Después de dos
meses de fuertes tensiones, las oficinas regionales del Instituto Nacional
Agrario (INA) fueron desmilitarizadas y el personal pudo regresar a su trabajo.
El SITRAINA advierte sobre el doble discurso del gobierno hondureño, que
aparenta buscar la reconciliación y al mismo tiempo profundiza la represión
selectiva contra las organizaciones campesinas.
El pasado 20 de
enero, las instalaciones del INA en el departamento de Colón fueron
desmilitarizadas.
Los uniformados
abandonaron el lugar, dando por terminada la intervención decretada hace dos
meses por Porfirio Lobo, supuestamente para buscar armas e
irregularidades administrativas.
“Los
trabajadores y trabajadoras nos reunimos como siempre frente a las instalaciones
del INA para mantener la presión. Sorpresivamente, los miembros de la
Comisión Interventora nos dijeron que ya iban a levantar la intervención
administrativa -dijo a Sirel la presidenta de la seccional de Tocoa del
Sindicato de Trabajadores del Instituto Nacional Agrario (SITRAINA),
Esly Banegas-.
Entregaron las
instalaciones al director del INA, César Ham y finalmente pudimos
acceder a nuestras oficinas. No nos dieron ninguna explicación de lo ocurrido,
pero fue evidente la decepción de lo militares y los policías al no encontrar
absolutamente nada de irregular, mucho menos armas”, destacó la dirigente
sindical
Suciedad,
deterioro y computadoras dañadas fue lo que encontró el personal al entrar a las
instalaciones tomadas por la fuerza de las armas.
“Lo que ha
pasado es absurdo. No dudamos que el objetivo era golpear al sindicato y que el
ataque a nuestra seccional era la primera etapa de una escalada a nivel
nacional. Por algún motivo que desconocemos no pudieron hacerlo y no concretaron
sus planes.
Lo único que
lograron fue perder dos meses de trabajo sin ningún motivo -continuó Banegas-,
atrasando los proyectos de reforma agraria y afectando a las familias
campesinas”.
La directiva
del SITRAINA dijo también que el Sindicato está listo para reanudar el
diálogo con el director del INA, y así superar el fuerte conflicto del
año pasado.
“Nunca nos
opusimos a un plan de reestructuración del INA siempre y cuando se
respete lo que prevé el Convenio Colectivo. Ya conversamos con César Ham
y demostró una actitud más abierta. Ojalá sea sincero, pero el SITRAINA
no va a bajar la guardia”, dijo Banegas.
El doble
discurso
Pese a ese
desenlace positvo y a una posible reactivación de la negociación entre el
Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA) y el gobierno, para el
cumplimiento de los acuerdos firmados en abril de 2010, no cesa la represión en
el Bajo Aguán.
De acuerdo con
un comunicado de la Red Popular del Aguán, el pasado 2 de enero, el joven
Franklin Padilla, de la comunidad El Despertar, fue herido de gravedad
por guardias de seguridad de los productores palmeros Miguel Facussé y
René Morales.
El 8 de enero
fue secuestrado el directivo del MUCA y del Frente Nacional de
Resistencia Popular (FNRP), Juan Chinchilla. Después de dos días
de cautiverio logró escapar de sus secuestradores.
El 17 de enero,
desconocidos intentaron secuestrar a Sergio Pineda, simpatizante del
MUCA y persiguieron con armas en mano al miembro de esta misma organización,
Celeo Rodríguez, quien había salido de su casa al escuchar los disparos.
El 18 de enero,
el dirigente magisterial y directivo del FNRP, Wilfredo Paz,
denunció la presencia de desconocidos vigilando su casa, mientras que el 22 de
enero, el profesor René Turcios y Rudy Hernández, dirigente del
MUCA, fueron perseguidos mientras se dirigian hacia un asentamiento
campesino.
Ese mismo día,
dos vehículos entraron al asentamiento de Elixir y dieron persecución disparando
al joven campesino Jorge Santos, quien finalmente logró escapar.
Una represión que se expresa también a través del
ataque sistemático a las conquistas sociales del campesinado, como la sentencia
de la Corte Suprema de Justicia que declaró la inconstitucionalidad del Decreto
18-2008, emitido por el ex presidente Zelaya para resolver el delicado tema de
la mora agraria".
“Se demuestra
una vez más la doble cara de este régimen: por un lado aparenta buscar la
reconciliación y por el otro profundiza la represión contra las organizaciones
campesinas y la Resistencia.
Quieren
asustarnos, desmovilizarnos, crear un clima de terror, pero no lo están
logrando. Por el contrario están obteniendo una mayor unidad en la lucha del
Sindicato”, concluyó Esly Banegas.
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