Con Luis Alejandro Pedraza, de la
UNAC
Hemos reafirmado el rumbo
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-¿Cuál es tu balance del Foro?
-Fue un importante esfuerzo para sentar a organizaciones
de diferente tipo –sindicatos, pequeños productores, asociaciones
civiles- para abordar el tema ya que debe procurarse una concertación
en este ámbito, como preámbulo a la posibilidad de un esquema de
organización conjunto.
También noté que algunas organizaciones quisieron ofrecer
su propio espacio como alternativa, por eso se insistió tanto en Maela
o Ifoam. De cualquier modo, creo que eso es adjetivo ante la
importancia del evento en el cual se llegó a conclusiones muy
positivas, en el sentido de hacer esfuerzos comunes para trabajar en
el tema de la justicia social, para adoptar un discurso coherente que
nos unifique hacia un mismo propósito, y hacer esfuerzos en el terreno
educativo para dotarnos de parámetros pedagógicos coherentes con el
discurso.
Si esto se cumple desde cada una de las organizaciones es
muy posible que se pueda avanzar en un proceso de unificación de
criterios.
-¿Qué resaltarías como lo más importante del Foro?
-Que nadie se haya opuesto a incluir los aspectos sociales
en todas las actividades, no lo digo por los sindicatos para los que
esta es una filosofía intrínseca, sino por los microempresarios que
entendieron que no basta con los proyectos productivos de carácter
familiar sino que en ese campo también hay que buscar la integración.
También las organizaciones interesadas en el proceso de certificación,
entendieron que no podrán avanzar con las organizaciones sociales si
no le dan prioridad a los aspectos sociales de la producción.
-¿Cuál fue el papel de la UITA?
-Fue quien marcó el rumbo y las conclusiones del
encuentro, ya que se recogieron todos los planteos que venimos
haciendo desde hace algunos años relativos a romper las viejas
estructuras atadas meramente al sindicalismo para incorporarles
pueblo, esto es, a aquel que está aislado, marginado, que hace
esfuerzos en solitario para lograr un mejor desarrollo de la sociedad
civil. La UITA salió con su propuesta bien fortalecida y eso se
reflejó muy adecuadamente en el documento final.
-¿Qué está pasando con la UNAC en Colombia?
-En Colombia seguimos manteniendo el rumbo en nuestro
esfuerzo por dotar de organización social a muchos emprendimientos e
iniciativas populares que no la tienen, pero estamos intentando al
mismo tiempo resolver una política económica que nos permita mantener
y desarrollar el proyecto. Tenemos claro que esa política no puede
estar atada a un esquema de dependencia de algún organismo
internacional donante, porque se perdería la autonomía, la dinámica de
que la gente establezca sus propias forma y estructuras que nos hagan
fuertes por su independencia. No obstante estamos preocupados de que
no haya por ahora algún “capital semilla” para afianzar la estructura
en el sentido de que quede preparada para, ahí sí, adoptar una
política de financiación y desarrollo, sea por la vía de la cotización
individual, de la participación en los proyectos que se desarrollan y
tengan comercialización, o por tantos otros medios que se podrían
canalizar recursos. Hasta ahora este tema ha sido desplazado por darle
prioridad a la organización y que fuera cuajando la base social, por
lo que no se ha abordado con la importancia que se le debe dar. Por
eso estamos trabajando fuerte en el Congreso para este año, que será
entre julio y septiembre. Esperamos poder canalizar recursos del
gobierno colombiano y de la propia UITA, y así poder discutir los
estatutos necesarios para vertebrar a la UNAC en lo económico y lo
político. En este Congreso se definiría el método de participación
económica de las organizaciones y dos o tres años adelante pensamos
que habríamos alcanzado el punto de equilibrio para poder continuar
solos y empezar a cumplir con los compromisos que tiene la UNAC
consigo misma y con las organizaciones con las que tiene relaciones
institucionales como es la misma UITA.
Carlos Amorín
©
Rel-UITA
Febrero
2005
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