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 Uruguay

Con el productor rural Antonio Soria

La agroecología, una esperanza

 

 Bella Unión, el malogrado "polo de desarrollo" del norte uruguayo, actualmente se debate entre la pobreza y la desesperanza. Algunos productores cifran sus expectativas en la agroecología y en una forma de vivir no consumista. Uno de ellos es Antonio Soria.

 

 

A poco de superada la crisis mundial de 1929, tras el crack de la bolsa de Nueva York, Uruguay transita el camino del crecimiento industrial: aumenta el área cultivada de oleaginosos, sacarígenos y vid; se incrementa la mecanización del agro; se desarrollan importantes obras de infraestructura y se consolida una base empresarial constituida por pequeños productores.

 

Pero la expansión de la producción agrícola no resulta acompañada por el aumento del rendimiento. La mecanización responde más a la política de ventas de los fabricantes de maquinaria agrícola que a las reales necesidades de la producción. Desde 1953 aumentan los subsidios al agro mientras se desbarrancan los precios internacionales de la producción.

 

A partir de 1959, se reducen los subsidios a la agricultura; comienza la apertura del país al mercado externo y se firman las primeras cartas de intención con el Fondo Monetario Internacional, proceso que desemboca en el modelo de economía neoliberal que hasta hoy padece Uruguay.

 

De 1959, año del triunfo de de la revolución cubana, es que datan también los esfuerzos de Estados Unidos por buscar otras zonas de Latinoamérica para producir caña de azúcar. Una delegación de la embajada de Estados Unidos visitó por entonces Bella Unión, encabezada por su agregado agrícola Henry Buckhardt, con el fin de "conocer la zona, su producción y características"

 

Los resultados de esta "visita" no se hicieron esperar. En 1961 el grupo económico American Factory compra los cultivos de propiedad nacional de la compañía LARSA y el ingenio azucarero CAINSA en Bella Unión.

 

Como contrapartida a la irrupción de "los gringos" aparece en escena Raúl Sendic, un abogado laboralista de origen socialista que poco tiempo después se convertiría en líder de una de las organizaciones de guerrilla urbana más "notorias" e importantes de América Latina: el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Sendic, y otros luchadores sociales, se integran a los trabajadores cañeros de Bella Unión y juegan un papel primordial en la organización de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA). Se abre entonces una etapa de duras luchas en las que el sindicato logra conquistas laborales como la jornada de ocho horas.

 

La dictadura, instaurada en 1973, liquida los movimientos gremiales y a partir de la restauración institucional de 1985 los sucesivos gobiernos de los partidos tradicionales uruguayos, el Blanco y el Colorado, consolidan el modelo neoliberal.

 

Durante la década de los 80 y principios de los 90 se intenta generar en Bella Unión un "polo de desarrollo" en base a créditos y a la expansión del área cultivada. Bella Unión llega a contar con el mayor complejo agroindustrial cañero del país. Pero el proyecto se derrumba y actualmente el panorama es desolador: productores endeudados resisten las ejecuciones judiciales; las fuentes de trabajo son prácticamente inexistentes; los jóvenes emigran y un cinturón de miseria se expande y acorrala a la ciudad. Las tensiones sociales parecen no encontrar una válvula de escape y los habitantes pierden referentes y esperanzas.

 

No todo está perdido

 

Un protagonista de esta historia es Antonio Soria. Una vida como vecino del lugar y casi medio siglo como peón y pequeño productor hortícola (22 hectáreas) hacen su voz ineludible a la hora de hablar de Bella Unión y de explorar futuros.

 

- Don Antonio, venimos a hablar con usted porque otros productores nos dicen que es un referente.

 

- ¡Yo referente! Será por lo golpeado.

 

- Por lo menos reconozca que ha sido y es un protagonista de la historia más reciente de esta zona. Díganos ¿qué diferencias nota entre aquella ciudad de Bella Unión de sus años mozos y ésta? (Soria parece no escuchar la pregunta; trae unas sillas y nos invita a sentarnos)

 

- Mire, acá éramos unas cuatro mil personas y eso que se llama sociedad de consumo no existía. Nada de dólares ni de bancos. Tanto el patrón como el peón trabajaban de sol a sol. Trabajar era la consigna. La información llegaba, en el mejor de los casos, muy fragmentada y tarde a través del jefe de la estación de ferrocarril y del comisario.

 

Yo plantaba tomate y de eso vivía. No sé si mal o bien: vivía acorde a aquella época en que había poca cosa en qué gastar.

 

El cambio llega después del 55, cuando comienza lo que le llaman la Revolución Verde, que, decían, iba a terminar con el hambre en el mundo. A comienzos de los años 60 aparece Raúl Sendic y los trabajadores obtienen las jornadas de ocho horas y otras conquistas sociales.

