. "Todos ellos
tiene un mismo hilo conductor: la necesidad de
entender la relación de la sociedad humana con su
ambiente en el contexto del sistema capitalista",
reza en su introducción. Asimismo, se distingue el
concepto de sustentabilidad ecológica de la social,
necesaria para lograr un verdadero desarrollo
sustentable o "sustentabilidad alternativa".
"Una de las principales paradojas del mundo contemporáneo es
la mejora de algunos indicadores ambientales en los
países más desarrollados, junto al incremento de la
inequidad y las enfermedades infecciosas en el
mundo. En el lenguaje del desarrollo sustentable,
vivimos parciales avances en la sustentabilidad
ecológica y retrocesos en la sustentabilidad social"
afirma el escritor. Muchas veces, explica Foladori,
"las propuestas ambientalistas quedan atrapadas en
la sustentabilidad ecológica, creyendo que las
mejoras ambientales se traducirán, automáticamente,
en mejoras sociales. Al no discutir las relaciones
capitalistas bajo las cuales todas las políticas
ambientales se enmarcan, las propuestas
ambientalistas quedan reducidas a una visión técnica
y limitada a la sustentabilidad ecológica".
Aún va más lejos y reivindica la necesidad de un enfoque
alternativo que analice la problemática ambiental
desde una perspectiva clasista y privilegie la
sustentabilidad social sobre la ecológica.
Los hechos hablan por sí solos, los indicadores de la salud
del planeta empeoraron y cita ejemplos que plantean
la necesidad de un cambio de conciencia inmediata.
"La desertificación avanza: seis millones de
hectáreas de tierra productiva se pierden cada año
desde 1990. Según las estimaciones más conservadoras
50 especies desaparecen por día (...). Pero los
principales indicadores de la salud del medio
ambiente son otros: -La esperanza de vida ha
aumentado como promedio en todos los países durante
los años noventa, pero la diferencia entre países ha
crecido aún más (Banco Mundial, 2004). - La pobreza
absoluta, menos de un dólar diario, ha disminuido
desde 1990, pero la desigualdad ha aumentado,
creciendo el cuartil de menos ingresos (Banco
Mundial de 2004).- Se espera que 60 millones de
personas migren del África subsahariana en la
próxima década debido a la desertificación (2004).
¿Cuál es el escenario futuro al que nos
enfrentamos?", cuestionó el autor. La respuesta
invita a la reflexión, "desigualdad". "Desigualdad
donde los 'de abajo' son: pobres, enfermos, viven en
suelos erosionados, con recursos naturales
depredados, con escasa agua potable, obligados a
migrar, y recibiendo la contaminación y desechos
industriales de los ricos. Concentración de riqueza
y salud ambiental por un lado, y de pobreza y
degradación ambiental por otro".
Las causas
A su vez, Foladori sostiene que existen tres interpretaciones
causantes de la situación. "La más extendida es la
técnica. Tecnologías ineficientes y sucias han
degradado el ambiente. Son necesarias tecnologías
eficientes y procesos limpios". El "comportamiento
consumista" agota los recursos y genera residuos,
afirmó. "Es necesaria una reducción en el consumo de
los ricos. En todos los organismos internacionales
la pobreza es un aspecto central de las causas del
deterioro ambiental. Los pobres son considerados
causa y consecuencia de la degradación ambiental.
Causa porque la falta de capital los lleva a
degradar los recursos disponibles, consecuencias
porque son obligados a vivir en los lugares más
degradados".
Tres
sustentabilidades
Para que el desarrollo social refleje toda la expresión
humana, su concepto "es dividido en tres
sustentabilidades: la sustentabilidad económica, la
sustentabilidad ecológica y la sustentabilidad
social. En estas tres dimensiones estarían
comprendidas todas las preocupaciones ambientales.
De manera que la cuestión ambiental no puede
reducirse a depredación y contaminación, también
tiene que abarcar la pobreza, la inequidad y otras
variables sociales", reflexionó.
Por su parte, Leonardo de León, director del Departamento de
Agroecología de la UITA, expresó a propósito del
asunto que en Uruguay ya se realizan varias
experiencias encaradas desde una sustentabilidad
alternativa. Puso el caso de la Asociación de
Productores Orgánicos del Uruguay, que
"comercializan un producto de calidad, responsable y
con un precio justo". También citó el caso de Bella
Unión, en Artigas donde con el
apoyo del gobierno se producirá además de azúcar, alcohol carburante a partir de la caña de azúcar. "Es un
proyecto social que busca aumentar el empleo, la
calidad de vida, y el producto en sí mismo a punta a
sustituir los derivados del petróleo -que evitaría
el calentamiento global del planeta". Asimismo,
reflexionó: "El gran objetivo sería sistematizar las
alternativas y darles continuidad".
Trinidad Rodríguez
La
República
21
de diciembre de 2005