"El año pasado se dijo que la situación había
mejorado, basándose sólo en la disminución de
los episodios críticos. El objetivo era mostrar
algún 'logro' en materia ambiental. De hecho, si
se analiza sólo la evolución del promedio anual
del material particulado PM10 -contaminante
utilizado para decretar alertas, preemergencia y
emergencias-, entre 2000 y 2005 supera con
creces la norma nacional para este contaminante.
Una auditoría al Plan de Prevención y
Descontaminación Ambiental, realizada por
especialistas arrojó resultados alarmantes.
Desde el año 2000 no hay ningún avance, es
decir, el aire sigue igual de sucio", señala Paola Vasconi, de Fundación Terram.
La contaminación en la capital es estructural.
La cuenca de Santiago no soporta más expansión
ni mayor actividad económica. La concentración
de esmog y material particulado aumentan pues la
cuenca posee una mala ventilación que empeorará
cuando se construya en el Aeropuerto Lo
Cerrillos. Hay otros factores que sí podrían
modificarse.
De los 800.000 vehículos que circulan por
Santiago, más del 85 por ciento son
particulares. En 10 años, el uso del transporte
público ha disminuido en un 30 por ciento,
mientras que los viajes en vehículos privados
aumentan un 106 por ciento. Sólo un 42 por
ciento de los santiaguinos se moviliza en bus.
A eso se agrega que no se implementan medidas necesarias para disminuir
drásticamente la contaminación, y muchas de
éstas son completamente contrapuestas.
La
indiscriminada construcción de autopistas ha
incentivado el aumento del parque automotriz. De
la mano del mercado disminuyen las áreas verdes
y se sigue desafectando los suelos agrícolas con
fines inmobiliarios. La ciudad se extiende cada
vez más y los desplazamientos para cruzar de un
punto a otro son cada vez más largos.
Información manipulada
Para el gobierno el Plan de Prevención y
Descontaminación Atmosférica (PPDA), vigente
desde 1998 y actualizado el 2004, ha sido un
éxito pues se habrían reducido los episodios de
emergencias ambientales, preemergencias y
alertas, en un 100, 95 y 81 por ciento,
respectivamente. Cifras oficiales hablan de una
menor concentración de partículas PM10 y PM2,5.
Un 27 y 58 por ciento menos desde 1990 a la
fecha. Además, se eliminaron las gasolinas con
plomo, se redujo un 95 por ciento el azufre en
el diésel, se duplicaron las redes del Metro y
se construyeron más de 180 kilómetros de
autopistas. Según las autoridades de 153 medidas
propuestas 84 se cumplieron, 32 presentan avance
y 29 no se han aplicado. De 8 de ellas
simplemente no hay información.
Andrei
Tchernitchin, presidente del
departamento de salud y
medioambiente del Colegio
Médico. |
Pero especialistas en medioambiente y salud
coinciden en que la información ha sido
manipulada. Una auditoría realizada por expertos
de EEUU y Chile, que evaluaron las 153 medidas
para combatir la contaminación ambiental,
advierte que la introducción de gas natural para
la industria y el Plan Transantiago no han
funcionado como se esperaba. La calidad del aire
no ha mejorado desde el 2000, y el material
particulado, ozono y monóxido de carbono aumentó
en los últimos años. El PM10 excede la norma
nacional en un 75 por ciento, mientras que el
monóxido de carbono supera en un 80 por ciento
lo permitido. Aún no existe una norma que regule
el material particulado más fino y riesgoso para
la salud: el PM 2,5. Ninguna mejora se registra
en la reducción de emisiones industriales. Las
empresas que utilizan equipos diésel para
generar electricidad no están registradas y se
estiman en 10.000 sólo en Santiago. 45
inspectores fiscalizan a 4.000 empresas en la
Región Metropolitana, sólo una vez al año, en
promedio. No se cuenta con indicadores para
evaluar el impacto del esmog en la salud de la
población. Y la lista sigue.
Andrei Tchernitchin, presidente del departamento
de salud y medioambiente del Colegio Médico,
advierte: "Uno de los objetivos del Plan de
Descontaminación es proteger la salud de la
población. Pero la red Macam II que está
compuesta por estaciones que miden la calidad
del aire, es cada vez más precaria. La mitad de
sus equipos no miden ciertos agentes tóxicos. No
se han instalado nuevas estaciones y faltan
aparatos en el sector sur, este y norte de la
capital. Además, los sistemas no poseen una
mantención adecuada y eso pone en duda la
veracidad y calidad de las mediciones". Según
Sara Larraín, directora de Chile Sustentable,
vienen solicitando que se incluya la norma sobre
PM2,5 hace años, sin resultados: "Conama no
tiene información sobre los impactos de las
emisiones en la salud, lo que revela una grave
irresponsabilidad en el aparato público, que
impide priorizar política y presupuestariamente
la protección ambiental y la salud de la
población". Tchernitchin propone que se entregue
información en línea y a cada hora sobre los
niveles de contaminación por comuna o zona donde
se realizan mediciones: "Eso permitiría advertir
a personas de mayor riesgo como ancianos,
pacientes con cardiopatías y niños sobre los
episodios de contaminación y, así, que se no
realizaran actividades físicas intensas. El
riesgo de desarrollar alguna actividad física en
Providencia durante una hora -cuando ocurre la
máxima concentración aérea de material
particulado-, alrededor de mediodía, es el doble
que el riesgo de dormir durante las cuatro horas
de peak nocturno de contaminación en Pudahuel".
