Los problemas de la nanotecnología III:
omnipotentes |
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A diferencia de muchas otras tecnologías en sus
primeras etapas, la nanotecnología es objeto de
voraz interés por parte de las mayores empresas del
globo. De las 500 empresas más grandes del mundo,
según la revista Fortune, casi todas tienen
inversiones en investigación y desarrollo
nanotecnológico. En otros casos, las compañías
esperaban ver los riesgos antes de invertir. En
nanotecnología las trasnacionales se lanzan tras el
potencial económico que avizoran si logran
agenciarse porciones de ese mercado, el cual, según
la Fundación Nacional de la Ciencia de Estados
Unidos, superará el billón de dólares en 10 años.
Más aún, fuentes de la industria estiman que para
2014 el mercado de los productos comerciales que
incorporen nanotecnología tendrá un valor de 2.6
billones de dólares (15 por ciento del valor total
de la industria manufacturera), igualando el volumen
combinado de las industrias informáticas y de
telecomunicaciones, y multiplicando por 10 el de la
industria biotecnológica.
Actualmente, junto a mil 200 empresas pequeñas que
comenzaron con sectores de la industria nanotecnólogica, se
encuentran a otras como Exxon Mobil, IBM,
Dow Chemicals, Xerox, 3M, Alcan
Aluminium, Johnson & Johnson, Hewlett-Packard,
Lucent, Motorola, Sony, Toyota,
Hitachi, Mitsubishi, NEC, Toshiba,
Phillips, Eli Lilly, DuPont, Procter
& Gamble, Kraft Foods, General Mills,
Nestlé, PepsiCo, Sara Lee, Unilever,
ConAgra, L'Oreal, Bayer, BASF.
La nanotecnología se considera una "plataforma tecnológica"
sobre la cual se puede transformar drásticamente el actual
estado del arte de casi todos los sectores industriales,
incluyendo alimentación, agricultura, medicina, electrónica,
informática, materiales y manufacturas.
Si los productos que ya están en el mercado nos alarman
porque se soslayan sus posibles impactos negativos en salud
y ambiente, los impactos económicos y de formación de nuevos
monopolios trans-sectoriales deberían alertarnos aún más.
El volumen e historia de las trasnacionales implicadas hace
pensar que la batalla en el mercado quedará en manos de las
más grandes y agresivas. Pero el factor crucial a priori
será quién controla las patentes sobre aspectos claves para
el desarrollo de la nanotecnología. Según Mark Lemley, de la
Universidad de Stanford: "(...) las patentes arrojarán una
sombra mucho mayor sobre la nanotecnología que la que tienen
sobre cualquier otra ciencia en un estadio de desarrollo
similar".
Para entender de forma simplificada cómo nos afectarán las
patentes nanotecnológicas pensemos que fuera posible
patentar el nombre "María". En ese caso, todos los que usen
ese nombre deberían obtener permiso y pagar regalías al
dueño de la patente. Ahora imaginen que fuera posible
patentar la letra "a". Patentar elementos, átomos o
construcciones moleculares tendría ese efecto: cuanto más
pequeño es el objeto de la patente, mayores pueden ser los
campos que afecta. El premio Nobel de Física Glenn Seaborg
sentó un peligroso precedente al patentar en 1964 dos
elementos de la tabla periódica: el Americio (95) y el Curio
(96).
Según un informe especial del Grupo ETC, titulado Las
patentes de nanotecnología más allá de la naturaleza.
Implicaciones para el sur global, la fiebre de patentes
nanotecnológicas está tomando proporciones epidémicas. Entre
2000 y 2003, el aumento de patentes nanotecnológicas
otorgadas por la Oficina de Marcas y Patentes de Estados
Unidos aumentó 50 por ciento, llegando a 8 mil 630 en 2003.
Los cinco países que lideran la carrera son: Estados
Unidos (5 mil 228 patentes), Japón (926),
Alemania (684), Canadá (244) y Francia
(183). Las cinco entidades que obtuvieron mayor número de
patentes fueron IBM, Micron Technologies,
Advanced Micro Devices, Intel y la Universidad
de California.
IBM
es la compañía privada que tiene más patentes
nanotecnológicas a escala mundial. Entre las instituciones
públicas, quien concentra la mayor cantidad de patentes
nanotecnológicas son, en conjunto, los tres cuerpos armados
de Estados Unidos, lo cual tiene muchas otras implicaciones
que veremos más adelante.
Pero el problema no es solamente la cantidad de patentes.
Peor aún es sobre qué se otorgan las patentes y sus
alcances. En China, el investigador Yang Mengjun, consiguió
900 patentes sobre hierbas usadas en la medicina tradicional
china, alegando formulaciones nanotecnológicas.
Charles Liebner, de la Universidad de Harvard, obtuvo una
patente (la cual licenció en forma exclusiva a Nanosys Inc.)
sobre nanobarras de óxidos compuestos con metales. La
cobertura de la patente abarca óxidos no solamente de un
metal, sino de 33 elementos de la tabla periódica
(aproximadamente un tercio del total), que cubren 11 de los
18 grupos de elementos existentes. Estas barras tienen usos
en múltiples industrias, incluyendo la biomédica, y ha sido
identificada por varios abogados de patentes como una de las
10 patentes claves que condicionarán el desarrollo de la
industria nanotecnológica.
La Universidad de Kansas obtuvo una patente de otros
procesos nanotecnológicos que le otorga la exclusividad de
su uso en las industrias farmacéutica, alimentaria, química,
electrónica, de catalizadores, polímeros, plaguicidas,
explosivos y recubrimientos.
Nunca antes habíamos presenciado un uso tan vasto de un
instrumento de apropiación monopólica como las patentes
nanotecnológicas. Quienes creen que la nanotecnología puede
tener usos benéficos, como hipotéticos ahorros de energía y
de recursos, o aplicaciones médicas, o aún más, ilusorio,
que "beneficiará a los pobres", deberían repensarlo frente a
este panorama. Baste ver cómo las trasnacionales
farmacéuticas se comportan con las necesidades de salud
pública, sobre todo en el tercer mundo, controlando patentes
que no cubren ni una nanofracción del alcance de éstas.
Silvia Ribeiro *
5 de octubre de 2005
* Investigadora del Grupo ETC.