Brasil
frena las talas,
pero
pierde al año 10.000 km2
El comercio de madera se ha convertido en una de
las principales causas de la pérdida de los bosques. Esta
actividad afecta a unas pocas especies de árboles pero causa
graves daños. El problema es que para llegar a los árboles
deseados, hay que deforestar amplias zonas y desechar la
madera que no interesa comercialmente. Esta galopante merma
no sólo se da en los trópicos, sino también en los países
templados y boreales que todavía tienen importantes bosques
autóctonos. Por suerte, la superficie forestal europea o
norteamericana resulta salvaguardada.
Pero, además de la exportación maderera como
fuente de divisas, su uso como combustible o el avance de
los cultivos, la ganadería o la extracción de minerales
contribuyen gravemente a la deforestación. En la última
década se han perdido 940.000 Km2 de bosque, lo
que supone casi el doble de la superficie de España,
recuerda Félix Romero, de Adena/ WWF, quien ofrece
información en línea con los datos históricos de la FAO
(unos 100.000 Km2 anuales). Sin embargo, esta
organización destacó el año pasado en su informe Situación
de los bosques en el mundo que se había producido una
ralentización de la pérdida forestal en el planeta, que ha
sido de unos 73.000 Km2 anuales (más de doble de
la superficie de Catalunya).
Cada año desaparecen unos 73.000 Km2
de bosques, según datos de la FAO |
Entre 1990 y el 2005, el mundo perdió el 3 por
ciento de su superficie forestal, con una reducción media
del 0,2 por ciento anual. Un grupo de diez países reúne el
80 por ciento de los bosques primarios del mundo; y dentro
de él, Indonesia - el país del mundo que más rápido
destruye sus selvas-, México, Papúa Nueva Guinea
y Brasil experimentaron las mayores pérdidas entre el
2000 y el 2005. La deforestación avanza a lomos de la
expansión de los cultivos agrícolas y el sector ganadero y
tiene como punta de lanza las talas para sembrar soja o
palma aceitera (en Sudamérica o Indonesia).
Este fenómeno golpea especialmente la Amazonia,
en donde el 10 por ciento de los más de 7 millones de km2de
selva tropical ya ha sido destruido. Brasil (que
tiene más del 50 por ciento de la selva) ha frenado en parte
este fenómeno. En el 2004 alcanzó una pérdida de 27.429 Km2
y en el 2007 perdió 10.010 km2, una superficie superior a la
provincia de Barcelona. Sólo desde 1970, la mano del hombre
ha arrasado en este país 600.000 Km2, una
superficie superior a la de Francia.
Las selvas tropicales húmedas contienen el 35 por
ciento del carbono de la Tierra, lo que, si se libera a la
atmósfera, puede contribuir sustancialmente al calentamiento
global. La continua destrucción de las selvas acarreará,
además, una extinción masiva de especies y la pérdida de una
farmacia futura.
A Cerrillo
La Vanguardia
23 de
enero de 2008
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