Peligros del esmog y ozono
Desde el 2000 se ha venido reduciendo el
presupuesto antiesmog. El Centro Nacional del
Medio Ambiente (Cenma), que administra el modelo
predictivo, ha funcionado por 5 años con un 70
por ciento menos de presupuesto. La
actualización y mantención a la red de
estaciones de monitoreo no se ha hecho. Según la
auditoría realizada al PPDA,
Santiago excede
en un 75 por ciento la norma chilena de PM10, en
80 por ciento la de monóxido de carbono, y
duplica el límite de ozono establecido por las
autoridades. A mayor esmog aumentan las
atenciones de los niños y ancianos en
consultorios y hospitales 24 horas después de
los días críticos. Lo más grave se produce
cuando el peak de contaminación coincide con el
frío invernal y los virus respiratorios.
Todos los años ocurre lo mismo.
Una investigación de la Universidad Federico
Santa María (UFSM) reveló que
la concentración de partículas peligrosas en
Santiago -hidrocarburos aromáticos policíclicos
(HAP) y bifenilos policlorados (PCBs)-, es 20
veces superior a la norma permitida en Chile. Según
Tchernitchin, el esmog y estas partículas, que
no son monitoreadas por las autoridades provocan
cáncer al pulmón, linfático, vejiga y de mamas,
además de mutaciones, infertilidad y retardo en
la maduración sexual de los adolescentes. La
probabilidad que los chilenos desarrollemos
cáncer por esta causa se eleva hasta en 900
casos por año. La UFSM midió estos compuestos en
Temuco (1998) y Santiago (2001): la
concentración era de 9.850 y 330 veces mayor que
lo recomendado por la OMS.
Pero el esmog no es el único peligro.
Santiago
se ubica entre las diez ciudades con mayor
índice de ozono en el mundo. Mantenemos el
triste récord de más de 150 días al año de
concentraciones dañinas de ozono, lo que inflama
las vías respiratorias pudiendo disminuir
nuestra capacidad pulmonar. El ozono provoca
irritación de las vías respiratorias, tos, dolor
de pecho y cabeza, náuseas y asma. Según Manuel Merino, director del Cenma: "En el 60 por
ciento de los días entre octubre y abril, se
sobrepasan los niveles permitidos de ozono,
mientras que en verano alcanza al 80 por ciento.
El año 2002, la revista The Lancet publicó un
estudio demostrando que los niños que practican
actividades físicas al aire libre en zonas
contaminadas por ozono son entre tres y cuatro
veces más proclives a desarrollar asma".
En
nuestro país el asma se ha duplicado desde 1994
a 2002, y los días en que aumenta el ozono, se
produce un mayor número de consultas por
bronquitis obstructiva y asma en los servicios
de salud.
El gobierno reconoce que no hay fondos -faltan
120 millones de pesos- para que la Conama
concluya once estudios comprometidos en el PPDA
que debieron realizarse el año pasado.
Nunca más volverá a suceder
La indiscriminada
construcción de autopistas ha
incentivado el aumento del
parque automotriz |
Los niveles de esmog son críticos en comunas
como Pudahuel y Cerro Navia, pero las
autoridades en varias oportunidades no han
decretado la alerta ambiental pese a que los
índices así lo indican. La población ha estado
expuesta a altos niveles de material particulado,
lo que es riesgoso para la salud. El Intendente
metropolitano Víctor Barrueto, debió reconocer
su error por no haber decretado la alerta
ambiental: "Nunca más, esto no volverá a
suceder. Me comprometo a decretar las alertas
necesarias para proteger la salud de la
población, aun cuando haya dudas técnicas en el
pronóstico y no obstante el episodio previsto no
se produzca", dijo a poco de asumir su cargo.
Anunció, además, que solicitará recursos para
mejorar la labor fiscalizadora de la Conama y
que espera que el gobierno de Bachelet resolverá
este problema mediante la puesta en marcha de un
Ministerio del Medioambiente.
La comisión de Medioambiente de la Cámara de
Diputados citó a la ministra Secretaria General
de la Presidencia, Paulina Veloso, y al
intendente Barrueto, a "explicar el estado de la
política de descontaminación de Santiago". A
pesar que el modelo de predicción de
contaminación atmosférica llamado sistema
neuronal -creado por investigadores del
Departamento de Física de la Usach-, obtiene
mayor exactitud en sus pronósticos, el gobierno
sigue aplicando el modelo Cassmassi. Ambos
fueron entre abril y agosto de 2004: neuronal
obtuvo un 92 por ciento de aciertos contra un 85
por ciento de Cassmassi. "Que neuronal sea sólo
un modelo de apoyo y no el principal es una
decisión que escapa de nuestras manos", señalan
los investigadores de la Usach. Si no hay una
decisión política, las cosas no cambiarán.
Algunos sólo proponen aumentar los dígitos de
restricción vehicular. Siguiendo la tónica del
primer mes de gobierno de Bachelet, el gobierno
creó un consejo asesor que deberá emitir un
informe en algunos meses más. Participarán
autoridades regionales, de salud y transportes,
académicos, empresarios y expertos ambientales,
que deberán recomendar medidas.
"Las solución está en una gestión integral en
Santiago. ¿Qué significa esto? Avanzar hacia una
reforma institucional, de manera que una sola
entidad sea la que administre y gestione el Plan
de Descontaminación. Disminuir la población en
Santiago y sus actuales niveles de actividad
económica, así como la creciente expansión
horizontal de la ciudad y el consecuente
distanciamiento entre los hogares y el trabajo,
entre otras. Sólo con medidas estructurales se
logrará disminuir la contaminación. De lo
contrario, año tras año seguiremos viviendo
crisis ambientales por la calidad del aire",
concluye Paola Vasconi.
Arnaldo Pérez Guerra
Convenio
La Insignia
/ Rel-UITA