 

- Por entonces hay enfrentamientos entre patrones y trabajadores. En Montevideo se pensaba en Bella Unión como un pueblo casi en guerra: marchas de cañeros, ocupaciones de ingenios azucareros con dueños estadounidenses, represión...

 

- Sí, es cierto, pero Bella Unión no escapaba ni escapa a lo que era y es el Uruguay.

 

- Bella Unión está en la esquina del país más alejada de Montevideo.

 

- Bella Unión es parte del Uruguay, con sus características especiales, pero es parte del Uruguay.

 

- ¿Cómo era aquel Uruguay de 1955?

 

- Un país que entraba en crisis y que no se iba a arreglar con violencia. Cuando termina la Segunda Guerra Mundial descienden las exportaciones. Durante la guerra éramos, o mejor dicho, parecíamos ricos. La carne se vendía muy bien pero también los gobernantes eran otros...

 

- En 1958 pierden el gobierno los colorados, asumen los blancos.

 

- No me gusta hablar de colores porque hay cosas que no puedo discernir bien, pero sí sé que los gobiernos ahora no apuntan a la producción: apuntan al mercado financiero y si no hay producción no hay trabajo, y si no hay trabajo ya se sabe lo que pasa.

 

- ¿Ahora hay menos contracción al trabajo? ¿Se ha perdido confianza en los gobernantes?

 

- En Bella Unión no se ha perdido la contracción al trabajo pero sí se ha perdido confianza en los gobernantes. Fíjese: los últimos gobiernos decían que nos endeudáramos en dólares que el país tenía estabilidad y ahora estamos todos endeudados y arruinados. Hasta el que se compró una motito para ir a trabajar está endeudado. Los que no se endeudaban eran burros y resulta que ahora los burros somos los que nos endeudamos.

 

Hoy si se tienen diez mil dólares es más seguro guardarlos que invertirlos en la producción. Pero hay que dedicarse a la producción, porque es la llave de la economía. No hay otra.

 

- ¿Cómo? ¿De qué forma? Porque a nadie le gusta perder plata o endeudarse por más que la producción sea la llave de la economía.

 

- Hay que sensibilizar al gobierno. Que el gobierno apoye a la producción.

 

- ¿Qué debería hacer el gobierno?

 

- Si yo fuera gobierno le daría a los productores diez años para pagar las deudas y dinero fresco para que produzcan, paguen y sobrevivan. (Soria hace una pasusa, queda pensativo.) Otro problema es que la mayoría de los campos los han comprado brasileños y argentinos y si seguimos así, los uruguayos nos quedaremos sin nada.

 

- ¿Cuál es el piso del endeudamiento individual de los productores de Bella Unión?

 

- Es difícil saberlo con exactitud, pero no debe bajar de los 50 mil dólares.

 

- ¿Qué va a hacer? ¿Qué van a hacer?

 

- Acá nos reunimos en la Cooperativa Uruguaya Solidaria de Afiliados (CUSAF), cuya finalidad es pagar las deudas en forma solidaria; pero hay que conseguir más socios para lograr financiamiento y en principio frenar las ejecuciones. Ahora se viene una avalancha de ejecuciones. Hay mucho para hacer, pero organizados. En Bella Unión entraban hasta 50 millones de dólares anuales por concepto de ventas al mercado interno y externo. Ahora se importa azúcar crudo.

 

En materia de producción de caña de azúcar estamos ensayando con producción –que no me animo a decir orgánica– sin herbicidas ni fertilizantes químicos, asesorados por Leonardo de León, técnico agrario de la Rel-Uita. Ya se hizo un ensayo con azúcar rubia y anduvo bien.

 

- ¿Es rentable la producción orgánica?

 

- Seguro que sí, porque los herbicidas y fertilizantes son caros y además dañan la salud y el medio ambiente. El punto más importante es que no se trata de una producción para una sola persona si no para muchas. Cuando hablamos de caña orgánica hablamos de pequeñas áreas de cultivo, pero con más trabajo y una mejor distribución de la riqueza.

 

- ¿De qué número de productores habla?

 

- Por ahora de unos veinte o treinta productores agroecológicos en predios pequeños Se les está enseñando a los productores jóvenes.

 

- ¿Por qué no abordaron esta forma de producir antes?

 

- Antes algunos lo hacían, pero sin que a nadie se le ocurriera llamarlos "productores orgánicos". Antes se carpía y no se echaban herbicidas, pero cuando se aumentó el área de cultivo se comenzó a emplear productos químicos.

 

- ¿Cuál de las dos producciones es más económica en materia de insumos?

 

- De diez cajones de morrones se precisan siete para pagar los productos químicos. Saque la cuenta.

 

 

Carlos Caillabet

© Rel-UITA

12 de marzo de 2004

 

 

Fuente consultada:


"Bella Unión: de la estancia tradicional a la agricultura moderna", de María Inés Moraes, Banda Oriental, Montevideo, 1990.

 

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