Uruguay | AMBIENTE | 5 DE JUNIO
Día
Mundial del Medio Ambiente
Resignificar el Medio
Ambiente
Para bien o para
mal, el término “medio ambiente” ha pasado a ser parte
ineludible de cualquier discurso político. Los gobiernos
firman acuerdos que suponen la protección de la
biodiversidad, los bosques, las especies en extinción,
el agua, el clima y muchos etcéteras. Ninguna autoridad
se atrevería a exponerse diciendo que verdaderamente
piensa poco en el ambiente
Pero
los hechos dicen otra cosa. Los modelos globales de
producción y consumo se están tragando suelos, agua,
minerales, atmósfera, seres vivos -incluidos seres
humanos. Hay cifras que dejan esto en claro: de
deforestación, de pérdida de la biodiversidad, de
contaminación, de emisión de gases de efecto
invernadero, de falta de acceso al agua y la tierra, de
exclusión… Y por su parte, el poder político se adecua.
Entendemos el ambiente como el rico y diverso entramado
de comunidades vivas relacionadas entre sí y con su
entorno – microorganismos, plantas, animales, seres
humanos, suelo, aire, agua. Consideramos que los seres
humanos deben relacionarse con su entorno de modo tal de
asegurar las condiciones de equilibrio necesarias para
la continuidad de la vida en la tierra. Para ello, a la
hora de satisfacer las necesidades humanas tenemos la
obligación de preguntarnos qué se produce, cómo, para
quién y para qué. A estas preguntas está ligado nuestro
futuro como humanidad.
En
Uruguay, las respuestas que existen al día de hoy
son muy alarmantes. Se anuncian grandes inversiones, en
enorme escala, que suponen comprometer y hasta destruir
el suelo, el agua, ecosistemas, trama social: más
actividades extractivas -minería ¡a cielo abierto! para
la extracción de hierro y oro, más monocultivos de
árboles a gran escala, más soja-, mega-emprendimientos
como el puente en laguna Garzón y el puerto de aguas
profundas en Rocha. Las inversiones extranjeras entran a
nuestro territorio en nombre de un “desarrollo” de patas
cortas y mala salud, de envoltorio brillante y sabor
rancio.
Aun
así, en medio de todo esto vuelve a florecer la
conciencia de que la participación de los movimientos
sociales es imprescindible para frenar el avance de este
“desarrollo” mal entendido. Y sin duda que fue la
participación social la que permitió que se suspendiera
toda actividad de la empresa forestal que realizó una
plantación de pinos, sin permiso, en la zona de la
Quebrada de los Cuervos, o que la minera Aratirí deba
presentar un nuevo Estudio de Impacto Ambiental como
exigencia de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA).
Y será la participación social la que siga interpelando,
cuestionando, protegiendo.
La
ironía con la que algunas autoridades quieren denostar a
quienes nos preocupamos seriamente del ambiente en toda
su dimensión social, tratándonos de “ecologistas”,
supuestamente ajenos a las necesidades humanas, sería
tonta y hueca si no fuera dramática por su repercusión.
En
el Día Mundial del Medio Ambiente el Grupo Guayubira
hace un llamado a resignificar el ambiente en toda su
integralidad: como espejo de nuestras formas de
convivencia, como resultado de las formas de producción
y los usos que asignamos al territorio, como el legado
que dejaremos a las futuras generaciones.