La Cámara de
Diputados aprobó este miércoles la Ley de
Bosques que establece la obligatoriedad de
efectuar estudios de impacto ambiental y
audiencias públicas antes de aprobar un
desmonte, y protege los bosques utilizados por
comunidades campesinas e indígenas.
La Cámara de Diputados aprobó el pasado 21 de
noviembre la Ley de Bosques. Greenpeace celebró
que la norma, apoyada por un millón y medio de
argentinos, cuente con la suspensión a los
desmontes hasta que cada provincia realice un
ordenamiento territorial de sus bosques nativos.
Además, establece la obligatoriedad de efectuar
estudios de impacto ambiental y audiencias
públicas antes de aprobar un desmonte, y protege
los bosques utilizados por comunidades
campesinas e indígenas.
La norma había sido aprobada en general hace
quince días por el Senado, y suspendido su
tratamiento en particular debido a la fuerte
presión ejercida por algunos senadores de las
provincias del norte que intentaron hasta última
hora desvirtuar la moratoria que detiene los
desmontes.
El pasado 21 de noviembre, después de varios
días de negociaciones, y gracias a la presión de
cientos de llamados de la gente a sus despachos,
los senadores aprobaron, artículo por artículo,
la Ley de Bosques. Luego debió pasar a la Cámara
de Diputados, ya que sufrió algunas
modificaciones, como la creación del fondo de
compensación a las provincias que cuiden sus
bosques.
La Ley de Presupuestos Mínimos de Protección
Ambiental de los Bosques Nativos suspende la
emisión de permisos de desmonte por un año para
que cada provincia realice un ordenamiento
territorial de sus bosques nativos. Cumplido ese
lapso de tiempo, aquellas jurisdicciones que no
hayan realizado el ordenamiento territorial no
podrán autorizar desmontes ni aprovechamientos
productivos en zonas boscosas.
Para realizar el ordenamiento territorial, la
ley establece diez criterios ecológicos y
categorías de conservación que apuntan a
planificar las actividades forestales, agrícolas
y ganaderas evitando la fragmentación y
degradación del bosque nativo, y señala como
prioritario cuidar a los bosques que actualmente
ocupan y utilizan comunidades indígenas y
campesinas.
La norma reconoce los servicios ambientales que
brindan los bosques: conservación de la
biodiversidad, del suelo y de la calidad del
agua, regulación hídrica, fijación de emisiones
de gases de efecto invernadero y la defensa de
la identidad cultural. Además establece la
obligatoriedad de realizar estudios de impacto
ambiental y audiencias públicas antes de aprobar
un desmonte, y prohíbe la quema a cielo abierto
de los residuos derivados de desmontes o
aprovechamientos de bosques.
"El ordenamiento territorial que establece la ley es esencial
para solucionar la emergencia forestal en la que
nos encontramos. La aprobación de esta norma es
un gran avance en materia ambiental y salda una
deuda pendiente", declaró Juan Carlos
Villalonga, Director Político de Greenpeace.
La Ley de Bosques fue presentada el año pasado
en la Cámara de Diputados por el diputado
Miguel Bonasso e impulsada por Greenpeace y
otras organizaciones ambientalistas, como la
Fundación Vida Silvestre Argentina, la Fundación
Ambiente y Recursos Naturales (FARN) y la
Fundación Proteger, y fue apoyada por
organizaciones sociales, como el Movimiento
Campesino de Santiago del Estero (MOCASE)
y la Organización de las Naciones y Pueblos
Indígenas en Argentina (ONPIA) y del
sector productivo, como la Asociación Forestal
Argentina (AFoA).
A fines de 2006, se trató por primera vez en
Diputados y en el mes de marzo de 2007, luego de
una larga sesión, la Cámara Baja le otorgó la
media sanción y la giró para su discusión a seis
comisiones del Senado: Presupuesto y Hacienda,
Legislación General, Justicia y Asuntos Penales,
Industria y Comercio, Ambiente y Desarrollo
Sustentable y Agricultura, Ganadería y Pesca.
La fuerte presión ejercida por los
representantes de las provincias del norte, que
se oponen a distintos artículos de la Ley
impidió que se discutiera en las comisiones y
que llegara a ser tratada en el recinto. A esto
se sumó el parate en el que estuvo en Congreso
durante el tiempo que duró la campaña electoral.
Debido al retraso en el tratamiento de la Ley,
Greenpeace, junto a más de treinta
organizaciones de todo el país impulsó la
campaña "Un millón de firmas por los bosques",
con el objeto de sumar las adhesiones de los
ciudadanos para exigir a los senadores el
tratamiento de la Ley. El número previsto
inicialmente se vio ampliamente superado y un
millón y medio de personas sumaron su respaldo.
"La Ley de Bosques es un logro gigante para la
defensa del medio ambiente, porque le pone un
freno al avance descontrolado de las topadoras.
Un millón y medio de argentinos lo hicimos
posible: salvamos los últimos bosques nativos",
afirmó Hernán Giardini, coordinador de la
campaña de Bosques de Greenpeace.
A principios del mes de octubre las
organizaciones entregaron en el Senado las
planillas que contenían las firmas junto con un
petitorio formal para exigir la aprobación de la
Ley de Bosques.
La presión de la gente hizo que, una semana más tarde, el
presidente del bloque oficialista de la Cámara
Alta, Miguel Ángel Pichetto junto con la
secretaria de Ambiente y Recursos Naturales,
Romina Picolotti dieran una conferencia de
prensa en la que el oficialismo se comprometió a
tratar la Ley en la primera sesión posterior a
las elecciones del 28 de octubre.
Ecoportal.net
4 de diciembre de 2007