Las
catástrofes naturales son tan viejas como el mundo. Lo
novedoso no consiste en que ellas se produzcan, sino en que
el hombre contribuya activamente a que tengan lugar. Ese
aporte escalofriante al desequilibrio ambiental recibe un
nombre: "calentamiento global", designación que esconde el
papel inductor del hombre en la multiplicación de las
atrocidades que enferman la Tierra.
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