En el mundo del trabajo la globalización ha generado cambios fundamentales -y en algunos casos radicales- en las estructuras industriales, administrativas y políticas de las empresas nacionales o transnacionales. Simultáneamente se han fortalecido nuevas formas de relación capital-trabajo que han sido incorporadas a las legislaciones laborales internas de los países, normalmente diseñadas y acompañadas con lobby parlamentario y ante los gobiernos, por parte del sector capital que, hábil e inteligentemente, siempre ha sabido adecuarse a las nuevas realidades para mantener niveles altos de empleo precario y por lo mismo rentable.

En Colombia, por ejemplo, las mal llamadas “cooperativas de trabajo asociado”, o “empresas prestadoras de servicios laborales” (proceso más conocido como tercerización del empleo), sólo contribuyen a la destrucción paulatina de sindicatos y convenciones colectivas, e impiden el real desarrollo de los convenios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), además de ampliar la franja de trabajadores sin protección social, escaso acceso a la educación y a la vivienda y nula posibilidad de recibir una jubilación.

Como respuesta a la preocupación por reducir la brecha que separa al capital de la equidad social y alcanzar la vigencia plena  y real de los derechos fundamentales de trabajadores y trabajadoras, la OIT, el Movimiento Sindical Internacional, varias ONG y empresarios con sentido ético en su desarrollo industrial y comercialización, han ido estimulando y construyendo una normatividad internacional que exige el cumplimiento y el respeto en la práctica hacia los derechos humanos, la exclusión del trabajo infantil, la no discriminación por razón de género, la promoción de programas auténticos de salud, seguridad industrial y bienestar social, la observancia de los derechos de asociación sindical y negociación colectiva, entre otros, para efectuar inversiones de capital y/o convenios de comercialización internacional.

La Iniciativa de Comercio Ético (ETI, por sus siglas en inglés) está constituido por las centrales sindicales inglesas (TUC), la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines (UITA), por empresarios de la comercialización de la floricultura y la ONG OXFAM.

En abril pasado la ETI realizó un foro sobre la floricultura en Colombia con excelente receptividad por parte del gremio floricultor organizado en la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores) y la presencia de las centrales sindicales CUT, CGT y CTC, varias ONG y, obviamente, sindicatos independientes y federados del sector trabajador. El encuentro recibió el acompañamiento de la embajada del Reino Unido.

El éxito del evento se manifiesta en su conclusión fundamental: la constitución de una mesa de diálogo y concertación, con la presencia del gremio empresarial floricultor, el sector trabajador organizado, una ONG que por consenso elijan quienes asistieron de ese sector y el acompañamiento de ETI y de la oficina de la OIT para Colombia.

El sector trabajador organizado y representado por sus sindicatos y centrales nacionales, por unanimidad, delegaron en la oficina de UITA–Colombia la convocatoria y coordinación general del trabajo a efectuar en la mesa de diálogo y concertación. La primera reunión del organismo se efectuó el pasado 21 de agosto, con la presencia del presidente de Asocolflores, doctor Augusto Solano Mejía y su equipo asesor, del sector trabajador con sus voceros sindicales y de la coordinación de la UITA. Como era de prever, se verificaron algunas diferencias de criterio en la definición de las pautas básicas de funcionamiento de la mesa y componentes de representación, aunque es claro  que en el camino se superarán. Lo importante es que se ha iniciado un proceso que debe protegerse y apoyarse, y que, según sus resultados de beneficio mutuo interinstitucional, podría servir de modelo a desarrollar en otros sectores industriales, la economía y el comercio en Colombia.

En Bogotá, Luís Alejandro Pedraza © Rel-UITA 31 de agosto de 2007

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