Uruguay
Con Felipe Carballo
Del monte al Parlamento |
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Carballo
es un joven de 31 años que se crió en los montes
de
naranjas del norte uruguayo. Desde el 11 de mayo
ocupa
una banca
en la Cámara de Diputados por la coalición de
izquierda
Frente Amplio. |
¿A
qué edad y dónde comenzó a trabajar?
-Comencé a los 12 años
arrancando frutillas, luego trabajé en El Espinillar
(ingenio azucarero del departamento de Salto) hasta que éste
cerró, en 1994. Como tantos me vine para Montevideo y
trabajé en changas como fletero. Por un problema de salud de
mi padre regresé a Salto y allí trabajé en la recolección de
naranja hasta el 98 en que me echaron junto a otros
dirigentes sindicales.
-Antes de diputado fue edil.
-Sí, integré la Junta
Departamental de Salto en el actual período.
-Cuando usted fue dirigente
del Sindicato Único de Obreros Rurales y Agroindustiales (SUDORA),
¿pensaba en la perspectiva de ocupar cargos políticos?
-No. Vengo de una familia
frenteamplista. Mi padre fue uno de los fundadores del
Frente Amplio y yo milité en su juventud.
Nunca me imaginé llegar ni a
dirigente sindical y menos a edil o diputado. Me motivó a
militar la injusticia social en el ámbito rural y creí que
podíamos aportar algo en defensa de los explotados. En el
sindicato de la naranja prácticamente debíamos movernos en
la clandestinidad para que no nos ubicaran y no nos
despidieran. (Hubo entrevistas de prensa en la cuales estos
dirigentes aparecieron encapuchados.) Hicimos un trabajo de
hormiga con los compañeros. Recorríamos las casas de los
compañeros en bicicleta luego de terminada la jornada
laboral planteando reorganizar SUDORA porque para
luchar contra la explotación hay que organizarse y saber
cuáles son los derechos de los trabajadores.
-Usted ha dicho que
representará a los trabajadores en el Parlamento. ¿No cree
que una cosa es el movimiento gremial y otra la actividad
política, y que deben ser independientes entre sí?
-Siempre se ha dicho de no
entreverar las cosas, pero nos hemos dado cuenta en estos
años de militancia que, por ejemplo, los representantes de
los empresarios son ediles en la Junta Departamental de
Salto. Se han preparado, han estudiado para ocupar cargos
políticos y desde allí defender los intereses de los
empresarios.
Acá se ha extendido la opinión
de que la política es para los hijos de los políticos y de
los que tienen plata. Cuando llega un político a visitar a
un compañero viene en coche, de saco y corbata y el
compañero piensa cómo pedirle que le resuelva las
necesidades básicas, como ser agua y luz.
Acá en Uruguay las estadísticas
muestran que hay cantidad de niños desnutridos y que mueren
de hambre: esos son hijos de trabajadores. Los hijos de los
ricos, de los dueños del país no pasan hambre.
-Usted pertenece al sector
político 26 de Marzo, del Frente Amplio, cuyo líder es Raúl
Sendic. Sendic reúne las condiciones que usted condena: es
hijo de un político, usa saco, corbata y anda en coche.
-Sí, es verdad, pero hay que
tener en cuanta la coherencia de Sendic. Lo puedo decir con
propiedad: vi a Sendic (h) en asentamientos planteando la
necesidad de que los trabajadores se organicen para defender
sus derechos y no regalando carne o chapas para que lo
voten. Acá nosotros planteamos que los trabajadores
conduzcan política y económicamente este país. Hay que dar
vuelta la tortilla teniendo en cuenta que en otros sectores
de la sociedad también hay gente honesta.
-¿Cuál será el sueldo que
cobrará como diputado?
-(Se ríe, mira para los costados
del despacho que hoy estrenó). No tengo la menor idea. Dicen
los diarios que los diputados ganan 1.400 pesos por día.
-Usted resuelve sus problemas
económicos.
-Sin duda que sí. Uno al menos
va a poder comer todos los días. Pero acá la idea no es
resolver el problema personal sino defender a los
trabajadores. Además estoy acá por pertenecer a una
organización política y ella resolverá.
-¿Cuáles son las condiciones
de los trabajadores rurales en el Uruguay?
-Lamentables desde todo punto de
vista. Es un sector olvidado por los gobiernos de turno. Los
peones rurales ni siquiera tienen derecho a las ocho horas
de trabajo. Están las 24 horas a disposición del patrón. Los
trabajadores de la forestación están muriendo por omisiones,
por falta de control del Ministerio de Trabajo, que no
obliga a las empresas a cumplir la legislación
correspondiente. Los salarios no superan los 1.300 pesos por
mes (menos de 50 dólares). Esta realidad se repite en todo
el ámbito rural, que en Uruguay abarca unos 170 mil
asalariados.
El Convenio 184 y la
Recomendación 192 –que firmó el gobierno uruguayo con la
Organización Internacional del Trabajo– es fundamental que
nuestro Parlamento los ratifique, pues con ellos se creará
un marco jurídico que amparará en sus derechos a los
trabajadores rurales.
Carlos Caillabet
© Rel-UITA
12 de mayo de 2004
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