Luego de cuatro días, la
caravana Sin maíz no hay país finalizó en el Zócalo
(plaza mayor de la ciudad de México) realizando una travesía
de más de 300 kilómetros. Con una ofrenda, la multitud
solicitó a la deidad mesoaméricana Oméotl que apoye
la lucha por la renegociación del Tratado de Libre Comercio
de América del Norte (TLCAN), con el fin de frenar la
invasión de semillas transgénicas estadunidenses
Por
otro lado, los movimientos sociales del campo mexicano
anunciaron para el próximo día 31 de enero una marcha
multitudinaria en el centro de la Ciudad de México, contra
la implementación del capítulo agropecuario del TLCAN. Ya
que con la implementación completa del Tratado -desde el
pasado 1º de enero-, el maíz, el poroto (frijol) y la leche
en polvo que vienen desde Estados Unidos y Canadá entran al
país sin tasa de importación.
Los organizadores esperan lograr
la participación de más de 200 mil personas y planean que la
marchas similares se esparzan por diferentes estados del
país y cierren el tráfico de los puentes que unen a México
con Estados Unidos.
Los
productores mexicanos de maíz se han visto obligados a
enfrentar una competencia desleal frente al maíz producido
en Estados Unidos, de peor calidad, pero con fuertes
subsidios gubernamentales. Las organizaciones de los
campesinos quieren involucrar a toda la sociedad en el
debate sobre una urgente renegociación del capítulo
agropecuario del TLCAN. Según algunos estudios, desde que el
Tratado entró en vigor hace 12 años, se perdieron dos
millones de empleos rurales.
Según
las organizaciones que organizan la marcha, el gobierno
solamente destaca las exportaciones que el TLCAN facilita
-11.000 millones de dólares anuales- y oculta que las
importaciones llegaron a 13.000 millones. Denuncian además,
que los recursos de los programas para el campo benefician
como máximo al 2 por ciento de los productores y a sólo 30
empresas -la mayoría de ellas extranjeras- mientras el 70
por ciento de los campesinos vive en la pobreza.
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