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Argentina
Biofumigación,
la respuesta agroecológica |
Decenas de
agricultores de la zona de San Francisco, en el departamento
de Monte Caseros, en la costa del Uruguay conocida como la
triple frontera, se reunieron en el establecimiento de
Alfredo Berta, un productor que explota 65 hectáreas de
citrus y tiene media docena de invernaderos en una media
hectárea, en la que produce morrones utilizando prácticas agroecológicas.
En la jornada de campo organizada por el Instituto
Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA), a
través de su Agencia de Extensión Rural (AER) y la Unidad de
Extensión y Experimentación Adaptativa (UEEA), con el apoyo
de la Unión Internacional de los Trabajadores de
Alimentación (UITA) y la Municipalidad, estuvieron presentes
los intendentes de Monte Caseros, Juan Alberto Zandoná, y de
Paysandú, Alvaro Lamas. Un experto uruguayo en prácticas
agroecológicas, Leonardo de León, junto a sus colegas Pablo
Vallejos, Eduardo Lombardo y Julio Tarino, además del propio
agricultor, explicaron la forma de trabajo, alejada de las
prácticas “tradicionales”.
Cuando la luna llena comenzaba a elevarse sobre el
campo y los invernaderos, los productores fueron convocados
a continuar la reunión en la sede de la Cooperativa
Agropecuaria y de Proveedores de Electricidad Aguará. Allí
escucharon la presentación de las técnicas agroecológicas y
con asombro descubrieron que el “mejor remedio” para el
control de plagas y elementos patógenos se hace mezclando
800 centímetros cúbicos de vinagre, siete cabezas de ajo
molidas en licuadora y cincuenta litros de agua. Los
ingenieros llamaron fundamentalmente la atención al uso de
la biofumigación, que permite descontinuar el uso de una
peligrosa sustancia que ataca la capa de ozono.
Control natural de plagas
En la reunión se recalcó la necesidad del uso de
criterios ecológicos en agricultura, que permitan conocer
cuáles son los elementos y procesos clave en el
funcionamiento de los agrosistemas. Hasta el presente, el
bromuro de metilo (BM) se ha venido utilizando en la
fumigación de suelos agrícolas para la eliminación de
organismos patógenos y malas hierbas, pero tiene un poderoso
efecto destructor de la capa de ozono estratosférico, por lo
que se pretende dejarlo de lado.
Se lo sustituye con materia orgánica a partir de los
procesos de degradación que originan gases capaces de
controlar los patógenos de los vegetales. Este proceso ha
sido definido como biofumigación. El proceso es la
corrección del suelo con materia orgánica que libera gases,
los cuales eliminan o controlan plagas. Es una técnica que
simula actividad microbiana en el suelo, con incremento de
poblaciones de nematodos predadores (gusanos de tamaño
milimétrico que viven en el suelo y en medios acuáticos y
marinos; la mayoría son bacteriófagos, alimentándose de
microorganismos y materia orgánica del suelo).
En Monte Caseros esta práctica es combinada con
plástico “cristal” (transparente) que atrapa el calor de la
energía solar y aumenta la temperatura y que además retiene
los gases generados durante el proceso. La biofumigación
acorta considerablemente el tiempo necesario para completar
un control aceptable de plagas a través de la solarización y
ha sido usada satisfactoriamente en la producción de
morrones, bananas, tomates, melones y otros vegetales. Por
otra parte, la biofumigación estimula la actividad
microbiana del suelo, por lo que tiene un efecto
biomejorante. Cuando se añade la materia orgánica, se
produce una secuencia de cambios microbiológicos, con una
proliferación inicial de microorganismos que depende de los
recursos añadidos.
No tiene efectos negativos
La biofiumigación no tiene efectos negativos en la
salud de los consumidores ni en el ambiente. Tampoco tiene
limitaciones de uso dentro de los reglamentos de producción
integrada o de agricultura ecológica. La producción agrícola
obtenida con la aplicación de las técnicas de biofumigación
puede alcanzar precios altamente competitivos, debido al
aprovechamiento de residuos agroindustriales de bajo costo.
Como alternativa no química en el control de los organismos
patógenos de los vegetales, es una alternativa que recién
comenzó hace un año en Monte Caseros, pero se desarrolla
desde hace años en Bella Unión, y las decenas de productores
presentes en la reunión de extensión permite esperar que en
poco tiempo muchos otros se unan a la propuesta, que entre
otras cosas es más económica que aquella que utiliza BM y al
mismo tiempo produce alimentos más sanos.
En la propia reunión, lo más difícil resultó aceptar
que viejos métodos basados en la aplicación de la materia
orgánica, aunque tenga nuevos planteamientos, constituyan
una alternativa actual y de futuro en agricultura. Pero
resultó evidente que con el diseño de estos sistemas
hortícolas alternativos de producción se logra disminuir e
incluso eliminar el empleo de agroquímicos, así como reducir
los costos de producción en los cultivos de tomate, morrón y
melón. Estas prácticas agronómicas son de gran interés en el
diseño de un manejo ecológico de cultivos, que de lugar a un
incremento de calidad en la producción, eliminando sus
efectos negativos sobre la salud y el ambiente, al tiempo
que permiten el desarrollo de sistemas agrícolas
sustentables.
Diario El Telégrafo
Paysandú
7 de febrero de 2004
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