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Las inversiones extranjeras en actividades agrícolas, de 
extracción mineral y petróleo crecen en un ritmo mayor que 
en los rubros de la industria y servicios. La información 
pertenece a un estudio del Instituto de Pesquisa Económica 
Aplicada (IPEA). 
Hasta el 
año 2000, el sector primario de la economía participaba con 
un poco más de 2 por ciento del total de esos recursos. En 
2007, llegó a 14 por ciento, recibiendo más 12 mil millones 
de dólares. Las inversiones extranjeras crecieron 500 por 
ciento en el período.  
  
El cambio de rumbo de las inversiones está relacionado con la 
inserción brasileña en el mercado de la producción de 
agrocombustibles, alimentos y otros insumos y con el alza 
del precio de esos productos, hecho que torna al sector 
primario cada vez más atractivo para inversiones. 
  
El grupo británico Clean Energy Brazil, por ejemplo, 
desembolsó en un año 200 millones de dólares en el sector 
sucroalcoholero de Brasil y tiene el control total de 
tres usinas de etanol, azúcar y energía. 
  
El economista del Instituto de Estudios Socioeconómicos, 
Evilásio Salvador, advierte sobre las consecuencias de 
este proceso. 
  
“Estratégicamente, eso puede traer una dependencia mayor de 
esos capitales externos en sectores vitales como el de la 
producción de alimentos, que es esencial en términos de 
abastecimiento y seguridad alimentaria de la población. Y ni 
se habla de que la llegada de las inversiones extranjeras 
tiene una contrapartida que es la de las remesas de esos 
lucros para el exterior, hecho que puede tener implicaciones 
en el saldo de las transacciones corrientes.” 
  
Evilásio 
advierte que, debido al valor apreciable del real brasileño 
frente al dólar, esos inversores tienen una doble condición 
de ganancia. Ganan con el cambio, ganan con los ingresos de 
las empresas donde fue invertido dinero y cuando el lucro es 
remitido al exterior no se paga impuesto a las ganancias. 
  
Silvia 
Adoue
 
Radioagência Noticias do Planalto 
15 de 
julio de 2008 
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