Superpotencia rota |
|
La petición de
Estados Unidos a la Unión Europea y a la OTAN de
ayuda humanitaria para paliar los daños provocados
por el paso del huracán Katrina marca un punto de
inflexión en la historia estadounidense. No sólo
implica el reconocimiento de la incapacidad del
Gobierno del país más poderoso del mundo para
resolver con sus propios recursos el desastre, sino
que además evidencia la profunda fractura social y
el nivel de desamparo en que se encuentran las
minorías del país, sobre todo la negra. |
Después de
muchas dudas, nacidas del orgullo imperial herido, el
gobierno Bush decidió pedir ayuda humanitaria, aunque sólo a
la Unión Europea (y la OTAN), quizás por considerarla su
única igual en el mundo. Aceptarla de México habría sido
amargo y de Cuba, una humillación, aunque por su vecindad y
experiencia eran los países que podían facilitarla con mayor
celeridad. Decenas de Estados la habían ofrecido, pero EEUU
la rechazó. Finalmente, desbordado por la hecatombe
humanitaria, tragó el órdago y la pidió.
La petición de ayuda marca un punto de inflexión en la
historia estadounidense, pues es el reconocimiento de la
incapacidad gubernamental para resolver con sus propios
recursos los desastres provocados por el huracán Katrina.
Que el país más poderoso del mundo, proveedor habitual de
ayuda humanitaria y capaz de llevar la destrucción y la
muerte a cualquier rincón del planeta, se muestre impotente
para enfrentar un huracán es un golpe contundente a la idea
de poder que quiere transmitir. No es únicamente la
ineficiencia del Gobierno y la inoperancia de sus
instituciones. Es que el Katrina, aun siendo virulento, no
deja de ser un huracán más de los que asolan cada año la
región del Caribe y golfo de México, respecto de los cuales
los países están preparados. En agosto pasado, el huracán
Charley golpeó brutalmente Cuba, pero gracias a las medidas
preventivas hubo sólo cuatro muertos, si bien las pérdidas
materiales fueron cuantiosas. En EEUU se habla de decenas de
miles, hay decenas de miles de desplazados y los daños son
astronómicos, algo inexplicable en un país poseedor del
servicio más efectivo de seguimiento de huracanes del mundo.
Katrina no sólo ha puesto en entredicho la percepción del
poder estadounidense. También ha evidenciado la profundidad
de la fractura social del país y el nivel de desamparo en
que se encuentran las minorías, sobre todo la negra. Las
imágenes de los refugiados de Nueva Orleáns parecen sacadas
de África o del Caribe más mísero. Según denunció
recientemente la Liga Urbana Nacional (LUR) en su informe
“Situación de la América Negra 2005: Una Receta Para
Cambios”, la desigualdad estructural y el racismo están
creando un foso profundo entre negros y blancos. La tasa de
desempleo de los negros es el doble que la de los blancos.
En Nueva York, el desempleo en hombres de raza negra supera
el 50%. Desde que gobierna Bush, los negros han perdido tres
millones de empleos.
El huracán Katrina ha evidenciado la
profundidad de la fractura social del país y el
nivel de desamparo en que se encuentran las
minorías, sobre todo la negra. La tasa de
desempleo de los negros es el doble que la de
los blancos. En Nueva York, el desempleo en
hombres de raza negra supera el 50%. Desde que
gobierna Bush, los negros han perdido tres
millones de empleos |
Sin embargo, son las cárceles las que mejor reflejan la
realidad de la minoría negra.
Como afirma la LUR, la probabilidad de que un
afro-estadounidense sea encarcelado es tres veces superior a
la de un blanco y las sentencias son seis veces mayores para
un negro que para un blanco por el mismo delito. Aunque los
negros representan apenas el 12,9% de la población de EEUU,
suman el 46% de la población reclusa. Uno de cada cinco
negros ha estado en la cárcel en algún momento de su vida.
En el año 2000 había 800.000 negros encarcelados y 600.000
negros matriculados en la enseñanza superior. La
probabilidad de un negro de morir de forma prematura duplica
a la de un blanco, ya se trate de homicidios, enfermedades o
accidentes de cualquier tipo. Un afro-estadounidense de cada
cuatro sufre pobreza y, de ellos, casi la mitad padece
miseria. Eso es lo que ha sacado a luz el Katrina.
No terminan ahí las consecuencias. Las calamidades que han
azotado a las víctimas del huracán se han debido en gran
medida al desvío de recursos a las guerras de agresión en
Afganistán e Irak. La Guardia Nacional, cuerpo creado para
actuar en crisis nacionales, se mostró agónicamente
insuficiente, pues el grueso de sus efectivos está
comprometido en la guerra de Irak. La construcción y
mantenimiento del sistema de diques para proteger la ciudad
estaban paralizados por falta de fondos, debido al inmenso
costo de esas guerras. En el clásico dilema de Samuelson, de
cañones o mantequilla, Estados Unidos gasta 500.000 millones
en cañones y el huracán Katrina ha evidenciado los efectos
de no invertir en mantequilla.
El país goza de armamento archi-sofisticado, pero carece de
medios para enfrentar catástrofes naturales. El gasto
militar crece y las escuelas se caen, las infraestructuras
se herrumbran y la pobreza aumenta sin cesar. Los pobres han
pasado de 32,9 millones en 2001 a 37 millones en 2004 y las
personas sin cobertura médica suman 46 millones, pero el 20
por ciento más rico de la población recibe el 50,1% de la
riqueza total. La Oficina de Presupuestos del Congreso
indicó en un estudio que, entre 1979 y 1997, los ingresos
netos del 1% de los ricos habían crecido un 157% por sólo un
10% de las rentas medias.
El Katrina no es la primera señal de alarma sobre el grave
deterioro del sistema en EEUU. En 2001, apagones generales
paralizaron California varias semanas. En 2003, el noroeste
del país sufrió un apagón general... Estados Unidos recuerda
a la Rusia zarista de hace un siglo. Posee un ejército
descomunal, pero es el país más endeudado del mundo y está
dirigido por una plutocracia ineficaz. El huracán se ha
llevado muchas cosas. Una de ellas es el mito del superpoder
estadounidense. EEUU es una superpotencia rota. Y
mendicante.
Augusto
Zamora
Profesor de Derecho Internacional Público y Relaciones
Internacionales de la UAM
Agencia de
Información Solidaria
14 de
setiembre de 2005
Foto EFE