En
la actual ronda de negociaciones de la Organización Mundial
del Comercio (OMC) los países que no participan en las
reuniones a puertas cerradas sobre comercio de bienes
agrícolas e industriales se ven obligados a enterarse de los
detalles a través de
los periodistas.
Las deliberaciones no son transparentes, aseguraron algunos
delegados a IPS. La mayoría de los países están
excluidos de las reuniones de alto nivel y de asistencia
limitada. La frustración aumenta. La "mini conferencia"
ministerial fijada por el secretariado de la OMC para
comienzos de este mes en su sede en Ginebra se
suspendió.
"Todas las reuniones son restringidas. Solo participan los
amos del universo. A nosotros no nos invitan", dijo el
delegado de un país del grupo de Asia, el Caribe y el
Pacífico (ACP). "Dios bendiga la libertad de prensa",
agregó, en alusión a las reseñas diarias de los boletines "Inside
U.S. Trade" y "Washington Trade Daily", la fuente
informativa preferencial sobre lo que sucede en esas
reuniones reservadas.
Los diplomáticos que presiden las principales negociaciones
-agricultura, bienes industriales y acceso a los mercados no
agrícolas (NAMA, por sus siglas en inglés)-dieron a
conocer nuevos documentos el 19 de mayo. Pero aún restan
muchas diferencias sin resolver. Los grandes países, entre
ellos Brasil, recomendaron al director general de la
OMC, Pascal Lamy, retrasar la "mini
conferencia" ministerial prevista hasta que se logre una
mayor convergencia.
Las negociaciones consistían el año pasado en reuniones con
más de 30 delegaciones. El proceso fue cambiado. Altos
funcionarios de los gobiernos de los países con mayor
presencia en la negociación, tanto industrializados como en
desarrollo, han estado en Ginebra en las últimas tres
semanas. Comenzó una serie de consultas a pequeños grupos de
esos funcionarios. Estas reuniones a puertas cerradas han
incluido las celebradas todos los miércoles y viernes de
mañana en la Sala Verde de la OMC, presididas por
Lamy, con un solo delegado por cada uno de los 30 países
considerados jugadores fuertes. Aunque no se las denomina
así, estas reuniones constituyen el "proceso horizontal" que
Lamy ha promovido desde hace algún tiempo. Su idea es
que se negocien simultáneamente las cuestiones agrícolas y
NAMA para facilitar coincidencias.
Al mismo tiempo, se celebran regularmente las reuniones de
alto nivel del Grupo de los 12 (G-12) en la oficina de
Estados Unidos, que se concentran en los asuntos más
conflictivos de NAMA. Apenas 12 o 13 delegaciones están
invitadas. Luego, se desarrolla lo que en la jerga interna
de la OMC se denomina "el proceso de Don": las
consultas desarrolladas por el presidente de las
negociaciones sobre NAMA, Donald Stepherson.
Mientras, el presidente de las negociaciones sobre
agricultura, el embajador neocelandés Crawford Falconer,
facilita lo que él llama "paseo por el bosque", es decir,
consultas sobre productos especiales y mecanismos de
salvaguardia. Apenas 13 delegaciones están invitadas a estas
reuniones, entre ellas las de Estados Unidos,
Australia, Brasil, Canadá, Argentina,
Uruguay y Malasia, en nombre de los
exportadores que no subsidian su producción, e Indonesia,
India, China, Turquía, Corea del Sur
y Kenia, entre los que protegen sus sectores
agrícolas.
Pero Falconer no interviene en las reuniones sobre el
acceso preferencial de los países ACP en la Unión
Europea y sobre productos tropicales. Hubo instancias de
diálogo por separado. Hay escaso flujo de información entre
los diversos grupos de deliberación y de consulta. Aun menos
información circula entre el grupo mayoritario de países, el
de aquellos que no participan en ninguna de esas reuniones.
Hubo alguna reunión sobre el G-12 para el resto de las
delegaciones en la misión de Estados Unidos, pero,
según una fuente que asistió, no se aportó allí información
nueva.
Los excluidos murmuran que "ya es hora" de manifestarse
contra la opacidad del proceso. Y, a medida que pasa el
tiempo, cada vez más países dudan de que sea posible un
acuerdo por la ronda de Doha de negociaciones
multilaterales de comercio para fines de julio. "Era mucho
más optimista hace unos pocos meses. En estas reuniones no
sucede nada. Estados Unidos parece dedicado a
echarles la culpa del eventual colapso a los otros. La
Unión Europea está distraída. No parecen movilizados",
dijo a IPS el delegado de un país en desarrollo clave
en las negociaciones.
Otros delegados especulan que Washington trata de que
la ronda de Doha sobre NAMA colapse para que
no se atribuya su fracaso a la negativa de ese país a
remover sus subsidios agrícolas. Si no se alcanza un acuerdo
en julio, las posibilidades de éxito luego del receso del
verano boreal se reducen. Entre otras razones, por la
incertidumbre política en Estados Unidos. "Es difícil
imaginar que participe un ministro del actual gobierno en la
reunión ministerial de septiembre", dijo un delegado.
Aileen
Kwa
IPS
26 de
junio de 2008
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