L
a tradición tupí guaraní se había caracterizado por
migraciones periódicas a lo largo de los grandes cursos de
agua en busca de la tan mentada "Tierra sin Mal", una
metáfora mitológica en cuya base descansa el sistema de
aprovechamiento agroforestal de las selvas tropicales y
subtropicales.
El territorio de los Mbya, la provincia de Misiones,
es una meseta quebrada conformada por una serie de serranías
centrales (sierra de Misiones y sierra del Imán), cuya mayor
altura alcanza los 843 metros
Dos grandes ríos abrazan el territorio: el Paraná, con
su afluente el Iguazú, generador de las soberbias e
imponentes cataratas, y el Uruguay. La existencia de una
treintena de cursos de aguas secundarios, vertebradores de
subcuencas e innumerables afluentes menores de éstos, y el
relieve quebrado producen incontables saltos y cascadas y
una diversidad asombrosa de ambientes y microambientes que
constituyen el hábitat de la flora y fauna que configuran la
selva paranaense. Hoy esta selva única en su tipo está
amenazada de extinción.
El clima de la región de los Mbya guaraníes es
subtropical húmedo, sin estaciones secas, superándose los
mil milímetros anuales de precipitación. La temperatura
media se sitúa entre los 20 a 30 grados centígrados. Las
heladas no son muy frecuentes en invierno. La humedad
atmosférica en general es elevada, así como el punto de
rocío, lo que favorece la conservación de la humedad del
suelo.
Todo esto condiciona la formación de una vegetación de
tipo selvático, que presenta varios estratos arbóreos de
diversas magnitudes: cedros, timboes, lapachos, jacarandáes,
araucarias y un enmarañado sotobosque de helechos gigantes,
ortigas, lianas, enredaderas. Los guaraníes denominaban a
esta región Mvirareta (“el país de los árboles”).
En íntima relación a la flora que lo sustenta se
encuentran infinidad de multicolores pájaros, mariposas,
libélulas, arañas, gusanos, monos, celotes, coatíes, osos
hormigueros, lagartos, ardillas, pumas, yaguaretes, antas,
tapires, víboras de la cruz, corales, yararás, boas,
anacondas, culebras, iguanas, venados, hurones... Un hábitat
en equilibrio extremadamente frágil ante los factores
erosivos y depredadores, principalmente el accionar de una
sociedad basada en la salvaje obtención del lucro como bien
supremo.
La degradación de la selva será un hecho irreversible
si no se toman a tiempo medidas de protección integral del
ambiente, pues a lo largo de tres siglos esta zona ha sido
explotada irracionalmente para la extracción de especies
vegetales y animales muy valiosas.
Hoy apenas perdura el 10 por ciento de la selva
originaria. Al ritmo actual de deforestación las selvas y
montes altoparanaenses se verán totalmente diezmadas hacia
la segunda década del presente siglo. Y lo mismo puede
suceder con la fauna: numerosas especies de mamíferos, aves,
reptiles, anfibios y peces ya han sido condenadas a la
extinción y otras al estado de retroceso numérico, como
varios felinos, cérvidos, ungulados, simios, marsupiales,
saurios, ofidios y aves. Muy lejos se encuentra ya esta
realidad geográfica, climática y biótica del equilibrio
dinámico natural y del milenario manejo racional de la
recolección, la caza, la pesca y los cultivos practicados
por nuestros hermanos del pueblo Mbya Guaraní. Se extingue
la selva del guaraní y con ella la nación guaraní.
No se debe perder más una sola oportunidad de
denunciar la explotación irracional y la destrucción de la
selva y montes paranaenses, el exterminio de la vida animal
y la extinción de cientos de especies, como la condena al
hambre y la mortandad de nuestros indígenas.
Según datos estadísticos de la Universidad de
Misiones, tres de cada cinco niños guaraníes mueren por
causas evitables. Las devastadoras acciones de la política
económica neoliberal están extinguiendo a una nación y una
cultura, la de los Mbya guaraníes. Al imponerse las
reforestaciones de grandes cantidades de hectáreas con
especies exóticas en variedades de pinos, particularmente el
pino elliotti, y grandes extensiones de tierras dedicadas al
pastoreo intensivo o al cultivo de tabaco (con la
consecuente intoxicación con agrotóxicos de familias enteras
que se dedican al mismo, el envenenamiento del suelo, de las
aguas y del aire y la lógica muerte por envenenamiento de
vegetales y animales autóctonos) se condena a muerte al
indígena guaraní.
Desde siglos antes de la colonización española, los
Mbya guaraníes ya estaban establecidos en estos lugares,
creando una amplia y profunda cultura ensamblada en el
macromundo natural del que extraían absolutamente todo lo
necesario para satisfacer sus necesidades básicas
individuales o comunitarias. El elemento cultural más fina y
excelentemente trabajado ha sido su lenguaje o idioma
(guaraní), lleno de signos y símbolos, de colores y sonidos,
de gran movimiento, y uno de los legados culturales más
valiosos que estas naciones han dejado como patrimonio a
toda la humanidad.
La acción devastadora de los blancos es motorizada
actualmente por tres industrias: la del papel, la del tabaco
y la de la madera, dos de ellas en manos de inmensas
transnacionales como la
Philip Morris
y la BAT.
A ello se suma el doble discurso de los sucesivos gobiernos
provinciales misioneros, que declaman la defensa de los
guaraníes y los agreden y engañan de mil modos, como sucede
en Iguazú, donde por avalar un complejo turístico
multimillonario se viene intentando desplazar de sus tierras
a los Mbya de Yriapu.
No todo está perdido
Pese a todo, los Mbya resisten y luchan. Las
movilizaciones de la comunidad de Yriapu obligaron al actual
gobernador de la provincia de Misiones, Carlos Eduardo
Rovira, a firmar con el mburuvicha (cacique) y
ancianos-consejeros de dicha comunidad un acta acuerdo sobre
titularización de tierras. En virtud de ese convenio, el
gobierno provincial se compromete a otorgar el titulo de
propiedad, sin ningún tipo de costo, dentro de los 60 días
hábiles a contar desde la fecha del acta (firmada el 17 de
diciembre de 2003), y a reconocer a la comunidad indígena de
Yryapú de la nación Mbya Guaraní la posesión y propiedad
ancestral continua, ininterrumpida y pacífica de 265
hectáreas de tierras, y el goce y uso vitalicio de un sector
lindante a éstas. La comunidad de Yrapú se compromete, por
su lado, una vez recibida la titularidad de las tierras, a
incorporarlas al Sistema Provincial de Áreas Naturales
Habiendo prácticamente ya transcurrido el plazo sin
que, por parte del gobierno, haya evidencias de cumplir con
el compromiso asumido, y ante las insistentes versiones de
la existencia de un anteproyecto de ley para instalar sobre
las mismas tierras comprometidas un megacomplejo turístico
de unas 200 hectáreas, los hermanos de la comunidad de
Yryapú están muy preocupados. Y también lo están por los
atropellos que soportan todos los días en sus propias
tierras de parte de los gerentes y empleados de las
transnacionales papeleras, tabacaleras, madereras y
turísticas.
Domingo López
Raúl Aramendy
CEMEP-ADIS - Posadas, Misiones
cemepadis@yahoo.com.ar
4 de junio de 2004