La locura de los agrocombustibles |
Cada vez queda más claro que los agrocombustibles no
solamente no son una panacea ambiental para enfrentar el
cambio climático, sino por el contrario, lo van a empeorar.
Al mismo tiempo van sentando las bases para nuevas crisis alimentarias y de escasez de agua, junto
a la expulsión de campesinos e indígenas de sus tierras,
todo ello con amplias repercusiones económicas, sociales y
ambientales negativas, principalmente para las poblaciones
del tercer mundo
Según
afirma la organización internacional Grain en un
documento reciente titulado "No a la fiebre de los
agrocombustibles" (www.grain.org),
"para comprender lo que esta ocurriendo, es importante hacer
hincapié en que la agenda de los agrocombustibles no la han
hecho autoridades preocupadas por evitar el calentamiento
global o la destrucción ambiental (...) La forma en que se
van a expandir los agrocombustibles ya ha sido definida, y
ese camino lo siguen las transnacionales y sus aliados
políticos. Quienes tienen el control son algunas de las
empresas más poderosas del planeta: las industrias
automovilísticas y petroleras, los comerciantes del rubro
alimenticio, las compañías biotecnológicas y las firmas
dedicadas a las inversiones a nivel mundial".
A ninguna de
esas empresas les interesa el bien común de la gente ni del
planeta, solamente están interesadas en ver como aumentan
sus ganancias.
En muchos
países -incluyendo Europa y Estados Unidos- se
han aprobado leyes o normativas para promover los
agrocombustibles, seguidas de importantes subvenciones
públicas para quienes se reconviertan a estas actividades a
gran escala. Pero, como plantea Grain en su informe,
es increíble que en el debate sobre agrocombustibles y cambio
climático, ninguna autoridad parece haber recapitulado sobre
las causas de las emisiones de gases de efecto invernadero y
como atenderlas realmente. Parece que todo se tratara de
cómo alimentar a los autos y si acaso hacerlos más
eficientes para que contaminen un poco menos (lo cual ni
siquiera está probado que suceda con los agrocombustibles).
Basándose
en el Informe Stern sobre la economía del cambio climático
-encomendado por el gobierno británico- Grain reporta
que "el transporte mundial es un importante productor de
gases de efecto invernadero, con 14 por ciento de emisiones
del total, pero la agricultura industrial es responsable de
exactamente el mismo porcentaje de emisiones".
Complementariamente, las emisiones producidas por el cambio
de uso de la tierra (debido fundamentalmente a la
devastación de bosques y áreas naturales provocada en gran
parte por el avance de la frontera agrícola industrial y las
plantaciones de monocultivos forestales) representan 18 por
ciento del total. "No se puede más que concluir que el
modelo agrícola industrial es el principal factor del
calentamiento global", afirma Grain, "y este es,
precisamente, el tipo de agricultura que promueven los
agrocombustibles".
Dentro del
modelo agrícola industrial, los fertilizantes, seguidos de
la ganadería intensiva son las mayores fuentes de emisiones
de efecto invernadero, debido a las grandes cantidades de
nitrógeno que se vierten en el suelo, que más tarde es
liberado a la atmósfera como óxido nitroso. A su vez, este
tipo de agricultura provoca gran erosión y degradación del
suelo, coadyuvando también así al cambio climático.
Según la
FAO, si se continúa con las prácticas actuales,
500
millones de hectáreas de tierras arables desaparecerán,
contando sólo al tercer mundo. Con los agrocombustibles, no
se continúa con las prácticas actuales sino que se aumentan
e intensifican.
La
agricultura industrial es, además, el principal consumidor
de agua dulce, con 70 por ciento del uso de agua a nivel
global, por lo que otros autores han señalado el enorme
riesgo que implica la expansión de estas prácticas
agrícolas.
Para la
expansión de los agrocombustibles, las empresas requieren
mucha más tierra de la usada actualmente. Por eso, se están
ocupando para esos fines, campos que antes se usaban para
alimentos, con lo cual provocan el alza del precio de éstos;
se invaden áreas que antes eran bosques y otras áreas de
gran diversidad que así dejan de contribuir a la regulación
ecológica y de suelos; se promueve que agricultores y
campesinos siembren para la demanda industrial de
agrocombustibles de los países del norte, sumiendo a los
campesinos en mayor dependencia con las transnacionales,
haciéndolos perder sus propias fuentes de alimento y
erosionando sus suelos. Cuando esto no funciona,
directamente se los despoja de sus tierras por diversos
mecanismos. De la India ya llegan noticias de
campesinos desplazados para plantar jatropha1 para biodiesel.
"Todo
esto", afirma Grain, "no significa ni más ni menos
que la reintroducción de la economía colonialista de
plantaciones, rediseñada para funcionar bajo las normas del
mundo neoliberal globalizado".
Silvia Ribeiro*
Tomado de Ecoportal
2 de agosto de 2007
NdE: destacados nos
pertenecen
* Investigadora del Grupo ETC
1
Jatropha curcas, usada desde hace mucho tiempo para extraer
de sus semillas
el "aceite de Jatropha".
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