Uruguay
Un hongo afecta monocultivos
forestales en Chile
Que el caso sirva para repensar el modelo
forestal en Uruguay |
El ejemplo forestal chileno
El
modelo forestal implementado en Uruguay se basa en
los mismos argumentos y tiene los mismos objetivos que el
modelo chileno. Es más, éste último siempre ha sido
presentado como la mejor prueba del “éxito” de este modelo
de grandes plantaciones de pinos y eucaliptos.
A los impactos sociales y ambientales ya documentados en
Chile se suma ahora un nuevo problema, que muestra la enorme
debilidad del modelo. A principios de junio un periódico de
circulación nacional en Chile daba a conocer una
misteriosa enfermedad que inquieta a las compañías
forestales, en la zona de Arauco, al sur de del país.
En esa región de Chile, en el 2003 las plantaciones
de pino comenzaron a ser atacadas por una enfermedad que aún
no ha sido identificada y que tiene muy preocupada a la
industria forestal. La enfermedad ataca las hojas de los
pinos, tornándolas rojizas, otras en tono gris y algunas
simplemente se secan totalmente hasta morir. Esta enfermedad
ataca a principios del invierno y los pinos afectados son de
entre 1 y 20 años de edad.
El académico Eugenio Sanfuentes, de la
Universidad de Concepción, que investiga la patología,
explica que “cuando el árbol pierde su follaje disminuye su
fotosíntesis y, por lo tanto, crece menos y más lentamente.
Cuando la defoliación es persistente o severa, el pino puede
manifestar algún un tipo de estrés y quedar susceptible al
ingreso de otros agentes patógenos. Incluso, cuando las
pérdidas de follaje son consecutivas y lo atacan otros
hongos, el árbol puede eventualmente morir”.
Desde que esta enfermedad misteriosa ronda por el sur de
Chile en las plantaciones de este pino, los esfuerzos no
han sido suficientes para encontrar la explicación
científica de la aparición de la misma.
Salvando pinos a
costa de la gente
Para poder controlar e impedir que esta enfermedad se
propague, las empresas forestales han aplicado funguicidas
sobre estas plantaciones, sin importarles el hecho de que
las poblaciones adyacentes y sus fuentes de agua sufrieran
las consecuencias.
Si bien todavía no logran saber el origen de la enfermedad y
que hasta ahora los expertos solo pueden decir que es
causada por un “hongo desconocido”, han decido aplicar en
forma área el funguicida Captan, una sustancia altamente
tóxica que no debería de ser utilizada en fumigaciones
aéreas. Sin embargo, las autoridades chilenas del Servicio
Agrícola Ganadero han autorizado el uso del funguicida
Captan, teniendo en conocimiento de los graves peligros
del uso de esta sustancia, agravados por su aplicación en
forma de fumigaciones áreas.
Las poblaciones afectadas han manifestado síntomas físicos
después que pasan los aviones fumigando, tal como irritación
en los ojos, dolores de cabeza, náuseas, vómitos y diarrea,
también han denunciado la muerte de sus colmenas.
Pero lo que importa es salvar la inversión de las grandes
empresas forestales chilenas, sin importar el costo social,
ambiental o la salud de las comunidades locales.
Aprender del caso
chileno
De la misma manera que el caso chileno sirvió para
justificar la expansión de los monocultivos forestales, lo
que ahora está sucediendo en Chile debería servir
para aprender de sus errores y limitar la expansión de tales
plantaciones en Uruguay.
En ese sentido, el problema inherente a tales plantaciones
es que se trata de monocultivos a gran escala, expuestos en
cualquier momento a ser atacados por una plaga o enfermedad
capaz de diezmarlos.
En nuestro país ya tenemos experiencia sobre el tema. En la
década de los 60, se empezaron ha hacer grandes plantaciones
de Pinus radiata (el mismo ahora afectado en Chile
por el hongo), pero pocos años después hubo que suspender
todas las plantaciones porque los pinos fueron primero
atacados por la polilla del brote (Ryacionia buoliana), y
posteriormente por un hongo asociado llamado Diplodia pinea.
En el momento actual, los nuevos pinos que se introdujeron (elliottii
y taeda) están siendo atacados por una pequeña avispa (Sirex
noctilio), que a su vez debilita a los árboles y los expone
al ataque de hongos que los llevan a la muerte.
En términos más generales, en un manual de la FAO se
reconoce que en Uruguay ha habido un aumento de las
plagas y de enfermedades tanto es eucaliptos como en pinos.
En el caso de los eucaliptos, son afectados por 8 plagas y
21 enfermedades, en tanto que en pinos hay 7 plagas y 12
enfermedades.
En ese contexto, y en base a lo que está sucediendo en
Chile cabe preguntar: ¿Cuál sería la actitud de nuestras
autoridades si las 800.000 hectáreas de eucaliptos y pinos
fueran atacadas por alguna enfermedad o plaga? ¿Estarían
dispuestas a tomar las mismas decisiones que las autoridades
chilenas para la “protección de las monocultivos
forestales”, implicando un uso masivo de agrotóxicos?
¿Estarían dispuestas a contaminar a la gente para defender
las inversiones de las empresas forestales?
Sería bueno que este ejemplo sirviese a las autoridades
uruguayas para darse cuenta de que ningún monocultivo y en
este caso el forestal, es ambiental ni socialmente
sostenible, sino que todos están permanentemente expuestos a
la aparición –más tarde o más temprano- de plagas y
enfermedades. Pero el caso de los monocultivos de árboles es
aún peor, ya que por las grandes dimensiones –tanto de las
plantaciones como de los árboles en si,- la aplicación de
agrotóxicos para protegerlos puede implicar daños sociales y
ambientales que la sociedad de ninguna manera puede aceptar.
¿No habría que repensar entonces el modelo forestal hasta
ahora predominante?
Los impactos de los monocultivos forestales en nuestro país
ya se pueden apreciar. RAPAL Uruguay junto con varias
organizaciones del país en el mes de abril ha lanzado una
campaña exigiendo la suspensión de la forestación y que se
haga una evaluación económica, social y ambiental de la
misma.
RAP-AL Uruguay
Red de Acción en Plaguicidas
en América Latina
8 de agosto de 2007 |
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Ilustración:
reterioja.es
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